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2024-11-22 00:14:25

Personalidades Godínez: ¿cómo son y cómo lidiar con ellos?

En la oficina conviven todo tipo de personalidades, desde el sabelotodo, el tóxico, el pide favores, el chismoso. Aquí les decimos cómo lidiar con ellos sin morir en el intento.

noviembre 10, 2021

Álvaro Gordoa
Consultor en Imagen Pública, rector del Colegio de Imagen Pública. Autor de los libros Imagen Cool, El Método H.A.B.L.A y La Biblia Godínez.
TW: @AlvaroGordoa
IG: @alvarogordoa
imagenpublica.mx
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Domando al Sabelotodo narcisista
Dentro de la fauna oficinista existe una peculiar especie denominada GODINUS-SABELOTODUS, cuya casta se identifica por alimentarse de las palmadas en la espalda que cree recibe por hacer saber los supuestos errores del resto del reino.
Pero si a esto le sumamos que la mayoría de ellos tienen un narcisista dentro, nos encontraremos con personas que tienden a centrarse en sí mismos, en sus intereses y prioridades.
Tienen condicionamientos infantiles que acentúan su egocentrismo, como la ausencia de la necesidad de compartir y negociar con sus pares.
Debido a que este espécimen es más molesto que peligroso, no debes preocuparte ni batallar con él; simplemente debemos adiestrarlo siguiendo cinco sencillos pasos:

Compréndelo: puede resultar irritante pero es parte de su genética. Su condición se deriva de desconfianzas y problemas profundos de su estirpe que tú nunca entenderás, solo tolerarás. ¡No te enojes!, pues este animalillo tiende crecer ante tus disgustos.
Juega con él: No te desgastes ni pelees cada vez que abre la boca porque terminarás agotado. Mejor toréalo con una sonrisa y diciéndole algo del tipo: “Gracias por la sugerencia”, eso lo hará desaparecer dando brinquitos de felicidad.
Vacúnate contra él: Comprueba tus fuentes y verifica los hechos. El conocimiento y los argumentos son tus mejores armas y con ellos evitarás que te quite la palabra todo el tiempo.
Ponlo a prueba: Pregúntale por qué cree que algo es verdad o cuáles son sus fuentes. Obligarlo a que te tenga que dar detalles específicos tiende a desarmarlo. Hazlo siempre en un tono respetuoso y amigable, pues al sentirse descubierto tiende a sacar los dientes.
¡Acorrálalo!: Cuando estén en junta, ten una agenda puntal que marque tiempos y reglas y síguela al pie de la letra. Acuerda cuánto tiempo tendrá para hablar cada persona y que hasta al final se abarcaran dudas, así le será más difícil molestar a los invitados con sus interrupciones.
Finalmente sácale provecho. Como muchos animales domesticables el Godinus-Sabelotodus puede hacer tareas por ti. Ponle retos del tipo: “¿Tú qué harías?” y pídele consejos, así esta criatura se sentirá útil y además, acéptalo, no todas sus aportaciones son malas.

