Álvaro Gordoa
Consultor en Imagen Pública, rector del Colegio de Imagen Pública. Autor de los libros Imagen Cool, El Método H.A.B.L.A y La Biblia Godínez
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Un estudio de la Universidad de Nothern Illinois identificó las seis motivaciones que tiene la gente para ligar:
Sexual: Tratar de llevarse a alguien a la cama.
Ocio: Practican el coqueteo como un deporte.
Experimental: Tratar de ver cómo sería tener una relación con el objeto del flirteo (pero sin ir a más).
Relacional: Tratar de aumentar la intimidad en una relación.
Estima: Intentar elevar la autoestima.
Utilitaria: Tratar de obtener algo de la otra persona.
Según el estudio, en los hombres es más frecuente la motivación sexual, mientras en las mujeres el coqueteo suele tener más que ver con los deseos de apuntalar una relación.
Por otro lado, múltiples estudios apoyan la idea de que entre las personas heterosexuales hay una falta de entendimiento en que ellos tienden a pensar que las mujeres están más interesadas en ellos de lo que realmente están, mientras que las mujeres tienden infravalorar el interés de los hombres y a ignorar sus señales.
Este error de percepción se ha comprobado en más de 2000 estudios que fueron analizados por expertos de la Universidad de Texas. La explicación es que los hombres han sido educados para percibir más señales de posibilidades de sexo potencial en sus entornos que las mujeres
Do´s
Muestra seguridad: tanto hombres como a mujeres les encantan las personas que son súper seguras. Ser indeciso nos hace percibir como débiles y poca cosa.
Busca el momento adecuado para acercarte: trata de hacerlo cuando la persona esté sola y parezca que no tiene nada que hacer; si te acercas cuando está con sus amigas bailando o con sus amigos en la barra, seguro no te pelará.
Quédatele viendo y sonríele: ya hemos visto qué comunica el contacto visual y la sonrisa, mándale un mensaje de amabilidad y empatía, y evita las miradas sugerentes o cachondas. El contacto visual al ligar no puede ser muy breve ni tampoco tan largo que intimide; mantén la mirada el tiempo que necesitaríamos para decir esta frase: “Hola, te estoy viendo y me gustas”. Después voltéate y checa si se te queda viendo. Para ligar bien se debe ver únicamente a los ojos: “barrer” a las personas las hace sentirse menos o se puede malinterpretar como algo meramente sexual, lo que les dará repele (a ellas).
Usa tu lenguaje corporal y lee el suyo: tu postura debe ser abierta y de frente a la persona que te gusta, no te pongas de ladito ni cruces los brazos o metas las manos en las bolsas. Cuando te acerques a platicar, inclina el cuerpo ligeramente hacía adelante y trata de tocar un poco siempre bajo los límites del respeto.
Sé sincero: este punto es muy importante ya que muchas personas por baja autoestima creen que son poca cosa y al conocer gente inventan mil historias fantásticas para ligar. Mejor explota todo lo bueno que tienes y al recibirás tu recompensa.
Verbo mata carita: esto lo has escuchado mil veces y funciona tanto en hombres como en mujeres. Cuando platicas con una persona y resulta que es súper divertida, inteligente e interesante, se convierte en alguien irresistible sin importar tanto su físico.
Echa piropos: y no me refiero a que te eches la frase cursi de tiempo. ¿Estoy en el cielo?, es que pensé haber visto un ángel. Se trata de halagar a la otra persona con buenos comentarios. Piropear el físico es lo más común y seguramente no serás la primera persona en decirle que tiene algo bonito (más si es evidente) trata de fijarte en los pequeños detalles y alábalos. Empieza a chulear detalles como las uñas o el maquillaje. Si a una mujer le dices que te encantan sus uñas se va a poner feliz y seguramente te dejará agarrarle la mano.
Explota el sentido del humor: si puedes hacer reír a una persona ya la hiciste; la risa es el mejor afrodisiaco. También ríete de ti mismo pues las personas con humildad siempre caen bien
Baila: durante el baile es cuando más se avanza en el ligue pues se involucran los sentidos de la vista, el oído, el tacto, el olfato y en una de esas hasta el gusto. Por lo tanto aprende a bailar y atrévete a bailar.
Sé impredecible: trata de proponerle cosas diferentes y no te comportes igual durante todo el ligue pues la persona se aburrirá. Si bien hay que ser amables también es recomendable tener cierto punto de sinvergüenzas, lo peor que podemos hacer es pasar por tetos tratando de ser demasiados educados, románticos o empalagosos.
Dont´s
Querer impresionar: mostrarnos con una personalidad espontánea, fluida y natural puede ser lo que más atraiga a la otra persona.
Necesidad de ser admirado: querer impresionar es un problema pero si después estamos pendientes de la reacción de ella y de su aprobación o su impresión, estaremos transmitiendo una imagen de necesidad y falta de confianza en lo que hacemos.
Hacernos los chistosos y no saber cuándo ponerse serio: Usar de más nuestro carisma puede mostrar una imagen de inmadurez y eso no es nada atractivo
Estar pendiente de gustar y buscar indicadores de interés: esto reduce nuestra espontaneidad y aumenta el riesgo de la exageración; para ello nada mejor que la atenta escucha y la observación de los detalles.
Estar pendiente de no querer cometer errores: vaya, los errores nos humanizan, hacer querer creer a la otra persona que somos “perfectos” nos quita la cualidad de ser reales. Aparte esto nos hace estar en un estado de estrés y ansiedad que no nos permiten fluir y nos quitan naturalidad.
Ocultar tus defectos: tratar con naturalidad nuestros defectos e incluso bromear sobre ellos nos proyectará como personas seguras que no tienen miedo a mostrar sus debilidades.
Miedo a llevar la contraria: cambiar de opinión por miedo a no gustar es un error que solemos cometer a menudo. Ser aceptados y no sentirnos rechazados socialmente nos lleva a no querer nunca llevar la contraria. Tengamos en cuenta que nuestras opiniones y actitudes son fuentes de información valiosísimas. Caer siempre en el error de no querer ofender o contradecir y, por lo tanto, adoptar actitudes serviles hará que perdamos el atractivo y que parezcamos personas sin opinión ni objetivos.
Idealizar a la otra persona: si creemos que la persona que tenemos delante es perfecta y que no tiene defectos, caeremos en errores que ya hemos apuntado antes como el de querer ocultar nuestros defectos, la necesidad de aprobación.
Tener unas expectativas irreales: es un error pensar que si alguien nos ha sonreído es porque está tremendamente enamorad@ de nosotros. Si en cambio, nos sonríe y pensamos que lo ha hecho porque le hemos hecho gracia o porque quizás le interesamos un poco, será más beneficioso para nuestra autoestima y evitaremos fracasos mayores que nos hagan caer en la frustración y sentirnos desmotivados.