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Venezuela con aires de esperanza

El chavismo ya no es aceptado, no es la “guerra económica de la oligarquía” o el “imperialismo yanqui”.

diciembre 17, 2015

Jacobo Dayan

  Jacobo Dayán
  Tw. @dayan_jacobo

Parece una eternidad, hace casi 17 años, en febrero de 1999 Hugo Chávez llegaba al poder de manera democrática después de un intento de golpe de Estado 7 años antes. Un largo periodo de descomposición del sistema político de partidos permitió que un personaje como Chávez fuera del agrado de las mayorías.

Como es sabido, su gobierno no se caracterizó por el respeto a las instituciones, a la oposición, en general a la democracia. Reelecciones, autoritarismo y ajustes a modo a las leyes formaron su agenda.

Un régimen que se sustentaba en la figura de Chávez y la ayuda de carretadas de dinero proveniente de la venta de petróleo a muy altos precios, Venezuela es de los principales productores. Tejió alianzas regionales con Bolivia, Cuba, Ecuador y Nicaragua, en menor medida con otros, guiño un ojo a Irán. Aun así no es fácil, había que acabar con la oposición política que se encontraba de por sí dividida (encarcelamientos, tortura, desapariciones) y el control de medios fue brutal (censura, clausura, presión). Todo esto a ojos de la comunidad latinoamericana que vergonzosamente no levantó la voz por las graves violaciones a derechos humanos y al golpe a la democracia de un país de la región.

Tras su muerte en 2013, Chávez heredó el poder a Nicolás Maduro. Un hombre sin su carisma ni su capacidad, que adicionalmente enfrentaba al desgaste natural de un modelo económico sustentado en el clientelismo, la corrupción, el despilfarro y las ocurrencias.

La oposición tardó pero por fin se unió. La crisis era enorme: escasez de alimentos, desabasto de medicinas, largas filas en los supermercados, tipo de cambio controlado y fuera de la realidad, inflación de más de 219%, aumento de salarios muy por debajo de la inflación (97%), altas tasas de criminalidad, una democracia disfuncional, millones de en el exilio, miles encarcelados.

El pasado 6 de diciembre en las elecciones para la Asamblea Nacional, la coalición opositora tuvo en triunfo contundente, 112 de 167 diputaciones. Con ello alcanza una mayoría calificada (apenas justo 2/3 de las diputaciones). El chavismo ya no es aceptado, no es la “guerra económica de la oligarquía” o el “imperialismo yanqui” como afirma Maduro, es la mayoría.

Se respiran aires de esperanza en Venezuela, la oposición debe entender el resultado como una exigencia de cambio económico y no de venganza contra el chavismo, que resulta muy tentador. Con la mayoría calificada en la Asamblea, la oposición puede hacer cambios a leyes, ajustes, llamar a cuentas o destituir ministros o funcionarios, e incluso llamar a un referéndum revocatorio del gobierno de Maduro.

El enfrentamiento no es la opción, Maduro ha endurecido su discurso generando tensión que puede resultar en violencia, incluso comentó que la gente votó contra sí misma. La oposición debe mantenerse unida y fortalecer los acuerdos entre los múltiples liderazgos.

A corto plazo creería que deben atender el tema económico y el hambre, buscar liberar a los medios de comunicación, no hay democracia sólida sin medios libres y plurales, sacar de prisión a los opositores políticos mediante leyes de amnistía, acelerar el posible regreso de venezolanos que salieron de su país, mantener el apoyo de las fuerzas armadas. Desarticular 17 años de chavismo no será muy rápido, esperemos que sea pacífico. Para ello tanto gobierno como oposición deben estar a la altura, se ve difícil.

Jacobo Dayán es experto en Derecho Humanos, historia mundial contemporánea, genocidios y relaciones internacionales. 

diciembre 17, 2015