Rebeca Muñoz
Pionera como Mind Coach. Creadora del método de “Dietas conductuales” en el proceso de Coaching. Autora del libro “Elige Positivo”. Actualmente es Dir. De Programas de Habilidades Humanas en Formación Ejecutiva Empresarial. Ha sido coach de más de 500 ejecutivos de diferentes sectores. Experta en temas de: Inteligencia emocional, Liderazgo, Establecimientos de Objetivos, Autoconocimiento.
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Es bien sabido por todos que somos seres sociables; que necesitamos vincularnos con nuestro entorno, de hecho uno de los factores que ha hecho que el ser humano haya evolucionado a través del tiempo, ha sido por sus habilidades de sociabilización las cuales le ha permitido vivir en comunidades y colaborar entre otras personas para alcanzar metas más grandes.
Está en nuestra naturaleza vivir en grupos sociales, tener capacidad para relacionarnos desde que nacemos nos va desarrollando herramientas sociales para aprender y saber interactuar con nuestros diferentes entornos.
Con base a esas interacciones y a la calidad de ellas es como vamos forjando nuestra personalidad, tema que vale bien la pena hacer un alto para aprender sobre este concepto.
Hay estudios que identifican que existe una trilogía dentro de este concepto, ya que hay diferentes tipos de personalidades que en conjunto forman nuestra personalidad: la heredada, la aprendida y la elegida.
Ahora vamos sumando conceptos para poder identificar algunos patrones.
Hemos hablado que una de las maneras que nos ayuda mucho a entendernos y observarnos de manera que nos ayude a crecer y fortalecer nuestro auto gobierno es conocer nuestros 6 roles de vida.
A estas facetas me gusta llamarla nuestros diferentes roles de vida. Cada rol es como si fuera un escenario diferente al cual entras y sales. Cada escenario tiene historias, actores, situaciones y entornos diferentes. No es que TÚ seas la historia de cada escenario, sino que tú intervienes en cada uno de ellos, en algunos de manera más activa y protagonista que en otros. Cada escenario tiene o debiera tener su espacio, sus tiempos y sus límites.
Son 6 roles de vida: El rol personal, el familiar, el de pareja, el social, el profesional y recientemente considero el digital.
Ejemplos de resultados fatídicos de relaciones interpersonales poco eficientes:
Profesional – despidos, no hay ascensos, la gente no quiere trabajar contigo.
Personal – Poco conocimiento, se que tengo que trabajar en mi y procrastino.
Familiar – Distanciamiento y conflictos constantes. Malestar.
Pareja – Separaciones, conflictos diarios, violencia.
Social – Mala convivencia en general en donde se está.
Digital – Heaters, pasivo agresivo.
Una de las cosas que también debemos considerar es que lo que nos sucede en nuestras vidas no debiera ser una “eventualidad” sino cuando se tiene autogobierno y conciencia se sabe que lo que se obtiene es consecuencia de lo que se hace.
Entonces observemos algunas conductas que cuando se sobre utilizan (toda sobre utilización es ineficiente) pueden ir desgastando nuestras relaciones interpersonales y afectando nuestra capacidad de relacionarnos eficientemente.
Todas las conductas no solamente la entendamos desde alguno de nuestros roles, sino ampliemos nuestra visión y entendámonos de una forma más general.
Metiche: Aquel que se mete en donde no le llaman, inmiscuirse en donde no le corresponde – Prudencia.
No hay reciprocidad – Correspondencia en el trato y formas.
Exceso de confianza – Exceso de confianza causa menosprecio.
Pierde en control y se excede (Mood mala copa).
Grosero, que va más allá de “malas palabras” es ofensivo.
Tiene juegos ocultos. Tiene doble juego. Utiliza a las personas para llegar a sus objetivos.
Envidioso.
Presumido.
Protagonista.
Competitivo.
Gorrón.
El antídoto para algunas de las conductas es jugar justamente lo opuesto, practicar concientemente:
La prudencia.
La generosidad.
Los buenos modales en nuestros tratos.
El respeto.
La honestidad.
La admiración por los demás.
Colaborativo.
Compartido.
Ante los opuestos puede haber juicios de “injusticia” y por eso no lo voy a hacer, solamente recordar que cuando ya hay conciencia de hacer las cosas debiera de aparecer también la responsabilidad de “asumir” las consecuencias de hacerlo o no hacerlo.
Hacer un análisis final con base a las personalidades y los roles, seguramente encontraremos patrones, identificaremos en cuál de ellos tenemos relaciones sanas y en donde nos gustaría eficientarnos.
La gran conclusión es entender que no es que los demás no te acepten o te hagan la vida imposible, es que ya es momento de entender que hay algo que TU ESTAS HACIENDO que como consecuencia produce relaciones interpersonales deficientes, pobres y poco efectivas.