Historias tenebrosas para Halloween

Aquí les dejamos las historias más tenebrosas de Halloween, algunas son leyendas y otras sucesos reales…

Las historias más tenebrosas, los asesinos seriales, el terror, las leyendas y tooooodo lo que asusta siempre ha sido preferido por los seres humanos y cuando se acerca Halloween, buscamos aterrorizarnos con estos relatos.

Pero algunos de ellos no solo son leyendas o mitos, son sucesos reales… y pueden ser mucho más terrorífico que cualquier historia inventada, ya que podría pasarte a ti.

LA HISTORIA DETRÁS DEL HALLOWEEN

La historia se remonta al año 1200 AC tiene su origen en el Samhain o Samagín, una tradición celta en la que los hechiceros de la antigua Britania (los míticos druidas) danzaban alrededor de una fogata para ahuyentar a los malos espíritus y protagonizaban tristes sacrificios humanos para convertirse en una suerte de oráculos.

El pueblo céltico vivió en el norte de Francia y las islas británicas. Practicaba las artes ocultas y adoraba a la naturaleza, a la que atribuía cualidades animísticas o sobrenaturales.

Como pueblo que basaba una buena parte de su existencia en la naturaleza, los celtas daban gran importancia a los ciclos estacionales. Para ellos, el año se dividía en dos grandes épocas: el invierno y el verano.

La primera relacionada íntimamente con la muerte y la segunda con la vida. Para conmemorar el paso de una a otra, celebraban dos fiestas en honor a los respectivos dioses a los que asociaban cada una de ellas.

Los celtas adoraban al dios sol (Belenus) especialmente en Beltane, el primero de mayo. Y adoraban a otro dios, Samagín, el dios de la muerte o de los muertos, el 31 de octubre.

El origen del actual Halloween está, como cabía esperar, en la segunda fiesta, la que se organizaba en honor de la deidad de la muerte. Los propios druidas consideraban a su civilización y al pueblo britano descendientes del dios de la muerte.

HISTORIAS MÁS TENEBROSAS SOBRE HALLOWEEN

NO SÓLO LOS PERROS LAMEN

Una noche Sara escuchó en la radio que se pensaba que un peligroso asesino estaba en las inmediaciones de su ciudad natal. Con su perro a su lado, Sara no tuvo miedo: se metió en la cama, estiró la mano y el perro, como era su costumbre, empezó a lamerla.

Durmió profundamente y, cuando despertó, se sorprendió de que el perro todavía lamiera, cuando se asomó debajo de la cama, gritó. El perro yacía muerto y la lengua que tan incansablemente la lamía pertenecía a un hombre.

EL OSITO DEL CLÓSET

Cuatro mujeres jóvenes se mudaron juntas a un antiguo apartamento de Nueva Inglaterra, un mes después de mudarse, una de las compañeras de cuarto se dio cuenta de que faltaba su osito de peluche favorito.

Nadie lo había visto o sacado de su cuarto, pasaron semanas a tal punto que casi olvida que el oso no estaba, de pronto al abrir la puerta de uno de los clósets de la casa -que nunca usaban-, el osito estaba sentado en la parte superior, lo más extraño es que el oso desaparece regularmente y siempre encuentra su camino al clóset.

LA VOZ DEL DESIERTO

Un par de amigos decidieron hacer un viaje juntos por el desierto, en las primeras horas de la mañana, uno de ellos, Josh, se despertó sobresaltado por lo que sonaba como la voz de Dan, pero frenética.

La voz gritaba: “¡Ven aquí, rápido! ¡Mira!» Con sueño y confundido, Josh se levantó para ver de qué estaba hablando su amigo. Volvió a oír: “¡Ven aquí, rápido! ¡Mira!» Sonaba poco natural; una repetición perfecta. Josh dio unos pasos hacia adelante y luego alguien lo agarró por detrás. Se dio la vuelta para ver a Dan con un dedo en frente de su boca, advirtiendo a Josh que se mantuviera callado… al instante volvieron a escuchar “¡Ven aquí, rápido! ¡Mira!», en silencio empacaron sus cosas y salieron de esa zona.

Hasta este día no saben qué era lo que los llamaba en el desierto.

EL ÚLTIMO VIAJE DE THOMAS

La primera noche del carnaval estaba llena de gente, pero cuando llegó la hora de cerrar, era prácticamente un pueblo fantasma.

Sin embargo, hubo un chico que apareció en el último minuto. “Uno para la rueda de la fortuna, por favor”, dijo el niño, dándole un boleto a Charlie, quien activaba la rueda de la fortuna.

Charlie vio a su alrededor. «¿Dónde están tus padres?» le preguntó al niño. El chico se limitó a tomar asiento y no respondió. Sin saber qué hacer, dejó que el niño se subiera, pero cuando terminó el viaje, ¡el niño ya no estaba en su asiento!

Charlie corrió hacia su jefe para contarle la historia, el jefe dijo casualmente: «Oh, ese es Thomas». Le entregó a Charlie un recorte de un periódico viejo. Tenía la foto del niño y el titular: “Niño se cae de la rueda de la fortuna, muere a los ocho años”.

LA MANO EN LA COCINA

Una niña que cuidaba a su abuela en casa, se levantó para llevarle un vaso de agua abriéndoselos paso a tientas a lo largo de la pared del pasillo, buscando el interruptor.

Cuando llegó a la cocina, se detuvo y palpó alrededor, solo para entrar en contacto con una mano huesuda que trató de arrastrarla hacia adentro.

La niña logró zafarse y corrió, gritando y llorando, de regreso a su abuela. Tras el incidente, la niña necesitó tratamiento psicológico. Lo que sucedió nunca se ha establecido, aunque nadie más que la abuela y la niña estaban en el apartamento en ese momento.

LOS DULCES ENVENEDADOS

Por último y más aterrador es el caso real de Timothy, quien con sus amigos, se acercaron a una casa cuyas luces estaban apagadas, pero con la esperanza de que hubiera alguien ahí. Al no recibir respuesta, fueron a la siguiente casa, todos excepto el padre de Timothy, quien se quedó, luego se unió al grupo sosteniendo un puñado de dulces Pixy Stix.

Él repartió los dulces a sus hijos y a otros pocos niños, Timothy quería un dulce, por lo que su padre le dijo que probara los que le acababa de dar, el niño murió una hora después… El dulce contenía cianuro, los otros niños no habían comido sus dulces todavía, por lo que se salvaron.

Ronald, el padre de Timothy dijo que los dulces habían provenido de la casa que tenía las luces apagadas esa noche, pero el hombre que vivía ahí no estaba esa noche en casa y tenía cómo probarlo. Ronald poseía deudas de más de $100.000 dólares y justo acababa de comprar pólizas de seguro para sus hijos.

Quería usar este dinero para cancelar sus deudas, fue condenado a prisión y ejecutado diez años después.