Por: Alejandra Ortíz
Tw. @alita_emo
Comúnmente existe la idea de que el cerebro de los adultos es una cosa inmóvil, que ha cesado su formación y que no se generan más neuronas. Aunque eso pareciera que les sucede a muchas personas, lo cierto es que aún en los más necios el cerebro adulto sigue creando neuronas y nuevas conexiones entre ellas.
Las memorias son conexiones que se forman entre varias neuronas, por lo que si de grandes seguimos formando estampas de lo que nos ha pasado o lo que tenemos o queremos recordar, esto quiere decir que se siguen formando nuevas conexiones. Lo malo (o tal vez bueno) es que no existe suficiente “espacio” para todos los recuerdos.
Unos neurocientíficos tortura-ratones vieron que en estos roedores la neurogénesis en una parte particular del cerebro desestabiliza las conexiones que ahí mismo existían, es decir, que la formación de nuevas neuronas y de sus conexiones “borra” la información que estaba ahí guardada.
Estos científicos sugieren en los seres humanos podría pasar algo similar. Dado que cuando somos bebés la neurogénesis ocurre a una tasa mucho más alta que cuando ya somos grandes, esto prevendría la formación de recuerdos durante los primeros años de nuestra vida. La amnesia infantil es una consecuencia de que los cerebros estaban muy ocupados registrando la novedad de vivir.
¿Y qué pasa cuando somos adultos? Es probable que periodos en los que estamos especialmente olvidadizos estén también, como cuando éramos bebés, correlacionados con momentos de la vida en que estamos formando muchas nuevas memorias. Igual y no te acuerdas, pero tal vez sea por una buena razón.
Alejandra Ortíz es bióloga por Facultad de Ciencias de la UNAM, actualmente estudia el doctorado de Ciencias Biomédica,le gusta explicar el lado científico de la vida.