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¿Cómo romper una relación con un pariente cercano?

Les vamos a explicar como romper una relación con un pariente cercano y cómo hacerlo de la mejor manera sin morir en el intento.

octubre 17, 2023

¿Alguna vez han llegado a un punto en su vida en que se dan cuenta de que la relación con un ser querido, tal vez un padre, una madre o incluso un hijo adulto, está afectando tan negativamente su bienestar emocional que consideran que la única salida es romper todo lazo con esa persona? Nuestros Rockstar del amor Mario Guerra nos va decir qué hacer en esta difícil situación.

Hoy vamos a poner sobre la mesa un tema que, aunque delicado y doloroso, conviene darle luz para entender cómo y cuándo podría ser necesario tomar una decisión tan drástica como esa para salvaguardar tu salud emocional y mental.

¿De qué hablamos hoy acá?

De una relación con una persona muy relevante y significativa en tu vida, como lo puede ser un padre, una madre o un hijo adulto, que se encuentra muy deteriorada y en donde ya se han hecho todos los esfuerzos razonables por reparar o poner límites a la relación ya nada ha funcionado para mejorarla o cambiar el trato que se recibe.  Un ejemplo de conductas en este tipo de relaciones son:

  • Manipulación emocional constante, donde uno de los involucrados usa tácticas como la culpa o el chantaje para controlar al otro.
  • Desprecio y falta de respeto recurrente, manifestado en comentarios hirientes, burlas o incluso insultos.
  • Violaciones reiteradas a los límites personales, como invadir tu privacidad o tomar decisiones que te afectan sin tu consentimiento.
  • Abuso emocional o psicológico, que puede incluir desde la humillación pública hasta el aislamiento social forzado.
  • Falta total de apoyo emocional, donde uno de los involucrados se muestra indiferente o incluso hostil ante las necesidades emocionales del otro.

¿Cómo y por qué se llega a una situación así con una persona tan cercana y significativa?

Llegar a la decisión de romper lazos con un familiar cercano es un proceso complejo que suele involucrar una combinación de factores emocionales, psicológicos y, en ocasiones, prácticos. Es una decisión que no se toma a la ligera y que, en ciertos casos, puede ser la única opción viable para proteger nuestro bienestar emocional y mental.

Es muy importante entender que en una dinámica tóxica siempre hay al menos dos actores: el que ejerce el comportamiento dañino y el que lo permite. A veces, hay terceros que, con su silencio, inacción o alianza con el agresor, contribuyen a perpetuar el ciclo de abuso. Este complejo entramado de roles puede hacer que la única salida viable sea romper la relación. Pero, ¿cómo y por qué se llega a este punto con alguien tan cercano y significativo? Veamos algunas causas:

  • Narcisismo patológico: Esta puede ser una de las razones más difíciles de manejar. Las personas narcisistas suelen carecer de empatía y tienen una necesidad constante de control, poder y autoridad, lo que puede llevar a un ciclo de abuso emocional y manipulación. Ejemplo: Imagina un padre que siempre quiere ser el centro de atención en todas las reuniones familiares y que menosprecia tus logros para resaltar los suyos o los de uno de tus hermanos, por ejemplo.
  • Falta de límites: Que puede llevar a relaciones asfixiantes o invasivas, especialmente si uno de los involucrados justifica comportamientos tóxicos bajo el pretexto de la lealtad familiar o del nombre del propio rol. Ejemplo: Una madre que insiste en saber todos los detalles de tu vida amorosa y se ofende si decides mantener ciertas cosas en privado, invadiendo constantemente tu espacio personal.
  • Ambivalencia emocional: La ambivalencia emocional, o tener sentimientos encontrados hacia la persona que está causando el daño, puede ser una de las razones más confusas y dolorosas por las que se perpetúan estas relaciones tóxicas.  Por un lado hay un rol que se desempeña entre Ustedes que se presupone amoroso (madre-hija), incluso hay amor hacia la otra persona, pero por otro lado sus conductas lastiman profundamente. Es como estar paralizado entre el nombre del rol y la conducta que hiere sin poder salir de ahí sin sentirte abusado o culpable. Ejemplo: Una madre que constantemente te humilla o minimiza y que cuando quieres poner límites te dice que ella es la peor madre o que tú eres la peor de las hijas existentes.
  • Ciclos ancestrales de abuso o manipulación: Estos patrones dañinos pueden venirse gestando generación tras generación y perpetuarse con cada nueva. Ejemplo: Quizá tu madre a su vez fue víctima de su propia madre y no pudo romper el ciclo.
  • Negación y minimización: La negación del problema o la minimización de su gravedad pueden hacer que el ciclo de abuso o toxicidad se perpetúe. Ejemplo: Tu hermana es constantemente irrespetuosa contigo, pero tu mamá te dice que no es para tanto y que desde chiquita hacías un drama de todo.
  • Falta de autoconciencia: Del agresor sobre el impacto de sus acciones, lo que puede hacer que cualquier intento de abordar el problema sea recibido con resistencia. O incluso de tu parte, donde colocas a la otra persona como una figura de autoridad e incluso dudas de tu propia necesidad de protegerte. Ejemplo: Piensas que qué tal que tú estés “mal” al poner límites y el otro esté “bien” al maltratarte porque quizá “lo mereces”.
  • Dependencia emocional o financiera: La dependencia puede complicar la decisión de poner distancia, ya que el miedo a perder el apoyo emocional o material puede hacer que se tolere el abuso. Ejemplo: Un padre o madre que se ha vuelto emocionalmente abusivo, pero del cual dependes financieramente o incluso necesites de su reconocimiento y validación porque tú no has sido capaz de dártelos.

