Síntomas de que tu relación va en picada

Oigan, hoy les explicamos los síntomas para saber si su relación va en picada y qué pueden hacer para salir a delante en este bache emocional.

Mi querida Tere Díaz viene a hablarnos sobre las señales que pueden reconocer para saber si su relación va en picada o de plano no.

Todas las parejas tienen problemas, pero cuando los problemas no se pueden resolver tras diversos intentos fallidos de solución como Críticarse, Despreciarse, Echarse la culpa uno a otro y Evadir la cercanía del otro, la relación se desgasta y quien está más incómodo en la relación, inicia la silenciosa retirada.

¿Cómo saber si tu relación va en picada?

Aquí les damos los ocho puntos que deben de tomar en cuenta para saber si su relación va en picada o aún es momento de salvarla.

Falta de intimidad emocional

Alguien se cansa primero de los intentos infructuosos de solución y decide no hacer olas retirándose internamente y esperando que el tiempo “resuelva”.

Sensación de estancamiento y aburrimiento por lo que deja de compartirle experiencias o deseos. Elige a otras personas para abrirle su intimidad.

Existe la insatisfacción

Unilateralmente, y sin dar sospecha, piensa que no vale la pena vivir así, toma conciencia de su insatisfacción, pero no la comparte. Ya le pesa más la compañía de la pareja que su ausencia. Promueve que el otro viaje solo.

Hay un descontento sutil

Hace intentos sutiles por mostrar el otro el gran descontento pero el otro no responde o lo atribuye a causas ajenas a él. Duda de cómo reaccionar ante lo que dice la otra persona y de cómo comportarte ante la otra persona.

Le empieza a decir que no le gusta ver a su familia tan seguido. O bien le cuenta algo de lo que ya no disfruta, pero sin ser contundente.

La comunicación se interrumpe

Interrumpe la comunicación e intimidad de la pareja – que ya sufrían de dolencias. Ya se te antoja CERO físicamente y hay hasta rechazo de estar en la cama juntos, pero el otro cree que es por la menopausia o por los hijos o por el trabajo intenso. Ya no le pregunta sobre su vida ni le cuenta nada de la propia.

Se alejan de las actividades en pareja

Compensa la frustración con actividades que excluyen a la pareja. Trabajando más, haciendo nuevos amigos, adquiriendo nuevos hobbies, incluso se embarca en una aventura amorosa, creando una vida social francamente independiente. (Si bien esta estrategia atenúa la frustración al interior de la relación, hace más grande la distancia con la pareja).

Planea cosas sin consultar a la pareja

Crea planes relevantes para tomar decisiones sin externar el problema y sin ver conjuntamente si hay alguna solución. El otro sigue dando explicaciones que no tienen que ver con él, como, “no pudo viajar de soltera”, “siempre ha querido ser independiente”.

Busca un trabajo fuera de la ciudad. Se va a meter a estudiar algo nuevo o hará un viaje sin él.

La relación se hunde

Finalmente abre con su compañero la idea de terminar la relación, enfatizando que ya hay poco o nada por hacer. Esto toma por sorpresa al otro quien no considera la situación ni tan crítica ni tan irremediable. Empiezan las confrontaciones directas.

Se hacen evidentes y explícitas las historias diferentes que cada uno se ha venido contando respecto a la relación. El sorprendido busca caminos de solución (terapia, viajes, conversaciones). El que lleva tiempo rumiando el malestar ya tiene un plan de salida.

Se planea la ruptura final

La pareja empieza a reconocer las causas que llevaron a esta crisis. En ocasiones, esto basta para aceptar que el vínculo está roto y dejar la relación, en otros casos la pareja se reactiva y busca una auténtica reconciliación. Esto implica actualizar y recontratar para crear algo sustancialmente diferente (sí es que se puede).

Fuente: Tere Díaz, psicoterapeuta especialista en desarrollo personal y terapia de pareja. Autora del libro “¿Cómo identificar un patán?” y “¿Por qué nos mentimos si nos amamos?”.

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