¿Alguna vez se han preguntado cómo le hacían nuestros antepasados cuando no había dónde guardar la comida para que no se echara a perder? Es que si lo piensan es una locura, porque antes no tenían nada de conservadores artificiales, ni nada de la envoltura y olvídense del refrigerador para que no se echara a perder.

Por eso, me pareció súper interesante el podcast de Bendita Nutrición, donde Bea Boullosa y Nicolás Mier y Terán platican con Mariana Zapién, ingeniera en alimentos y consultora de innovación y desarrollo de alimentos, sobre cómo ha evolucionado la tecnología de la alimentación.

Mariana explica que lo que compramos en el súper se conserva con tecnologías nuevas y limpias para también cuidar más al planeta. Y es que ahora sí aprovechamos los compuestos bioactivos que tienen los alimentos de manera natural, para que además de que se vean y sepan ricos, también aprovechemos todos los nutrimentos que tienen y que nos ayudan, por ejemplo, a bajar el colesterol y cuidar nuestro corazón.

En este caso dice que hay muchas fibras solubles que ayudan a minimizar el colesterol en sangre y disminuir el riesgo de tener enfermedades del corazón. Además, algo que me pareció muy interesante es que, hablando del pan o las harinas que consumimos en México, deben sí o sí, estar fortificadas con ácido fólico, hierro, zinc y otras vitaminas, para que diferentes grupos de la población no tengan deficiencias.

Algo importante que platica Mariana, es que, aunque por ejemplo, algo en una lata cerrada puede durar décadas, pero una vez abierto, hay que comerlo rápido porque es más fácil que entren en contacto con los microorganismos del ambiente, lo mismo le pasa a los alimentos que preparamos y no refrigeramos.

Solo para que sepan, Bea dice que cada año en el mundo se enferman aproximadamente 600 millones de personas por comer alimentos contaminados. Entonces, si compran comida enlatada, pero tiene algún golpe, Mariana dice que mientras no sean tan grandes y no estén en la orilla de la parte de arriba o de debajo de la lata, no hay problema de consumirlo. Sin embargo, si están muy grandes las abolladuras o la lata está inflada, por nada del mundo deben consumirla.

Ahora, ¿cuántos de ustedes no han visto un pedazo de queso con hongo, pero el resto lo ven “normal”? y ¿cuántos de ustedes no se han comido el resto del queso? Bueno Mariana dice que esto es pésimo porque hay muchos microorganismos que no vemos que se expandieron a todo el queso o jamón o tortilla que ven con manchitas de hongos. Si son de los que dicen córtale el cachito y no pasa nada piénsenlo dos veces, porque pueden llegar a enfermarse de problemas respiratorios, en especial los niños.

Y otro tema que tocan en el episodio es ¿qué onda con las fechas de caducidad y de consumo preferente? Pues aquí el misterio: la fecha de caducidad es la que garantiza que no habrá crecimiento de microorganismos y el alimento será seguro para su consumo. En cambio la fecha de consumo preferente es la que garantiza que todas las características específicas de un producto como textura, frescura, y sabor se mantienen. Entonces para que las revisen.

Para cerrar les dan un hack: Congelar el pan. Mariana y Nico platicaban que si lo hacen va a estar en buen estado más o menos por un año, porque disminuye el crecimiento de microorganismos como hongos. Si ven que se hace durito, es porque el almidón empieza a expulsar agua, pero los minerales y nutrimentos se conservan perfecto.

Y para los que se quedaron con más dudas, ya saben que pueden encontrar a Nicolás Mier y Terán en Instagram como @nicolasmieryteran, Bea Boullosa en @beaboullosa Y a Mariana Zapién en @ingdetusalimentos.