¿Por qué es tan complicado y socialmente mal visto romper una relación así aún para salvaguardar la propia salud mental?

Tomar la decisión de romper una relación con un familiar cercano para proteger tu bienestar emocional y mental es un proceso complejo y, a menudo, estigmatizado socialmente. Pero, ¿por qué es tan complicado y mal visto? Aquí hay algunas razones:

La cultura del sacrificio: En muchas culturas y sociedades, se espera que los miembros de la familia hagan grandes sacrificios por el bienestar del grupo. Esta expectativa puede llevar a que la persona que decide romper lazos sea vista como egoísta, mala o desleal.

Idealización de roles familiares: La figura materna, por ejemplo, a menudo se idealiza como el pilar de amor incondicional y apoyo. Cuestionar o romper esa relación puede ser visto como un acto de rebeldía o incluso de blasfemia social.

Miedo al juicio social: La preocupación por cómo te percibirán los demás si tomas una decisión tan drástica puede ser un fuerte disuasivo. Muchas personas temen ser juzgadas o excluidas por su comunidad o círculo familiar y social.

Falta de comprensión sobre la salud mental: Aunque la conciencia sobre la importancia de la salud mental ha crecido en los últimos años, todavía hay un largo camino por recorrer. Muchas personas no entienden completamente cómo una relación tóxica puede afectar la salud mental y, por lo tanto, pueden ver la decisión de cortar lazos como una «sobre-reacción».

Presiones religiosas o culturales: En algunas comunidades, las creencias religiosas o culturales pueden desempeñar un papel en la estigmatización de aquellos que deciden romper relaciones familiares. Estas creencias a menudo enfatizan la importancia de la unidad familiar a toda costa.

La complejidad de la ambivalencia emocional: Como mencionamos anteriormente, la ambivalencia emocional puede complicar aún más la decisión. El amor o la lealtad hacia la persona que está causando el daño pueden hacer que se tolere el abuso por más tiempo del debido, y también pueden llevar a la persona a cuestionar su propia decisión de poner fin a la relación.

¿Cómo se ve afectada la salud mental en una relación así en el largo plazo?

Mantener una relación tóxica con un familiar cercano puede tener efectos devastadores en la salud mental a largo plazo. Aunque algunas personas argumentan que las generaciones anteriores enfrentaron formas más severas de disciplina y «salieron bien», es fundamental entender que los efectos del abuso o la toxicidad no son siempre inmediatamente visibles. Veamos cómo se puede ver afectada la salud mental:

