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Rituales de la felicidad, según la neurociencia

Podemos controlar nuestra felicidad: Las áreas cerebrales que inducen a la tristeza, la culpa, el enojo y la frustración son las mismas que nos ponen felices… Sólo es cuestión de saber cómo usarlas.

abril 25, 2016

Eduardo Calixto
Neurofisiólogo
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1. Cuando se está en la crisis emocional, el cerebro debe hacer y contestar un par de preguntas:

  • ¿Cuál es la causa por la que me siento así (triste, enojado, incómodo)?
  • ¿Me siento culpable o me siento avergonzado?

El orgullo, el enojo, la culpa y la vergüenza activan circuitos neuronales que nos hacen poner atención, generan conductas poco pensadas que buscan una recompensa inmediata, la cual si se obtiene genera felicidad.

Qué tienen en común llegar tarde a una cita sumamente importante por estar en el tráfico vehicular o haberte perdido? ¿Olvidar una promesa? ¿Que te cachen en medio de la intimidad en un sitio inapropiado? ¿Qué te regañen frente de tus amigos o compañeros?

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Respuesta: el orgullo, la culpa y la vergüenza están detrás de todos los procesos para aumentar o disminuir el dolor.

  • La corteza prefrontal modula la activación de la amígdala cerebral (que origina la emoción)
  • La ínsula que identifica dolor, odio y aversión, activando el núcleo accumbens que libera dopamina, y el que exige el final feliz de todas las historias de nuestra vida.
  • Este proceso lo aprende el cerebro, por eso estas emociones tienen en el fondo un proceso de aprendizaje: buscar siempre una recompensa, una ganancia secundaria en la adversidad.

Cómo funciona la preocupación:

  • Preocuparnos es un proceso de activación de atención anticipada a muy corto plazo.
  • Esto hace que el cerebro se sienta mejor cuando lo hace, disminuye su tensión y auto-frustración.
  • No es malo preocuparnos por periodos cortos, nos hace competitivos.
  • El problema radica en que si nos preocupamos por más de 90 minutos de un problema, esto genera tensión que a su vez activa sistemas hormonales que pueden ser contraproducentes para el cerebro.
  • Una preocupación es una activación constante de la corteza prefrontal tratando de dar lógica a la emoción que nace del sistema límbico.
  • Cuando decimos lo siento, sabemos agradecer, o reconocemos la falta el cerebro libera dopamina y serotonina, generando también relajamiento, bienestar y sensación de certidumbre.
  • El giro del cíngulo interpreta mejor la emoción y procura mantener una adecuada interpretación del entorno.
  • La corteza prefrontal aprende a sentirse feliz con esto.

2. Conocer e interpretar los sentimientos negativos nos hace más felices.

  • Es necesario etiquetar una emoción: enojo, tristeza, ansiedad, asco.
  • Damos una explicación de las cosas, permite al cerebro entender a la emoción. Si vemos una cara (se activa la amígdala cerebral), sabemos que emoción tiene la persona (activación del giro del cíngulo), la etiquetamos para nunca olvidarla (corteza prefrontal).
  • Por eso, entre más conocemos las emociones, la corteza prefrontal disminuye la activación de la amígdala cerebral, controlando mejores las emociones. Ponemos más atención o evitamos generar tensión.

Cuando el cerebro no entiende las emociones que ve, no puede etiquetarla y esto activa al sistema límbico generando sensaciones de miedo o enojo.

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  • Un cerebro feliz evita emociones negativas. Si están presentes, las entiende y tratara de evitarlas o controlarlas. Es un proceso de madurez cerebral.
  • Nadie que tiene una adecuada salud mental busca emociones negativas para convivir. Si lo hace, existe un trastorno de la personalidad.
  • Un cerebro asertivo puede hacernos mejores adaptados, capaces de encontrar mejor lo que buscamos, aunque a veces decir lo que queremos a otros no les guste tanto y puedan descalificarnos por ello.

3. Toma la mejor decisión: la inteligencia del cerebro.

  • Una buena decisión nos acerca a la felicidad, varias decisiones importantes nos otorga seguridad, aprendizaje y puede ayudarnos a cambiar como vemos el mundo.
  • Tomar una decisión (buena o mala) hace aprender al cerebro. La madurez radica en entender los resultados de ellas y afrontarlos.
  • Sin embargo, decidir y tomar determinaciones ayudan al cerebro a quitar tensiones. Es una activación cada vez más de la corteza prefrontal, la cual madura y conecta más neuronas.
  • La activación de los ganglios basales son los que hacen que estemos pensando varias veces el problema, dando diferentes respuestas y al mismo tiempo quitando objetividad, es decir, es el proceso de estar dándole vuelta al mismo problema.
  • Este evento es la búsqueda básica de disminuir la dopamina, eliminando al sistema límbico, jerarquizando decisiones.
  • No obstante a que esto nos puede hacer perfeccionistas, competitivos y escrupulosos. Entenderlo no puede hacer atenuar en algunas ocasiones la tendencia obsesiva. Es gratificante tener la razón.

4. Tocar a la gente nos ayuda a ser sociables: principio básico de la felicidad.

  • Las personas que saludan, abrazan o tocan a los demás refieren sentirse mejor de ante problemas. Las parejas que más besos se dan y se abrazan, indican mayor apego.
  • El reconocimiento a tu labor, a tu persona, puede cambiar la forma de ver las cosas, a ser tolerante o proactivo. Si esto se acompaña de un fuerte abrazo, saludo o beso, el proceso se logra más rápido.

Los circuitos del dolor y la ansiedad disminuyen su activación con oxitocina, entre más abrazos y toque corporal, el proceso se facilita.

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  • Disminuye la sensación de preocupación y el sentido de pertenencia nos hace más dóciles, disminuye la agresión e incrementa la sanación de apoyo al grupo.
  • Estudios muestran que una persona que sabe que viene un dolor pero se le tocan las manos, disminuye las áreas cerebrales que procesan dolor. Anticiparnos al dolor hace que este sea más fuerte, pero sentirnos abrazados y protegidos reduce sus efectos negativos, se activa menos la corteza ínsular.

5 abrazos al día por un mes, nos hacen más felices.

  • La serotonina aumenta un 30% y la dopamina un 60%, la oxitocina en un 75%.
  • Las endorfinas son más fáciles de liberar. Mejora el sueño, disminuye la fatiga, reduce la tensión, disminuye la depresión y reduce la tristeza, el cortisol prácticamente desaparece.

¿Qué hacer ante un estímulo negativo ?

  • Etiqueta la emoción y demos una explicación, lo cual puede hacernos agradecer de aprender algo nuevo. Saber agradecer nos hace dormir mejor.
  • Dormir bien disminuye el estrés, nos hace aprender más, disminuye le dolor y mejora el estado de ánimo. Una mejor condición de vida nos permite tomar mejores decisiones lo cual disminuye la ansiedad. Favorece el proceso de sentir placer.
  • El que tiene placer agradece, disfruta más y socializa mejor, lo cual todo junto ayuda a ser más felices.

abril 25, 2016