Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta.
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Como secuela del programa de la semana pasada acerca del resentimiento, hoy cerramos el tema del perdón revisando 9 mitos comunes que nos ponemos como pretextos y que nos impiden perdonar. El perdón no es sencillo, especialmente cuando nos sentimos vulnerables o en desventaja ante quien nos ha lastimado. Es más fortaleza del carácter que bondad lo que nos abre las puertas a la posibilidad del perdón.
¿Qué es el perdón?
• El Dr. Frederic Luskin, director del “Proyecto para el perdón” de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford lo define así:
• “El perdón puede definirse como la paz y entendimiento que resulta de rebajar la culpa de alguien que te ha dañado, tomando esa acción de manera menos personal y siendo consciente del costo de guardar rencor”.
“…es reconocer que, aunque lo que pasó no estuvo bien, cada uno quiere seguir adelante con su vida y vivir en paz”.
¿Qué ideas, mitos o creencias nos complican poder otorgar (u otorgarnos) un perdón?
1. Que tienes que sentirlo para otorgarlo.
• En este sentido hay dos supuestos para el perdón:
Perdón emocional
• Este lo sientes, ya sea porque la falta no te pareció tan grave o por otra razón, como sentir compasión o hasta empatía por el agresor.
• Es más sencillo de otorgar porque implica que tienes lo necesario para hacerlo (bondad, fortaleza o incluso miedo o culpa si no lo haces) y sólo hay que dejarte fluir.
• La parte riesgosa de esto es que muchas veces bajo este esquema sólo perdonas, pero no pones límites claros al agresor, con quien no pocas veces hay que seguir conviviendo y existe el riesgo de volver a ser lastimado.
Perdón por decisión.
• La verdad con este no tienes ganas de perdonar, pero por alguna razón crees que sería bueno para ti hacerlo.
• Pueden ser religiosas, de salud, morales, sociales, etc.
• Es la decisión consciente de responder diferente a como sentimos la necesidad de hacerlo, ante alguien que nos ha agredido y ante la agresión misma.
• Se requiere no tanta bondad como fortalezas del carácter.
¿Por qué cuesta tanto liberarse del resentimiento?
2. Que tienes que ser bueno para perdonar.
• En este caso la definición de una persona “buena” puede ser ambigua y en el mejor de los casos cae en un esquema de blanco/negro (si no eres “bueno”, entonces es que eres “malo”).
• El perdón no es obligatorio, es conveniente para uno mismo y requiere de atributos de fortaleza más que de bondad.
• Si esperas a sentirte “buena persona” para perdonar quizá nunca lo hagas.
• Piensa que puedes perdonar, si lo sientes o lo decides, asi como eres sin tener que alcanzar antes la santidad o la muerte.
3. Que sólo dios perdona.
• ¿En dónde dice eso o quién lo dijo?
• Esta es una forma muy infantil de evadir la responsabilidad de perdonar y una justificación bastante absurda para mantenerse en resentimiento con alguien.
• Si bien podemos presuponer que un ser divino o superior es capaz de perdonar, también lo podemos hacer los humanos ya que pedir u otorgar un perdón es una conducta prosocial que nos acerca a otros.
4. Que mientras no olvides, no podrás perdonar.
• El perdón no es amnesia.
• Lo importante es cómo recuerdas lo ocurrido y lo que te dices de ello.
• Si lo sigues recordando en primera persona y asociado emocionalmente al hecho o ya te has podido disociar y verlo como una película.
• Si además de rumiar y resentir el hecho, cognitivamente te repites que fue una injusticia, que el otro te odia, que nunca te quiso, que fuiste tonto o víctima, lejos de perdonar empezarás a sentir rencor.
• De hecho recordar lo ocurrido, sin tener que revivirlo, te permite establecer límites claros y ponerte a salvo de futuras agresiones.
5. Que hay que hacer o esperar justicia para perdonar.
• Tomar la justicia en mano propia se parece más a la venganza o revancha.
• El concepto de justicia puede ser ambiguo y subjetivo porque, generalmente, es la “justicia” que uno espera ver para sentir que las cosas se han emparejado con quien nos lastimó, al menos sabiendo que de alguna manera recibió su merecido.
• Una vez más, la factibilidad de perdonar tiene que ver más con el futuro personal, al establecer límites claros o poner distancias sanas, más que con el pasado buscando cambiar lo que es incambiable o queriendo que el otro sufra.
• Esto va muy de la mano con el siguiente mito…
6. Si perdono me van a volver a lastimar
• No es el perdón lo que te ponen en riesgo, sino la falta de límites claros o el insistir en relacionarte con una persona que no sabe respetarlos.
• Cerrar tu vida a la experiencia humana, social o al mundo de lo afectivo sólo te traerá aislamiento y depresión.
• Hacer esto es como tratar a un adolescente que, si choca un auto, ya no lo dejan conducir en vez de mandarlo a una escuela de manejo o ayudarlo a perfeccionar sus habilidades al volante.
• En ninguna parte, ni siquiera en la Biblia, se establece que el perdón tenga que ser incondicional (a menos que haya arrepentimiento (Lucas 17:3).
7. Que tienes que ser amigo o reconciliarte con quien has perdonado.
• Esto tampoco es tan cierto, especialmente si quien te lastimó lo sigue haciendo, no ha reconocido su falta y ni siquiera a ofrecido detener la conducta que lastima.
• De igual manera el pensamiento del tipo blanco/negro influye en esto. Quien no es tu amigo no necesariamente tiene que convertirse en tu enemigo.
• Es totalmente posible perdonar y poner límites y/o distancia con la persona a la que se ha perdonado o al menos con sus conductas.
8. Que perdonar es vivir feliz y en paz sin que te duela lo ocurrido.
• El perdonar es liberador, pero por sí mismo el acto del perdón no abre la puerta al nirvana.
• Perdonando vas a vivir tan en paz como en paz puedas vivir contigo y tus circunstancias. Perdonar no mejora tu vida, pero sí evita que la empeores si no lo haces.
• Lo que dolió no se puede recordar con alegría, pero no tendría por que ser recordado con el mismo dolor.
9. Que quien te lastimó tiene que pedirte perdón para que puedas perdonarlo.
• Si lo que se busca es la reconciliación, definitivamente tiene que haber un reconocimiento de la falta cometida, del daño hecho, pedir perdón y establecer y cumplir claramente que eso no volverá a ocurrir.
• Es muy difícil perdonar a quien te sigue lastimando.
• Si lo que buscas es tu libertad emocional o psicológica, entonces ni siquiera es requerida la presencia del otro para otorgar un perdón simbólico que te haga liberarte del resentimiento.
¿Y perdonarse a uno mismo?
• A muchos les puede sonar extraño este concepto del autoperdón, pero la realidad es que muchas personas tienen una voz interna que es muy exigente, inflexible y que genera culpas.
• Es una voz que ya se hizo propia, pero que es parte de voces que fueron escuchadas en el pasado y que provienen de la familia, la cultura o la sociedad.
• Con el perdón a uno mismo se puede trabajar de la misma forma como si a quien se quiere o necesita perdonar es a otro porque, al final, a quien perdono es a un Yo del pasado.