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2024-12-22 00:36:49

Amor Ansioso

La ansiedad puede ser más destructiva que la “mala comunicación” o la “infidelidad”

octubre 18, 2016

Mario Guerra
Terapeuta y tanatólogo
Consulta a nuestro especialista

• Éste es nuestro último tema de la trilogía sobre el amar.
• La angustia es una combinación muy mala donde el amor no sobrevive.
• La ansiedad puede ser más destructiva que la “mala comunicación” o la “infidelidad”

¿Qué es el amor ansioso?
• Es el que viene de una natural necesidad de amar y ser amados, pero está contaminado con altas dosis de ansiedad, lo que lo hace ser tóxico dentro de una relación o incluso en la búsqueda de una pareja.

¿De dónde viene?
• Una autoestima lastimada.
• Una sobre valoración de la importancia de las relaciones de pareja (mientras más valioso algo, más temor a perderlo).
• Miedo a ser lastimado (por experiencias pasadas).
• Especialmente cuando hay un miedo a que la intimidad con alguien nos haga vulnerables.
• Aquí hay un presupuesto en donde se piensa que si me abro al otro este me lastimará porque todos son malos o porque yo no soy digno de ser valorado.

¿Cuándo empieza a notarse?
• En una relación de pareja, desde el instante mismo en que sabemos que una persona nos atrae.
• Muchas veces antes con relaciones de amistad o los propios padres.

Escucha el podcast: Amar, Decisión o sentimiento

¿Cómo se manifiesta?

Angustia e inquietud constantes.
• Temor permanente al abandono, al dolor y a la pérdida.

Preguntas que esconden certezas.
• ¿Y si no me quiere? = Seguro no me quiere.
• ¿Y si me deja? = Claro que me deja, la cosa es cuándo.
• ¿Funcionará esta relación? = Seguro no funciona.
Fantasías que se prefieren a la realidad.
• Somos el uno para el otro; almas viejas que se reúnen…
• Las relaciones se construyen mediante acciones y no predestinaciones metafísicas que las hace “indestructibles”.
Pensamientos paranoicos y acciones persecutorias.
• Necesidad de saber del objeto de amor, dónde está, con quién está y qué está haciendo.
• Si se nos pierde de vista, se tiene la certeza que se encuentra en una situación que nos pone en riesgo de ser abandonados.
• Se cree que el otro “no se deja amar” y que hay que hacer lo que sea para “que se abra” y poder entonces “llenarlo con nuestro amor”.
• En realidad el otro huye porque te le apareces hasta en la sopa y ya se sabe todas tus estrategias; desde la suplicante hasta la castigadora.
• Si estás con una pareja estable, ¿te has puesto a pensar que si no te busca o llega temprano es porque prefiere el confort de su soledad y no porque esté con alguien más?

¿Qué efectos causa?

Asfixia de la pareja y la relación.
• Constantes reclamos y cuestionamientos que son imposibles de satisfacer.
• Tensión constante en la relación (en vez de disfrutarse, se sufre).
• Pueden ser sumamente persistentes y seguirte buscando pese a que es claro que no hay ya una relación (o en su caso nunca la hubo).

Escucha el podcast: Amor incondicional, mito o realidad

Angustia y depresión
• Sentimiento permanente de inminente peligro y rechazo.
• Culpa cuando se gesta la “profecía autocumplida”.
• Yo eché a perder esta “maravillosa” relación que teníamos
• Pensamientos de autocastigo (que tratan de encontrar una causa) como:
• Ya la volviste a regar; ¿quién quieres que te quiera?; “te dije que te iba a dejar”; no puedes despertar el amor de nadie; estás destinado al abandono; era lógico que te dejara si estás horrenda; a él le gustan las mujeres guapas, no las que son como yo…

Crea una “ceguera selectiva” y distorsiones
• Como te pasas buscando “señales” que confirmen tus temores y sospechas, dejas de prestar atención a las cosas buenas que suceden en tu relación o las interpretas de maneras distorsionadas.
• Si tu pareja te llama para preguntarte cómo estás asumes que lo hizo para checar dónde estabas y poder hacer de las suyas.
• Si no te contesta un mensaje de inmediato, asumes que ya no te quiere o está con alguien más.
• Lo malo lo haces grande, lo bueno insignificante.

Altera los roles simétricos en la relación
• Asumes un papel dependiente como si fueras un infante y haces berrinche, lloras o chantajeas.
• Te arrinconas y esperas que el otro venga por ti a asegurarte que “todo va a estar bien”.
• Asumes un papel materno o paterno y le das una lección a la pareja acerca de cómo debe comportarse, lo correcto en las relaciones y le reprendes por su falta de atención.
• Entonces lo “castigas” con un supuesto silencio, indiferencia o regaños constantes.
• Hasta puedes asumir el rol de víctima y tu pareja… pues sí, el victimario.

¿Pero si alguien les demuestra amor y los trata bien no se calman?

• Normalmente así debería ser, pero quien mezcla el amor con ansiedad puede tener un efecto contrario.
• El buen trato hace al otro más valioso y por lo tanto más miedo hay a perderlo.
• En casos extremos este buen trato y demostraciones de amor se pueden ver (al menos inconscientemente) como una “trampa” para luego lastimarnos más.
• Tampoco el “tratarlos mal” funciona.
• Aunque parezca que si te alejas te buscan más, en realidad no están sanando.
¿Cómo tratarlos?
• Como a cualquier persona, porque no está en otro sanarlos, sino en ellos hacer consciente su problema y buscar ayuda.

¿Qué hacer?
• Si tienes una pareja así.
• Aléjate
• “Pero le quiero”. Ya sé, aléjate.

Si no quieres alejarte entonces.
• Recuerda que tú amas a la persona que está detrás de esas conductas ansiosas.
• Ten consciente que una relación así puede ser agotadora.
• Evita dar largas explicaciones y limítate a hacerle saber que le quieres, que te importa y que no piensas marcharte (mientras las cosas no empeoren, por supuesto).
• Ellos saben en alguna medida que este amor-ansiedad es algo dañino, pero es una fuerza mayor que su voluntad lo que los lleva a actuar así.
• Motívale para que busque ayuda profesional (no como una condición o ultimátum, sino como una genuina preocupación por su bienestar y el de la relación).

Si eres una persona así.

• Mira más dentro de ti que hacia afuera. El problema no está en los otros, sino en la manera en que te relacionas con los otros.
• Ni te encimes, ni te alejes. Ambas conductas destruyen una relación sana y alimentan a una enferma.
• Quizá no puedas ya salvar esta relación que nació enferma, pero siempre es posible rescatar una manera más sana de relacionarte en el futuro.
• Busca ayuda profesional.

octubre 18, 2016