Cerebro, bájale a tu ira

Eduardo Calixto
Médico Cirujano
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Aferrarse a la ira o al enojo es como tomar veneno… y esperar que la otra persona se muera.

Cosas que hacemos en los primeros 25 minutos de enojo

Pilo erección (literal, se nos paran los pelos)
Sudoración (para controlar la temperatura dado a que el metabolismo esta sobre-activado)
taquicardia (mayor bombeo de sangre)
Arrugar la nariz (para respirar más rápido)
Presión arterial alta (mejor perfusión de tejidos y mayor llegada de sangre al cerebro)
La boca se seca (secuestro de líquidos)
Ojos desorbitados

Además:

Este proceso de autolimita en menos de 30 minutos

El enojo se inicia con regiones inteligentes del cerebro (corteza prefrontal, parietal, cerebelo)
Se mantiene y reverbera con núcleos cerebrales que a los mamíferos nos hacen irritables, feroces y violentos: el sistema límbico: amígdala cerebral (conducta, hipocampo (memoria), ganglios basales (el disco rayado: repite y repite) y los frenos sociales: el lóbulo frontal.
El enojo activa al sistema nervioso periférico: se inicia la fase de lucha, huida y odio.

Aceptar que estoy enojado.

Decir que no estás enojado genera un mayor rencor y predispone a un enojo mayor. Reprimir no es la mejor elección para el cerebro.
Las personas que inhiben su enojo, desarrollan ansiedad, tristeza que puede hacerles sentir peor, esto no mayor a 3 meses.
Si una persona enojada escucha palabras que ayuden a su entendimiento de lo que sucede para recuperar la cordura, tienen un proceso de adaptación a las circunstancias en menor tiempo, adaptación y aprendizaje de los procesos en forma exitosa.
Llorar gasta energía, nos hace humanos, nos tranquiliza. Pero no dar una explicación a las lágrimas y sentirse humillado, hace que el proceso de llorar no sea tranquilizante.

No exprese violentamente el enojo: es necesario distraerte.

Gritar, despersonalizar, ningunear y despotricar no es adecuado para el cerebro.
Ventilar la ira NO la reduce, por el contrario se copia e intensifica.
Centrarse en la emoción negativa la intensifica.
Distraernos nos regresa más rápido al autocontrol, puede enfriar la toma de una decisión. No siempre funciona, pero en un 80% de los casos, quien se auto distrae, es más sociable y menos caótico.
Debido a que el cerebro tiene recursos limitados, pensar en diversas cosas al mismo tiempo otorga menos capacidad mental para pensar en las cosas malas, semejante a lo que sucede en las tentaciones.
Se busca utilizar las mismas redes neuronales en la elaboración de otros procesos incidiendo sobre el cambio de la neuroquímica del enojo.
Menos dopamina y más oxitocina es el resultado final que se busca.

Reevaluar el problema.

Un cerebro maduro escoge batallas.
Si se discute una hora después o incluso un día después ¿Qué cambió? No el evento, la situación es la misma. Pero la historia que ahora se cuenta sobre el conflicto suele cambiar.
Cuando cambias las creencias acerca de una situación, el cerebro cambia las emociones que siente.

Pero aguas en cómo reevalúan la situación:

Perdonar

No es perdonar al ofensor, no victimizar, no involucrar a más personas.
El perdón no es para terceros. El perdón es para ti.
El perdón te hace menos enojón, triste, melancólico y te puede hacerte más saludable.
Perdonar disminuye el cortisol, mejora el sueño y descanso. Incrementa endorfinas, oxitocina y dopamina. Quien perdona, pude presumir de ser una mejor persona de quien odia, o de se enoja con facilidad.

Entendamos qué es el enojo. Es posible manejar estas emociones, por más difícil que parezca, a través de 4 sencillas acciones.