  • Estrés crónico: Estar en una relación tóxica puede llevar a niveles elevados de estrés, lo que a su vez puede desencadenar una serie de problemas de salud, desde trastornos del sueño hasta enfermedades cardíacas.
  • Baja autoestima: La exposición continua a comportamientos abusivos o manipuladores puede erosionar la autoestima y la autoimagen, lo que puede llevar a problemas más graves como la depresión o la ansiedad.
  • Desarrollo de trastornos mentales: La toxicidad prolongada puede contribuir al desarrollo de trastornos mentales como la depresión, la ansiedad y, en casos extremos, el trastorno de estrés postraumático (TEPT).
  • Afectación de otras relaciones: Una relación tóxica con un familiar puede afectar cómo interactúas con otras personas, llevando a patrones de comportamiento poco saludables en otras relaciones, tanto personales como profesionales.
  • Desgaste emocional: El agotamiento emocional es común en estas relaciones, lo que puede llevar a un estado de apatía y desinterés en actividades que antes eran gratificantes.
  • Normalización del abuso: Estar en una relación tóxica durante un período prolongado puede llevar a la normalización del abuso o la toxicidad, lo que puede hacer que la persona sea más susceptible a entrar en futuras relaciones tóxicas.
  • Desarrollo de mecanismos de defensa poco saludables: Para sobrellevar la toxicidad, a veces se recurre a la negación, la evasión o el abuso de sustancias.

¿Qué hacer?

Tomar la decisión de romper una relación tóxica con un familiar cercano es un proceso complejo y emocionalmente agotador. Sin embargo, hay pasos concretos y alcanzables que puedes seguir para facilitar este difícil camino. Es fundamental entender que, aunque esta decisión no está exenta de costos, el precio de no asumirlos puede ser mucho más alto en términos de tu bienestar emocional y mental. Aquí hay algunas recomendaciones:

  • Evaluar la relación. Antes de tomar cualquier decisión drástica, haz un balance honesto de la relación. Pregúntate si has hecho todo lo posible para establecer límites y mejorar la dinámica. Si la respuesta es sí y la toxicidad persiste, podría ser el momento de considerar opciones más radicales.
  • Buscar apoyo externo. Hablar con amigos de confianza o profesionales de la salud mental puede ofrecer una perspectiva externa valiosa. A veces, estamos tan inmersos en la situación que no vemos las cosas con claridad.

En este sentido es muy importante que nadie te esté presionando para que veas la relación de una manera o incluso para que tomes la decisión calentándote más la cabeza.  Una persona empática te hará ver lo que tú no has podido o querido ver, no le echará más leña al fuego.

Preparar el terreno emocionalmente. Antes de tomar la decisión, prepárate emocionalmente para las posibles consecuencias. Esto puede incluir sentirte culpable, enfrentar el juicio social o incluso lidiar con la soledad temporal.

Comunicar tu decisión. Si decides seguir adelante con la ruptura, hazlo de una manera clara y directa. Evita caer en acusaciones o reproches; en su lugar, enfócate en cómo la relación te afecta emocionalmente.  Y no esperes que la otra persona esté de acuerdo con tu perspectiva para ponerte a salvo.

Establecer límites claros. Una vez que hayas tomado la decisión, es crucial establecer límites claros. Esto puede incluir limitar el contacto físico, bloquear números de teléfono o incluso tomar medidas legales si es necesario.

Aceptar el costo emocional. Entender que habrá un costo emocional te ayudará a enfrentar mejor las consecuencias. Podrías perder no solo la relación con esa persona, sino también enfrentar tensiones en otras relaciones familiares.

Trabajar en la recuperación emocional. Después de la ruptura, dedica tiempo a sanar y recuperarte. Esto puede incluir terapia, actividades que te hagan bien y, lo más importante, rodearte de personas que te apoyen emocionalmente.

Reevaluar con el tiempo. Es posible que con el tiempo y el espacio, la relación pueda reevaluarse. Sin embargo, asegúrate de que cualquier intento de reconciliación venga acompañado de cambios concretos y sostenibles en el comportamiento y no sólo de promesas que ya en el pasado no se han cumplido.

Recuerda, cada paso que tomes es un paso hacia un futuro más saludable para ti. Aunque el proceso sea doloroso y esté lleno de incertidumbre, el objetivo final es tu bienestar emocional, mental e incluso el del resto de tus relaciones significativas.

Fuente: Mario Guerra. Psicoterapeuta, tanatólogo, coach ontológico, hipnoterapeuta certificado internacionalmente, conferencista y nuestro rockstar del amor.

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