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2025-04-09 23:39:34
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¿Qué dicen tus uñas de tus emociones? Ángeles Wolder responde

¿Cómo se relacionan las uñas y las emociones? Ángeles Wolder, Psicóloga y Experta en Biodescodificación, nos va a explicar todo.

abril 2, 2025

¿Alguna vez se han preguntado para qué nos sirven las uñas? Ángeles Wolder nos va a explicar cuál es la relación de nuestras emociones y la salud de nuestras uñas. 

Si andan con el agobio de que se les rompen las uñas, se les encarnan, manchan o las tienen muy duras, les vamos a explicar lo que significa de acuerdo con la biodescodificación y lo que dicen sobre sus emociones y forma de vida. 

¿Qué es la biodescodificación?

La biodescodificación es una herramienta complementaria de los recursos de la medicina alopática cuyo objetivo es «descifrar o desprogramar» las causas de la enfermedad a partir del «inconsciente biológico», es decir, a partir de las células encontrar la salud, todo complementado con ayuda médica y psicológica.

¿Qué información nos da el estado de salud de nuestras uñas?

La forma y el estado de las uñas nos da mucha información sobre cómo estás viviendo todo lo relativo a la defensa, las peleas, la agresividad contenida o no. 

Nos hablan de la lucha interna, la rumiación, la queja, las ganas de que algo sea diferente o de que te escuchen, hagan caso o cumplan con algo que has pedido. 

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¿Qué son las uñas?

Son una parte de la piel formada por capas de células muertas. Las uñas son una parte endurecida de los extremos de los dedos, formada por 150 capas que son muy resistentes debido a la queratinización de las células y que tiene como función biológica principal cubrir las puntas de los dedos para evitar daño en las terminaciones nerviosas.

También facilita el agarre de objetos pequeños, la manipulación fina y servían para algo muy importante en otras épocas que era el rascado. En los animales mamíferos el rascado es muestra de afecto y pegamento en la socialización.

Todas las funciones reales tienen su resonancia en la función mental o simbólica que es la que vemos como conflicto.

Funciones secundarias de las uñas

Las funciones secundarias tienen que ver con algo mucho más primitivo como lo son las acciones ofensivas (atacar, pelea, lucha) y defensivas (auxilio, socorro, protección).

Otra parte importante de las uñas es la cutícula que protegen la uña de forma natural y evitan que penetre la humedad, el agua, bacterias u otros organismos. Además, se ocupan de cubrir la parte más importante de la uña: la matriz.

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¿Cuáles son los problemas más frecuentes en las uñas?

Todas estás alteraciones de las uñas pueden tener un origen en los conflictos emocionales que no se han podido evitar de otra manera.

  • Uñas secas o deshidratadas: Uñas que no brillan, están opacas y si pasas un dedo encima no se desliza fácilmente.
  • Uñas quebradizas: Uñas frágiles y propensas a romperse fácilmente.
  • Uñas finas o débiles: Flexibles y propensas a descamarse.
  • Onicomicosis: Infección fúngica que afecta a las uñas.
  • Leuconiquia: Manchas blancas en las uñas debido a lesiones, alergias, deficiencias nutricionales o infecciones.
  • Síndrome de uñas amarillas: Uñas amarillas debido a infecciones, enfermedades pulmonares o el uso prolongado de esmaltes.
  • Uñas encarnadas: Crecimiento de la uña en el tejido circundante, causando irritación.
  • Panadizo o uñero: infección en la uña, por lo general en una zona encarnada.
  • Onicofagia: Morderse las uñas de manera compulsiva, asociado con el estrés.
  • Alteración de la cutícula: produce debilidad o alteraciones en las uñas.

 ¿Qué nos dicen las uñas sobre las emociones?

Las uñas débiles (secas, quebradizas) hablan de la necesidad de ser menos conflictivo. Las uñas con panadizos o encarnadas dan la sensación de que alguien se mete en lo tuyo y quiere gobernar tu vida.

En el caso de morderse las uñas puede tener relación con sentir que te has pasado de violencia o que has sido demasiado agresivo y tienes que evitar lastimar al otro.

