Helios Herrera
Director general de HH Consultores
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Los malos castings con la pareja, la alimentación que llevas, el estilo de vida, la carrera que estudiamos, lo que hago y lo que no hago, son una elección.
Los seres humanos somos los únicos seres conscientes de nuestras decisiones, un perro puede decidir (que más que decidir es actuar) sin embargo no está consciente de sus decisiones ni de las consecuencias de sus actos.
Tú y yo estamos conscientes de nuestras decisiones, aunque elegimos muy a lo bruto en vez de darnos cuenta de la gran responsabilidad que el “libre albedrío” conlleva.
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Premisas respecto al poder de la elección:
1.Elegir es renunciar, cada decisión tiene una renunciación, “yo decidí estar aquí hoy y renuncié estar en otro lugar”.
Muchas personas no toman decisiones, justamente por no querer renunciar a otra cosa, no actuamos por miedo a perder aquello a lo que renunciamos.
Queremos elegir esposa, sin renunciar a todas las demás mujeres; queremos una vida sana, sin renunciar a las hamburguesas con queso, “No hay forma”. Hay que asumirlo.
2.No elegir en sí mismo implica una elección
Por ejemplo: “Me invitan a dos fiestas, no sé a cuál de las dos elegir, me tardo tanto en elegir alguna, que decidí no asistir a ninguna de las dos, decidí renunciar a las dos, NO estamos tomando elecciones en consciencia. Hay que actuar.
3.Somos, nos convertimos en la suma de nuestras decisiones actuadas
Tú estás en donde estás por todas tus decisiones, el lugar en dónde estás es el cúmulo de tus decisiones “nuestros actos nos siguen” hasta aquí te pudo traer la mejor versión de ti mismo, nadie más tiene la culpa, aunque busquemos a quién culpar de nuestra situación de vida.
Incluso culpamos a Dios:
- Nos vemos mañana a las 8 en punto,
- ¡Si Dios quiere!
- (Llega a las 10 am)
- ¿Qué pasó?
- ¡Dios no quiso!
Tú decidiste levantarte más tarde, hiciste o no hiciste lo necesario para cumplir con aquello con lo que tú mismo te comprometiste, sin embargo, nadie es responsable de lo que cada uno de nosotros somos, ¡más que nosotros mismos!
Decidimos las acciones (consciente o inconscientemente) también aceptamos las consecuencias.
Imagina un gordo, todos los días desayuna pizzas, tortas, tacos, etc., decidió (en conciencia) comer la torta, fue consciente de la decisión, mas no necesariamente de las consecuencias.
Si pudiera ver las venas tapadas de colesterol, estamos seguros que podría tomar una decisión más informada y enfocada en las consecuencias.
Es de suma importancia percatarnos que cada uno de nosotros decidimos el cuerpo que tenemos, el matrimonio que tenemos, etc…
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La realidad es que nos falla esta conexión entre la acción y la consecuencia: ¡Sí, tú fabricaste tu realidad!
Pero ¡cuidado!: “Tenemos exactamente lo que nos merecemos”
Somos la suma de nuestras decisiones, ya sea para bien o para mal.
Por ejemplo: me merezco los problemas que tengo de dinero, porque no ahorro, no invierto, no busco un mejor trabajo, un negocio o bien una actividad que me dé un ingreso alternativo.
Si mi mujer me pone el cuerno, es consecuencia de mis actos, es porque no la procuro, no le dedico tiempo, dejé de ser detallista, romántico y ten por seguro que no faltará quien sí tenga tiempo.
Aunque no va sólo para el lado negativo, estas premisas también aplican para lo positivo: si tienes una carrera productiva, una mujer maravillosa, un hombre excepcional, un cuerpo escultural, una salud óptima, es porque te lo mereces, porque has trabajado por conseguirlo, tomando decisiones, afrontando las consecuencias…
No es simplemente “suerte”, es esfuerzo, dedicación y decisiones, sumadas a los actos.
Hay gente que dice: con la cara linda como tú, cualquiera tiene éxito; sin embargo, sabemos que la cara bonita no fue suficiente, te abrió puertas, sí, tal vez, pero hay que actuar, ganarse y mantener el lugar que deseas.
23 años de matrimonio exitoso, no es fortuna, es trabajo, dedicación paciencia de ambas partes, es un trabajo constante.
