Una amiga mía siempre me decía, “tú dame a un santo y en 6 meses lo convierto en un infierno» jajaja. Por lo menos tenía claro su poder destructivo y el patrón repetitivo que seguía relación tras relación que, evidentemente, no funcionaba. Y es que por eso, este mes quisimos hablar del tema de las relaciones duraderas, porque al final necesitamos entender el principio: uno tiene la pareja para la que le alcanza.
Si bien una relación puede empezar limpia, prístina, pura y virgen, es casi imposible que no se acabe contaminando por el mugrero que cargamos todos y que acabamos por aportar a la dupla. Si no tenemos conciencia de esto, es casi imposible no acabar quejándonos –sí, otra vez– de que los hombres no sirven para nada, de que las relaciones son dificilísimas, y de que el amor y las parejas funcionales solo existen en las películas.
Conciencia y auto observación, esa es la clave. Hay que mirarnos con atención y hacer el esfuerzo de entender cómo funcionamos, por qué reaccionamos como lo hacemos, cómo elegimos relacionarnos y, aunque sea horrible, cómo y por qué a veces tenemos que terminar relaciones que prometían ser un éxito, porque todo se descompuso… cuando en realidad fuimos absolutamente responsables de que todo se descompusiera.
Lo más fácil es echarle la culpa al otro, pero así sólo estamos perdiendo la gran oportunidad de aprender las lecciones necesarias para no repetir, una y otra vez, los mismos errores, porque el que no repara, repite.
Honestamente, creo que la mayoría está en una relación con su proceso; no está con la pareja final sino con la persona que les mandó la vida para aprender, pulirse, entenderse mejor y acercarse a la pareja perfecta para ustedes. Pero no es sólo encontrar a alguien, sino aprender a ser una mejor pareja.
Con esa ilusión hicimos esta edición, con la esperanza de que después de leer esta moi, se cachen en todos esos errores que no les han permitido consolidar lo que tanto juran que quieren: amor verdadero.
