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Dejar tu relación ¿una mala decisión?

Si sienten que su relación no va bien y no saben si irse o quedarse por temor a arrepentirse, les vamos a dar paz.

agosto 3, 2021

Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta.
TW: @marioguerra

¿Por qué nos cuesta trabajo tomar la decisión de dejar una relación?

Los sentimientos que se tienen hacia la otra persona.
Las relaciones no siempre se terminan por falta de amor.
Una relación que termina no deja de ser (para la mayoría) una pérdida que desencadena un proceso de duelo.
Por lo que en ella hemos invertido.
Metafóricamente podemos decir que “sangre, sudor y lágrimas” (y algún dinerito por supuesto).
Sientes que, en el tiempo invertido en esa relación, dejaste pasar años de tu vida y oportunidades de estar con alguien que sí se quisiera quedar y ahora pues al menos quieres quedarte con el reintegro, ya que el “premio mayor se te escapó”.
Esto no deja de ser una falacia, porque lo único que puedas saber en todo caso es que esta relación no funciona, pero no hay evidencia alguna que si no hubieras estado en esta, habría habido otra que sí hubiera funcionado.
Por no querer afectar a terceros.
Principalmente a los hijos (cuando los hay) y en menor medida a algún otro familiar (como cuando alguien dice “si mi mamá sabe que me voy a divorciar se muere”).

¿Quién eres tú?

No muchas relaciones terminan de común acuerdo, y aún así, generalmente uno de los dos puede ser el que “ya quería terminar” y el otro el que “no quería terminar”.
Cualquiera pensaría que el segundo sufre más que el primero, pero no siempre es así:
El que ya quería terminar
Si bien es cierto que ya venía pensando en hacerlo, pero no se atrevía o no encontraba la manera “perfecta”, también pasa por distintas vivencias.
Enojo por haberse quedado más tiempo y no irse antes.
Tristeza por la relación idealizada perdida.
Sensación de libertad, pero a veces de confusión y vacío hacia el futuro.
Culpa, por haber hecho sufrir al otro.
El que no quería terminar
La noticia pudo haberle tomado por sorpresa o ya la temía, pero soñaba conque ese día nunca llegara. Puede experimentar todo tipo de emociones, pero en general encontramos:
Sensación de irrealidad.
“Esto no me pueda estar pasando a mí”.

Enojo con el otro y consigo mismo.
“Cómo me hizo esto y por qué fui tan idiota de no darme cuenta antes”.

Tristeza y vergüenza.
Tristeza por lo que se pierde y vergüenza por la sensación de haber sido rechazado.

Culpa por pensar que hizo o dejó de hacer muchas cosas que le podían haber evitado esto.
Desesperanza y pérdida de confianza.
De ya no creer que puede o quiere rehacer su vida emocional y un posible daño a la autoestima (que muchas veces trata de compensarse de manera maniaca saliendo con otras personas o mostrándose socialmente muy alegre)
Sensación de haber fracasado.
Especialmente cuando el mito familiar o personal va de la mano con la creencia que una relación larga es sinónimo de éxito).

¿Qué evaluamos antes de tomar ese tipo de decisión?

Un estudio realizado en el 2017 y publicado en el Social Psychological and Personality Science, analizó las causas que las personas tienen para quedarse o irse de una relación.
Las personas reportaron en promedio 25 razones para querer irse y 23 razones para querer quedarse. Vamos a ver las 5 principales en cada caso.

Razones para querer quedarse:

Intimidad emocional

Que se siguen queriendo (pero no se llevan bien)
Comparten cosas.
Que cuando no se la pasan tan mal, no se la pasan mal.
Comparten vínculos emocionales (principalmente hijos).

2. Inversión emocional

No querer perder lo invertido (tiempo, emociones…)
Nostalgia por el tiempo compartido

3. Por un sentimiento de deber

Por no dejar a los hijos, no desilusionar a la familia, porque no está bien separarse (todo esto por presiones internas, no externas).

4. Personalidad de la pareja

Hay cosas de tu pareja que te gustan y que valoras.

5. Disfrute

Se la pasan bien juntos, platican “sabroso”, hacen cosas nuevas juntos.


Razones para querer irse:


La personalidad de la pareja.

Que es aburrida, inestable emocionalmente, manipuladora, reactiva, agresiva, celosa o cualquier otro rasgo que al otro no le venga bien.

Ruptura de la confianza

Infidelidad, mentiras, engaños en temas sensibles como lo económico, la familia, amigos o secretos no revelados.

Alejamiento emocional de la pareja

Se percibe que la pareja ya no está emocionalmente presente, ya no te apoya, desprecio, ya no habla de un “nosotros” a futuro, ya no es cariñosa o atenta.

Razones externas

Familia política o propia que ponen conflicto en la relación (especialmente conflictos nuera-suegra o hijos con “mamitis”).
Temas económicos, laborales…

Conflicto y distanciamiento físico
Mala vida sexual o nula vida sexual, falta de contacto físico cariñoso, demasiadas discusiones, peleas constantes, críticas, desprecio.

