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Del miedo y otros horrores hacia el amor – parte 2

Seguimos con el tema del miedo hacia el amor, deben de leer esto.

octubre 6, 2014

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Lucy Romero
Terapeuta clínica de pareja
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• El miedo es nuestra respuesta natural ante el peligro (real o imaginario). Y normalmente se manifiesta como una sensación desagradable que atraviesa nuestro cuerpo, mente y alma. Puede deberse a algo que sucedió o creemos que sucedió; sucede o creemos que sucede y podría pasar o creemos que podría pasar. Es difícil de controlar y provoca todo tipo de reacciones físicas, emocionales y psicológicas que alteran nuestra vida, incluyendo las relaciones actuales o futuras de pareja.

• Nuestras actitudes ante la vida, generalmente se hayan condicionadas, en gran medida, por los temores que brotan de nuestro interior; en grados tan diversos que van desde la timidez hasta el pánico desatado, pasando por la alarma, la agresividad, el miedo y el terror.

• El miedo nos aparta de la realidad y nos hace entrar en un mundo subjetivo, paralizante y desbordante.

• El miedo, también, es la raíz de las actitudes o emociones negativas que nos alejan de la posibilidad de establecer relaciones afectivas profundas, honestas y basadas en la mutua confianza. Algunos horrores que causa el miedo son:
a) Envidia.
b) Ira.
c) Estar a la defensiva
d) Prejuzgar
e) Resentimiento
f) Odio
g) Deseos de venganza

• Generalmente el miedo al amor surge o aparece como consecuencia de un momento traumático en el que la persona sufrió. Y es que, como sabemos, las experiencias pasadas marcan nuestro presente y nos condicionan de cara al futuro. Y, en este caso en concreto, a la llegada de un nuevo amor.

• El miedo sin canalizar nos predispone a generar pensamientos negativos que nos llevan a actuar de formas muy poco atractivas. Podemos comportarnos con agresividad: mala educación, insultos, comentarios de desprecio, etc. O con excesiva timidez, tratando de pasar desapercibidos y sin afrontar los conflictos. También puede que nos mostremos indecisos, tensos, rígidos o ambiguos. O siendo demasiado sumisos o demasiado arrogantes.

Características del miedo al amor:

• Te rompieron el corazón hace mucho tiempo y hasta el momento no lo has superado. El miedo al amor no es más que una secuela que deja una ruptura mal asimilada y no superada, una ruptura que aún está en proceso de duelo.

• Inexplicablemente atraes a parejas infieles, mentirosas y manipuladoras. No sabes porqué pero tu comportamiento o tu forma de ser atrae a la persona menos indicada para una relación de pareja que sí valga la pena.

• Dices haber renunciado al amor pero no puedes evitar sentir un poco de envidia al ver parejas muy felices. Y más cuando tratan de personas que están en tus círculos sociales. Esa envidia muchas veces se disfraza de pesimismo profético (“Verás que en menos de un año ellos van a terminar”; “Sólo son puras hormonas que tarde o temprano se acabarán”, etc…)

• Eres muy intolerante al sufrimiento. Tu miedo al amor no es más que la falta de inteligencia emocional para sobrellevar los problemas de la vida. Casi siempre evitas el dolor pero estás metido en un círculo vicioso ya que, inevitablemente te chocarás con la realidad: el dolor es parte natural de la vida.

• Buscas a la pareja perfecta. Está bien que tengas estándares para que te relaciones emocionalmente con alguien; pero tu exigencia no te permite relacionarte con nadie. Puede que pases largos periodos de soltería y sin compromiso. Más de lo normal (5 años por ejemplo) y las pocas personas que conoces te decepcionan con cosas sencillas que cualquiera pasaría por alto (pequeñas imperfecciones físicas; algunos defectos de personalidad, etc…)

¿Cómo vencer el miedo al amor?
• Desafía a tus pensamientos limitadores. Hay pensamientos como: “En el amor siempre se sufre”. Éste puede ser un gran motivo para que no te quieras enamorar y así renuncies al amor. Sin embargo, ponte a pensar y a reflexionar más específicamente sobre este pensamiento. Ten en cuenta que en ser humano a menudo generaliza las cosas y para ello utiliza la palabra “siempre”, “nunca”, “todo”, ” nada”; etc…

• Sé abierto a las relaciones y disfruta del camino. Las personas que tienen miedo al amor mayormente son de mente cerrada o se volvieron de mente cerrada sólo en las relaciones de pareja. Deja ya de tener ese tipo de pensamientos. Empieza a desencadenar un poco más esa mente porque no puedes vivir sin amor.

¿Miedo, Horrores, y antídotos?
• Muchas personas no quieren aceptar que el miedo y sus horrores tienen un impacto directo en cómo se sienten y comportan, por tanto en las experiencias que vivimos.