Como lo comentamos: “No elegir, implica una elección” Y cabe mencionar que: “si tú no eliges, la vida u otro elige por ti”. Si lo piensas demasiado, el tiempo no se detiene y la vida exige decisiones, todos los días avanzan, cada día que pasa nos acercamos al día de nuestra muerte, y nos pide a gritos tomar decisiones.
La existencia es el lienzo, la materia prima de la vida, pero nosotros decidimos el óleo y qué pintamos en ella
Aunque por otro lado, hay gente a la que le cuesta mucho trabajo tomar una decisión, es una competencia difícil, misma que hay que practicar constantemente, tanto así que un Director General de cualquier empresa, cobra mucho dinero tenerla y aplicarla.
Por lo tanto, hay que aprender a tomar decisiones y luego ensayar. Parte de practicar es entender que tú no sólo decides la acción, decides además la consecuencia. Si estas consciente que lo que decides genera determinadas consecuencias, estás empezando a desarrollar esta competencia.
“Si no sabes qué ponerte en la mañana, empieza por ponerte contenta, porque así la vida es más fácil”
Hacemos a los niños inútiles, porque decidimos por ellos, se forman inseguros debido a nuestras propias inseguridades, no les permitimos equivocarse, aprender a decidir, los vestimos, les decimos a dónde ir, o qué hacer, y es que el tema es que nos da miedo el error, no estamos dispuestos a aceptar el precio del fracaso, nuestra cultura “diosifica” la victoria.
Entendamos pues que el error es un componente de la vida, es la cuna del aprendizaje; incluso todo el método científico se fundamenta en el error de la práctica, investigar cómo sí salen bien las cosas.
Cuando el error se convierte en la aceptación, estamos evolucionando y creando una nueva competencia, el siguiente paso es:
¿qué aprendo de esto?
Si entiendo que el error es un proceso de aprendizaje, la acción que acabo de tomar, no lo vuelvo a hacer y/o lo haré diferente, ergo existe en mi aprendizaje.
Entonces, tú y yo decidimos cómo nos queremos sentir a partir de nuestras decisiones, tú decides sentir a partir de las circunstancias
Elegir es una de las prerrogativas más extraordinarias que se nos entregó a la raza humana, el problema en realidad es cómo enfrentas las situaciones. Y si no estamos conscientes de nuestras decisiones, culpamos a otros
La mala noticia es que todo lo que tú y yo tenemos actualmente no se puede cambiar hoy, es consecuencia de las decisiones del pasado, es tu realidad, y debes aceptarla, la buena noticia es que hoy mismo puedes empezar a fabricar lo que deseas para el futuro, únicamente hay que tener presente que debemos pagar el precio, día con día. Hoy puedes decidir a fabricar lo que mereces en tu vida; incluso puedes decidir cambiar lo que crees que mereces en tu vida, es decir empezar a modificar tu realidad
Empieza desde ahora a decidirlo, sabiendo que no hay receta corta para el éxito o la felicidad. Identifica: “qué es lo que tengo que hacer para lograr lo que quiero lograr y posteriormente, te invito a afrontar las consecuencias de ello y actuar para comenzar el cambio”.
Elige primero qué es lo que quieres, porque es más fácil ser barcos sin timón y echarle la culpa a la marea. Sé consciente que Dios te dio la vida (para quien cree en un Dios), tú decides cómo vivirla y qué poner en el cuadro de tu vida.
Si tú descargas en otro la responsabilidad de tus decisiones, de todas formas tú vas a afrontar las consecuencias de las decisiones, no hay escapatoria, de todas formas las consecuencias te van a alcanzar a ti. Tú, ¿ya sabes qué quieres que se manifieste en tu realidad?
Si no sabes, se convierte en una cadena de eventos desafortunados, no sabes lo que quieres, no decides, no haces nada, alguien más decide por ti, luego entonces no te gusta lo que tienes, sin embargo sigues sin decidir lo que quieres para tu vida, y comienza el ciclo de nuevo. Las decisiones de hoy impactan (en cadena) las decisiones del resto de tu vida.
Sin embargo, en cualquier momento puedes decidir cambiar la decisión equivocada y puedes rectificar, cambiar tu realidad actual y futura. Todos los días tienes la potestad de tomar nuevas decisiones.
La decisión + acción = tu vida
Así que la decisión está en tus manos, elige ahora qué es lo que quieres, afronta las consecuencias y cambia a partir de hoy tus acciones para generar la realidad que deseas.
“Piensa, Reflexiona y Actúa”