Cada que leo o me entero de las estadísticas de lactancia en México me quiero matar.
El cambio es inevitable. Lo peor es que, sin darnos cuenta, sucede todos los días.
Nunca tenemos el control de las cosas y, de vez en cuando, alguien hace que nos acordemos.
Yo: Fui al cine con mi hija y me robaron el celular.
Amiga: ¿Y qué película vieron?
Yo: ¡Hijaaaaa!, no me estás entendiendo. ¡¡¡Me robaron mi celulaaaaar!!!
Ya hemos escrito mucho sobre los distintos papeles que jugamos los padres en la vida de los críos, de cómo los educamos y cómo los vamos formando con lo que les decimos, con lo que les demostramos y con lo que aprenden a través de nuestro comportamiento.
Los hombres y las mujeres somos completamente diferentes, eso no es una novedad para nadie, pero el tener consciencia de que necesitamos cosas diferentes para volvernos padres es una necesidad.
Porque esta revista es también para ellos, porque me tocan el corazón y porque este mes ya les toca, les dedico estas líneas.
Para este mes de mayo no quise aventarme un choro interminable que nos hiciera reflexionar sobre lo que implica ser madre.
Salgo muy poco pero cuando voy a alguna fiesta, coctel o cena, siempre regeso con una súper historia que
contarles.
No hay plazo que no se cumpla ni tiempo que no llegue. Se los escribo mordiéndome las uñas de la emoción y los nervios.
Bienvenido a la revista de las preguntas, porque son la forma de entender mejor el mundo.
A la mayoría de nosotros nos gustaría tener una vida sin complicaciones, ¿a poco no? Una donde todo fluya de manera tranquila, relajada y en armonía… pero no existe.