Juan Pablo Arredondo
Terapeuta Familiar, conferencista, psicólogo con más de 25 años de experiencia. Especialista en niños, adolescentes, adultos, parejas y familias.
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Es necesario entender y hacerles entender, que no es una situación personal ni dirigida hacia ellos.
La ansiedad, la duda, el aburrimiento, el encierro, es algo que todos estamos viviendo. No solo ellos.
La ansiedad y el estrés, es el sentimiento que experimentamos cuando aparece una sobrecarga de elementos que te rebasan y no puedes controlar.
El estrés y la ansiedad son el resultado de las cosas que no podemos controlar o de las cosas que no son como nosotros queremos.
La forma en que interpretas tus emociones puede cambiar la forma como las vives.
La forma en que reacciones frente una emoción en concreto condicionará cómo actúa sobre ti.
Esto quiere decir que la reacción ante las emociones tiene dos componentes.
Uno aprendido y el otro permitido.
El problema no es la emoción, si no lo que hagas con ella.
Es necesario identificar y concientizarnos de la forma en la que nuestros hijos (sobre todo los adolescentes) han venido funcionando.
La responsabilidad, el compromiso y el trabajo, no es un favor hecho a nosotros ni a la escuela ni a los adultos. Es algo que se hace por ellos y para ellos.
Concientizarlos del tiempo de escuela vs el tiempo de trabajo en casa en estos momentos. Pierden de vista las 6 u 8 horas que pasan en la escuela y que hoy casi ni de chiste emplean a la escuela virtualmente.
La vida social tan importante para los jóvenes tendrá que reorganizarse y replantearse con los recursos con los que hoy por hoy, se cuenta.
Se resolverá a través de:
La capacidad resolutiva jugará uno de los papeles más importantes.
La capacidad adaptativa poco observada en los chicos sobre las cosas que no les interesa o van en contra de sus intereses.
La resiliencia será el factor predominante.
No instalarse sobre lo negativo.
La capacidad para transformar un evento amenazante o negativo en oportunidad.
Si no lo puedes cambiar, ve que hacer con lo que hay.
Plantea diferentes perspectivas. Transita otras veredas. Busca alternativas.
Economiza tu energía y redirígela. No te gastes con aquello que no puedes cambiar.
Verbaliza lo que sientes, pero no lo actúes.
Sé humilde. No todo puede ser cómo tú quieres ni eres el centro del universo. Hay circunstancias y contingencias que rompen (cambian) con lo establecido y con nuestros intereses y gustos.
Incrementar sus niveles de tolerancia a la frustración, que, dicho sea de paso, es uno de los grandes males de nuestro tiempo.
Enseñarlos a auto regularse en todo. Si no se pueden auto controlar, pues tendrá que haber adultos que los controlen.
Trabajar no solo la capacidad adaptativa, sino también sus mecanismos de aceptación.