EVASIÓN. Vives en el pasado y en el futuro. No sabemos vivir en el presente, de acuerdo a la mayoría de las disciplinas espirituales, el único espacio-tiempo donde puede existir la felicidad. Si la sitúas en el pasado, en la añoranza o en el futuro, en la expectativa ¿cuándo vas a ser feliz?
Antídoto:
Presente. La única manera de vivir plenamente sin auto sabotearte está en el presente, liberando las viejas emociones dolorosas y negativas. Proponte vivir en el ahora, desde escribiendo o repitiendo en voz alta cada que empieces a recordar o a futurear, ‘Yo soy mi presente’, ‘Yo vivo aquí y ahora’.

PÁNICO al fracaso. Proviene de la creencia de que si intentas algo nuevo, si te enrolas en una relación, fracasarás.
Antídoto:
Enfrenta el miedo. El error no es más que aprendizaje, quítale la carga emocional al fracaso. Nada pasará, al contrario, te quedarás con una nueva experiencia y crecerás. Comienza por atreverte a hacer algo que te provoca ansiedad y confía. Confía en ti y en tu pareja, en lo buena que eres, en lo mucho que mereces ser feliz. Estás a salvo.

• VICTIMIZACIÓN. Adicto/a al maltrato. Los adictos a la miseria crean todo un sistema a través del cual sobreviven al abandono, el miedo, la separación, la desilusión, los duelos. Cuando hemos sido rechazados o tratados con poco amor en cualquier ámbito, generamos una necesidad a continuar esa afinidad con el dolor al tiempo que creemos que huimos de él bloqueando todo lo bueno que pudiera ayudarnos a salir de ese círculo.
Antídoto:
Comienza por generarte bienestar. Enséñate a amarte a ti misma, valorándote y dejando de utilizar el pasado como un predictor del presente. Busca apoyarte en un terapeuta y regálate la sanación más grande de tu vida.

• AGRESIÓN. Charla interna destructiva. Constantemente puedes escuchar cómo te repruebas y repruebas a tu pareja, te quejas, encuentras o te propones encontrar aspectos negativos. No puedes dejar de pensar en las consecuencias fatales y le restas valor a lo que se traduce como positivo tanto en él y su relación como en tu entorno.
Ruta de escape:
Perdonar y dejar ir. Enfócate en lo positivo, rescata el lado bueno de tu pareja. Habla sobre lo que te gusta en él, piensa en lo que te llevó a enamorarte. Procúrate situaciones de bienestar. Analiza qué posee él que se parezca a ese miedo del pasado. Y perdona. Perdónate y perdona a quien te lastimó. Perdonar no es olvidar, es quitarle la carga emocional al hecho, desapegarte de él. Es un proceso diario y que en ocasiones requiere de una mano profesional. Si en ese andar descubres que él realmente continúa exacerbando ese miedo. Es decir, si no estás imaginando sino que él sí actúa alimentando tu adicción al maltrato, piensa si mereces estar con él.

• DEFENSIVA. Un ‘yo protector’ miedoso. Todos poseemos un ‘yo protector’ que nos alerta sobre el peligro o sobre las ventajas. Cuando dejamos que ese ‘yo protector’ nos asesore en cada segundo de decisiones al grado que lo escuchamos más a él que a nuestra pareja, a sus actos o a nosotros mismos, vivimos en auto sabotaje. Creemos que sobrevivimos pero lo único que estamos haciendo es no vivir.
Antídoto:
Regálate retos. Sal de esa concha, de esa comodidad disfrazada de víctima y hoy mismo haz algo nuevo e inspirador con tu pareja. Calla a ese ‘Yo protector’ y demuéstrale que allá afuera es seguro, que es seguro amar, equivocarse y responsabilizarse de los riesgos.

• ECHAR CULPAS. Él/Ella es el del problema. Sabes que no es ningún secreto que lo similar busca a lo similar. Él puede tener sus propias heridas y basar en ellas su relación. Analiza lo que sabes sobre su historia de vida. Tal vez ambos estén en una vorágine de auto sabotajes mutuos. No podrás dejar este hábito si vives con quien boicotea la relación.
Antídoto:
Juntos o separados. Ínstalo a que él también encuentre alivio al reconocerse como un auto saboteador y proponle seguir estos pasos así como buscar ayuda tanto individual como de pareja. Cada uno podrá trabajar en su propios ‘demonios’ al tiempo que sana la relación. No lo justifiques ni lo postergues más. ¿No lo acepta o no quiere colaborar? Bueno, una forma de dejar el auto sabotaje es buscando relaciones que realmente te aporten bienestar y paz. Quizás en tu búsqueda de auto boicot, lo elegiste a él y ya es tiempo de reconocer lo que mereces.

Checa la primera parte por aquí.

octubre 6, 2014