Adriana Esteva
Especialista en Nutrición Emocional, autora de “Cuando la comida calla mis sentimientos” y “En la comida como en la vida” y facilitadora de taller “Comiéndome mis emociones”
Twitter: @adriesteva
Facebook: COMIENDOME MIS EMOCIONES ADRI ESTEVA
Whatsapp: 5532381755
TEST
¿Cuándo comenzó en ti la idea de que tu cuerpo no estaba bien siendo como era?
¿Te ha funcionado hacer lo que haces para estar en paz con tu cuerpo?
¿Te sientes seguro y capaz de defender tu manera de comer?
¿Sientes continuamente que tienes que “hacer las cosas bien y comer sano”?
¿Sientes que la forma de tu cuerpo tiene que encajar?
¿Te sobrepasa tu tema con la comida?
Hay tanta información hoy en día acerca de qué comer, qué no comer, cuánto comer, cuánto ejercicio hacer, qué ejercicio hacer…. Y la información súper contradictoria. En diferente grado, pero es casi imperativo tener que elegir un “estilo de vida saludable” para estar INN.
Hoy quiero poner en la mesa algunos puntos que pueden ayudarte a elegir qué quieres hacer en relación a tu forma de comer y a tu manera de relacionarte con tu cuerpo. Mi deseo es que cada uno de ustedes encuentre su propia “identidad en el comer y en el vivirse en su cuerpo”.
Mira el video: ¿Por qué odio mi peso?
QUE FACTORES INTERVIENEN EN LA MANERA EN LA QUE HOY COMEMOS
FACTOR EMOCIONAL: De algún modo, todos tenemos una relación emocional con la comida, ya que suele ser uno de los primeros contactos que tenemos con el mundo fuera del vientre materno, El momento de comer está profundamente mezclado con contacto, mirada, caricias, cercanía, contención, sostén, etc (nutrición afectiva)
Cuando la nutrición afectiva se vuelve carente por ejemplo al no estar mamá las 24 horas del día pegada al bebé, o porque está nerviosa, tiene depresión post parto, tiene que irse a trabajar, está cansada, etc, la nutrición física (comida) se vuelve un sustituto de la afectiva.
El bebé no reconoce entre la “sustancia” y la proveedora de la sustancia. Por eso no es de extrañarse que ante la falta de herramientas afectivas, sigamos buscando a la comida por ejemplo para apapacharnos, consolarnos, entretenernos, distraernos, escondernos, escaparnos, castigarnos, etc.
Volvemos a la comida un sustituto simbólico de eso que no sabemos o nos da miedo darnos.
FACTOR AMBIENTAL (ENTORNO): Cuando somos pequeños dependemos más que nunca del externo. Las normas, la moral, las creencias, si había abundancia en casa, si había pobreza, qué se permitía, que se prohibía, cómo era la comunicación en casa, si había libertad de decisión, si teníamos que comer a escondidas, si teníamos que terminarnos el plato, la propia historia de los padres en torno a la comida, si había rechazo, maltrato, amenazas, chantajes, etc .
Todo esto tiene un efecto enorme en la manera en la que hoy comemos.
Y hoy ese entorno también tiene una influencia enorme; ¿A quién sigo en redes? ¡qué tanto mi pareja, mamá, amigos, hijos se meten con mi manera de comer.
LA RESTRICCION: La restricción es un factor que pocas veces se toma en cuenta y la verdad es que es responsable de la mayoría de nuestras conductas compulsivas, puede ser afectiva o física, es decir, es considerada cualquier limitación de una conducta para la obligación moral, es decir cualquier hecho, palabra, deseo, impulso que sea negado por un deber ser.
La mayoría de las personas que tienen un tema de “descontrol” en su manera de comer, iniciaron con estas conductas a partir de una restricción, desde “No puedes dejar nada en el plato” hasta “No puedes comer eso porque engorda”.
Video: Todo lo que debes dejar de comer ya.
¿Qué FACTORES INTERVIENEN EN LA FORMA DE NUESTRO CUERPO?
FACTOR GENETICO: Cada cuerpo es único y tiene información única, nos guste o no, tenemos una complexión, una estructura ósea, rasgos, determinada altura, forma, facciones y solo por mencionar lo más básico. La información genética es complejísima. Así como está determinada la altura, también está determinado el rango de peso y que va no en relación a los cuerpos de las revistas ni a cierta talla, sino a cada cuerpo, de acuerdo a su propia estructura.
Ese rango de peso se le conoce como set point. Este set point si fuera respetado, nos haría más fácil mirar que hay muchos tamaños de cuerpo y formas diferentes. La cosa es que por quererlo cambiar, comenzamos a someter al cuerpo a restricciones y de ahí todo lo demás que ocurre como purgas, sobre ejercicio, masajes, operaciones etc.
Y el cuerpo, que tiene la instrucción de mantenernos a salvo, va a querer volver a su rango de peso saludable a como dé lugar y de hecho, entre más lo quiera hacer cambiar, más se va a proteger. Y esto es solo a nivel físico.
FACTOR AMBIENTAL (ENTORNO): Igual que vimos con la comida, la forma de nuestro cuerpo natural va a adaptarse al medio ambiente en el que le toque vivir. No se va a desarrollar un cuerpo igual si la persona vive en Alaska que en Chiapas, ni si vive en pobreza que en riqueza, ni si sufre abuso o no recibe abuso, si es apapachado o no, si es respetado o no, si hay estrés en casa, si hay muchos hermanos, si los padres están juntos, etc.
FACTOR EMOCIONAL: El cuerpo en esta adaptación de la que hablamos, también se vuelve una especie de contenedor de nuestras emociones. Es mucho más seguro volcar las emociones hacia el cuerpo o hacia el peso que hacia quien o quienes realmente me las generaron.
Si las pongo afuera me pueden dejar, en cambio si las dejo en el cuerpo, me aseguro , de algún modo me pongo a salvo y me creo la ilusión de que si tan solo logro controlar a mi cuerpo y a mi peso, tendré también el control de lo que siento.
Querer cambiar a nuestro cuerpo nos recrea heridas muy dolorosas: ¡Ser como eres no está bien!
FACTOR SOCIAL: Vivir en una sociedad consumista y gordo fóbica tiene un impacto sumamente poderoso en la manera en la que nos relacionamos con nuestro cuerpo, porque al considerarlo inadecuado, hacemos cosas que nos hacen mucho daño como dejar de comer (para luego atracarnos), lastimarnos con ejercicios a veces excesivos, entrando en obsesiones, alejándonos de nuestras propias necesidades, descuidarnos y vencernos ante nuestra incapacidad de llegar a metas sumamente alejadas de la realidad. Menos del 30% de la población mundial tiene un cuerpo como el que sugieren los estándares.
Esta información a algunos les puede enojar y verla como un reto porque creen que aceptar su cuerpo es resignarse y por el contrario, aceptar tu cuerpo de entrada es un trabajo profundo que requiere aceptar también tus sentimientos “negativos” hacia él, para entonces trabajar mucho más asertivamente en la recuperación de algo que es y ha sido siempre nuestro: EL DERECHO DE COMER A NUESTRA MANERA Y DE TENER Y RESPETAR EL CUERPO QUE TENEMOS.