Vamos a poner dos ejemplos:

Desde niños nos programan para no defendernos con frases como “No le pegues a tu hermano” o “Es solo un juego”, disfrazadas de educación, pero que nos enseñan a callar, a tragarnos el coraje y a no poner límites.

¿Y toda esa energía contenida? La canalizas como puedes: mordiéndote las uñas, apretando los dientes, retorciendo los dedos. Es tu cuerpo buscando una salida para la defensa que nunca permitiste. Porque, aunque nadie te lo dijo, defenderte también es parte de la vida.

Y el segundo ejemplo:

En cambio, mostrar las uñas puede ser una señal de defensa tras haber recibido ataques. Uñas largas, pintadas de rojo intenso, con gel o acrílico hasta parecer garras no son solo estética, sino un mensaje: «A mí ni me toques», «Aquí mando yo», una armadura en miniatura.

Si alguna vez te atacaron y aprendiste que el mundo puede ser hostil, quizás ahora llevas tus propias armas en la punta de los dedos. No es lo mismo una mano con uñas cortas y naturales que una con uñas largas y afiladas. Una dice «soy inofensiva», la otra «intenta pasarte de listo y te dejo marca».

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Comunicación y uñas van de la mano

Cuando te comunicas de forma agresiva o pasivo-agresiva, la culpa no tarda en llegar. Te quedas dándole vueltas a lo que dijiste, a si fue demasiado o demasiado poco… Y ahí entran tus uñas: las muerdes, las debilitas, las castigas, como si fueran las culpables.

Tres formas de comunicación no asertiva que terminan pasándote factura:

  • Agresiva: “¡Pues si no te gusta, hazlo tú y punto!”. Respondes con enojo, luego te invade el remordimiento. Resultado: uñas débiles porque sientes que te pasaste.
  • Pasivo-agresiva: “Ah, no te preocupes, yo siempre soy el que arregla todo” (con sonrisa falsa). En lugar de expresar lo que sientes, lanzas indirectas y terminas frustrado. Resultado: Arrancarte la piel alrededor de las uñas.
  • Evasiva: “No, no pasa nada” (cuando en realidad te mueres de coraje). Reprimes tus emociones y la tensión acumulada termina en tus uñas.Si tus uñas están débiles, tal vez sea momento de revisar cómo te estás comunicando.

¿Qué puedes hacer?

Mientras cuidas tus uñas, también trabaja en tu comunicación. No se trata solo de uñas fuertes, sino de una voz firme, clara y sin culpa.

  • Primero, trata tus uñas como reinas: dales forma, aceite, fortalecedor. Pero al mismo tiempo, fortalece tu comunicación. Hablar sin miedo, sin agresión, sin culpa.
  • Haz el duelo de cómo lo has hecho hasta ahora. Si te culpas por algo que dijiste, acepta la responsabilidad sin intentar cambiar el pasado.
  • Pon límites sin culpa: “Entiendo que necesites ayuda, pero en este momento no puedo. Si quieres, puedo apoyarte después.” Sin justificaciones ni titubeos.
  • Expresa lo que sientes sin atacar: “Cuando hablas en ese tono, me siento incómoda. Prefiero que lo hablemos de otra forma.” Directo, sin drama.
  • Pide lo que necesitas sin miedo al rechazo: “Me gustaría que me avisaras con más tiempo si necesitas algo de mí. Así puedo organizarme mejor.” Sin exigencias, solo claridad.
  • Empieza hoy: uñas fuertes, voz fuerte, actitud fuerte. Cuando hablas con seguridad, ya no necesitas descargar la tensión en tus uñas.

Especialista: Angeles Wolder Psicóloga. Directora del Instituto Angeles Wolder, terapeuta en Descodificación Biológica y Constelaciones familiares. Autora de los libros, “El arte de escuchar el cuerpo”, “El reflejo de las emociones y hambre emocional.

IG: @institutoangeleswolder y @angeleswolder / FB: @InstitutoAngelesWolder

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