El estilo de apego también cuenta:

El mismo estudio halló que las personas con apego ansioso y apego evitativo reaccionan distinto al momento de evaluar si se quedan o se van:

Apego ansioso
Posponen demasiado la decisión porque se la pasan “peloteando” entre los pros y contras y viven con la sensación que es un error tanto quedarse como irse.
Estos se pueden quedar mucho tiempo en una relación por no poder tomar una decisión.

Apego evitativo
Son más pesimistas acerca del futuro de la relación y necesitan muchas razones para quedarse y muy pocas para querer irse. Para ellos el error es quedarse a menos que todo esté bien.
Estas personas suelen dejar las relaciones mucho más rápido que el promedio.

Razones quizá no tan convenientes para irse o quedarse.

Dejar la relación por impulso

Ya sea en un arranque de celos o enojo.
Dejarla por un amante.
Si la vas a dejar que sea porque sabes que contigo puedes estar sólo y no que necesites a alguien para sentirte “fuerte”.
Quedarte por ansiedad y querer que tu pareja se quede por imposición disfrazada.
Si la sola idea de separarte de tu pareja te provoca gran miedo, ansiedad, enojo o inquietud desmedida, quizá en realidad no la amas, sino la necesitas como si fuera un ansiolítico.
Dar largos sermones a tu pareja acerca de la lealtad, honorabilidad, la familia, los valores, su falta de ganas, compromiso, empatía, etc, no es sino un síntoma de tu ansiedad y tu inhabilidad para afrontar las pérdidas sanamente.
No eres su papá o su mamá para educar a un adulto en valores o cambiar su personalidad.

¿Hasta dónde intentar qué?

Hablar, buscar acuerdos, hacer compromisos o cualquier tipo de arreglo funciona muy bien cuando ambos tienen la voluntad de quedarse y la madurez para poder cumplir lo que se diga.
Para esto lo mejor es establecer acuerdos comunes (el mejor acuerdo posible para ambos, no buscar lo perfecto) y poner un tiempo de prueba para observar si pueden y les viene bien el resultado.
No es esperado que a la primera logren acuerdos ideales, pero la idea es que sienten con esto que:
Hay voluntad.
Van observando algunos avances y buenos resultados que les permiten hacer nuevos acuerdos.
Si lo anterior no funciona…
Buscar ayuda profesional. Idealmente de pareja, si ambos están dispuestos a pasar por ese proceso o incluso individual cada uno por su lado.

Yo digo que mi pareja debería echarle más ganas por todo el tiempo que ya le hemos invertido a esto.

Tienes razón, pero no puedes obligar a nadie que invierta más de lo que ya invertido cuando ya no lo quiere seguir haciendo, aunque tú estés dispuesto a invertir mucho más.
Es como jugar al poker con alguien y querer obligarle a que siga apostando para que el juego continúe, cuando ya no quiere seguir jugando.
Ya sea porque vas ganando y quieres más o porque sientes que vas perdiendo y quieres recuperar lo invertido.
Hay una importante diferencia entre ser necio y ser perseverante.

Pregúntate qué buscas de esa relación.
Seguramente dirás que paz, hacer una familia, felicidad, plenitud, etc. (algo bueno)

Pregúntate si con esa persona, así como es, lo estás obteniendo.
Si la respuesta fuera “si”, ni estaríamos hablando de esto.

¿Ya le has pedido a esa persona que cambie su actitud al respecto de su relación?
Si la respuesta es no, hazlo ahora, espera un tiempo y vuelve al punto 1
Si la respuesta es sí, seguro no has obtenido el resultado que querías, de otra manera no estaríamos hablando de esto.

Imagina que esa persona no está dispuesta ya a hacer algo más de lo que ha hecho para cambiar las cosas como tú quieres que cambie. ¿Qué vas a hacer?

Seguir presionando para que cambie = necedad.
Quedarte y aguantar a ver si un día cambia = necedad
Terminar la relación y buscar en otra parte aquello que ahí no estás obteniendo = perseverancia.
Ser necio implica buscar resultados diferentes tomando el mismo camino para obtener algo. Ser perseverante implica no renunciar a la meta o sueño, pero buscar caminos alternos si en este ya no hay buenos resultados.

Quizá tú sientes que pierdes mucho al terminar esa relación que no quieres que se acabe, pero quizá tu pareja siente que pierde más al quedarse contigo así como eres.

Cada uno está en la libertad y el derecho de salvaguardar su integridad.

Para saber más:
Joel, S., MacDonald, G., and Page-Gould, E. (2017). Wanting to Stay and Wanting to Go: Unpacking the Content and Structure of Relationship Stay/Leave Decision Processes, Social Psychological and Personality Science, pp. 1-14.

agosto 3, 2021