Eduardo Calixto
Neurofisiólogo
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Factores que se conjugan cuando tronamos:
- Biológicos (neuroanatomía y neuroquímica)
- Psicológicos (aprendizajes previos y antecedentes autobiográficos)
- Sociales (cultura en la que nos desarrollamos)
Las rupturas a edades previas a los 25 años son generalmente más dolorosas, en consecuencia, las que más marcan en la vida los patrones conductuales futuros.
- Nuestro cerebro a esa edad libera la mayor cantidad de dopamina que lograremos en la vida
- La corteza prefrontal no se encuentra conectada totalmente
- Somos afines a la función hormonal en nuestro sistema límbico
El resultado: una constante negación de la lógica, búsquedas inmediatas de placer, un egoísmo social acompañado de decisiones poco pensadas.
A esa edad hacemos vínculos amorosos intensos, pensando que son para siempre.
- 70% de nuestras relaciones amorosas son transitorias.
- El enamoramiento tiene fecha de caducidad, en promedio dura 3 a 4 años
Errores comunes en la separación
Conductas que prolongan el dolor del desamor:
1. No aceptar la magnitud de la pérdida.
2. Idealizar el pasado.
3. Desear, sin razonamiento, a volver a vivir la experiencia amorosa.
4. Se busca mantener los vínculos aunque de manera amistosa.
5. Aparece el sentimiento de venganza.
Emociones y neuroquímica
Cuando nos dicen ¡ya no te quiero!: emerge una mezcla de emociones que provienen del los más recónditos lugares de nuestro sistema límbico, parte de nuestro cerebro irreflexivo, emotivo y poco congruente:
- Se siente desamparo, enojo, desolación, angustia, necesidad de justicia asociado a tristeza y una gran vulnerabilidad.
- En segundos, el cerebro organiza respuestas para procurar protegernos, muchas de ellas son inconscientes, son reflejos que procuran terminar el proceso de dolor.
- Se activan sistemas neuro-hormonales que activan al cuerpo para huir o luchar: se incrementa la liberación de cortisol, noradrenalina, vasopresina, adrenalina y linfocinas
- Disminuye las concentraciones de serotonina, opioides y oxitocina.
Escucha el podcast ¡Ya no te quiero! Neurobiología del truene
El resultado: un cambio neuroquímico que conlleva a pensamientos repetitivos, tristes y estresantes.
Truene en hombres y mujeres: Por cada año de enamoramiento, las mujeres necesitan en promedio tres meses para recuperarse; los hombres, aprox. 28 días
Oxitocina: la hormona del amor disminuye, y nos hace recordar las cosas buenas de la persona, aunque ya no este con nosotros.
Serotonina: Su disminución causa melancolía y cambios en los patrones de sueño, atención y memorias cortas.
- Los hombres tienen una mayor fuente de testosterona y vasopresina, por eso no lloran y salen más rápido del duelo.
- El cerebro del hombre puede hacer ciclos de dopamina inmediatos y salidas de escape social con mayor éxito.
¿Por qué sentimos, literal, que “nos rompieron el corazón”?
Este dolor en el pecho se inicia y se fortalece en el cerebro, en el Giro del Cíngulo, que procesa dolor corporal, emociones y proyección social.
- Esta área cerebral es la mayor liberadora de serotonina
- Este es el principal reforzador negativo de la experiencia y el que más memoria va a dejar.
- El aprendizaje viaja al hipocampo y se fortalece con la retroalimentación de los eventos que analiza la corteza prefrontal.
Escucha el podcast Asesinos de amores: ¿maldad cerebral?
¿Por qué la pasamos tan mal?
- En 300 milisegundos el cerebro entiende el ¡no te quiero!
- 600 milisegundos después ambos hemisferios están trabajando: Iniciamos un evento consciente, la parte más inteligente de nuestro cerebro inicia negando la situación, eventualmente, genera frases de enojo y autoprotección.
- La corteza prefrontal trata de coordinar respuestas, actitudes o terminar una discusión.
- El problema se genera inmediatamente, en promedio entre 8 a 10 minutos, quien domina ahora la modulación de las conductas es el sistema límbico: los ganglios basales y la amígdala cerebral están organizando actitudes violentas, repetitivas y de actitud.
Escucha el podcast Llorar nos hace humanos: ¿Qué pasa en nuestro cerebro?
El enojo domina a partir de ese momento: se va perdiendo el control prefrontal.
- La presiona arterial y la frecuencia cardiaca aumentan
- la respiración se hace profunda
- se busca más oxigenación cerebral y muscular.
- Los niveles sanguíneos de glucosa aumentan, provocando estados de activación neuronal (por eso no podemos dormir y nos cambia el apetito)
Paradoja del cerebro: Busca auto-limitar la sanación caótica. Nos hace estar tristes y llorar para calmar y desensibilizar a largo plazo éste estado.
- Nuestro llanto genera cansancio: poco a poco lloramos menos por el evento y mejoramos anímicamente.