El tóxico
Tóxico viene del griego “toxov” (tóxon) que significa “arco”, de arco y flecha, y (fármakon) que significa “veneno”. Por lo tanto lo tóxico, era el veneno que se aplicaba en las flechas para causar el mayor daño posible.
Las personas tóxicas en la oficina (y en la vida), son esas víboras que se la pasan arrojando dardos envenenados a diestra y siniestra, y cuya diana puedes ser tú o cualquier otra persona o situación. “Maldito calor asqueroso, así cómo quieren que trabajemos”, o “no soporto los lunes ¡qué flojera!”. Las personas tóxicas son seres que sólo tienen comentarios negativos y que siembran la semilla del pesimismo. Misma que muchas veces germina y da frutos de mayor negatividad, pues desafortunadamente los males de este veneno se contagian. La toxicidad genera mayor toxicidad.
Por lo tanto, no te dejes contagiar por las manzanas podridas de tu oficina y sigue estas recomendaciones para matar a la Hidra laboral:
Utiliza la inteligencia emocional y minimiza los comentarios, si los comentarios te enojan, irritan, desmotivan o te provocan cualquier otro sentimiento negativo o desagradable, tómate un respiro y piensa “no es para tanto” y “esas son TUS opiniones”. Piensa de momento que las opiniones y emociones de los demás no deben afectar las tuyas.
Sonríe. Sí, una vez más la sonrisa. La sonrisa produce en nosotros liberación de endorfinas, dopamina y oxitocina, que nos darán motivación positiva, haciendo que le cerremos la llave al cortisol y a que no reaccionemos de manera ofensiva. Pero también recuerda que ver a alguien sonreír aumenta las posibilidades de que uno se sienta más feliz y que ese buen ánimo se contagie.
Evita a esa persona si puedes: desafortunadamente habrá momentos en los que no te quede de otra más que convivir, pero si es posible, no frecuentes a este tipo de personas pues se convierten en un freno para tu avance. No comas con ellos, no tomes el cafecito en su compañía y no te sientes cerca de ellos en juntas y espacios del trabajo. Salta de ese frutero podrido lo antes posible.

El chismoso
Muchas veces los jefes nos piden que reportemos los rumores de oficina y radio pasillo que pueden afectar la dinámica laboral o la consecución de objetivos, convirtiéndonos en sus infiltrados y poniéndonos en una incómoda situación pues sentimos que estamos traicionando un código de confidencialidad no escrito entre compañeros.
¿Cómo comunicar a tus superiores sin parecer chismoso?
Ten pruebas.
Solo reporta cosas que afecten a la operación o imagen del negocio.
Sé totalmente objetivo y nunca editorialices.
Mantén un perfil bajo y empoderado.
Si estás involucrado en el proceso negativo o eres parte del problema a cortar, reconócelo y menciona cómo fueron la cosas tal cual.

El flojo
Con estas personas las cosas nunca estarán a tiempo; pero caaalma, se mantendrán relajados. Puede ser que alguna vez hasta los sorprendan durmiendo.
Que si bien pueden incluso mantener “un bajo perfil”, su conducta y actitud nos puede llegar a afectar, para que esto no suceda te recomiendo lo siguiente:
No dejes que te distraiga: no pases el día concentrado en el hecho de que tu compañero se ocupe de repasar Facebook todo el día, haciéndole la plática a cuanto se deje o paseando por todos los cubículos.
No permitas que cambie tu actitud: dedicándole tiempo y energía en observar esas conductas, afecta tu desempeño y por tanto, tu propio estado de ánimo.
No dejes que te contagie: pues sí, seguro cuando menos productivo te sientes es cuanto más sientes que lo necesitas, ¡pero no! Se convierte en un círculo vicioso.
No dejes que te “deleguen” su trabajo: lo que ellos dejaron de hacer, no es tu responsabilidad.
No hables mal de ellos con otros compañeros: simple y sencillamente esto afecta tu imagen en la institución, y de estar hablando del “flojo” la conversación se tornará al “chismoso” o “criticón”.

Sonsacador (Brodínez)
Es inevitable que con algunos compañeros cruces la línea de la amabilidad y llegues a los terrenos de la amistad verdadera y leal; estos serán tus Brodínez o hermanos de oficina. El problema de tener muchos es que pueden convertirse en riesgo para tu crecimiento.
Algunas consecuencias negativas puedes ser:
Tu grupo puede caer en conductas poco profesionales ante los ojos de los demás y sobre todo de los superiores.
Puede intensificarse el mobbing y cruce la línea del respeto.
Pueden pagar justos por pecadores.
Tal vez no te consideren para ascensos.
Ausencia de autoridad.
Pueden surgir celos que te alejen de los demás.

El perfeccionista
Desde la forma en que se presentan a sí mismos al trabajo que desempeñan, es fácil reconocer a este tipo de empleado desde el primer momento. Por lo general, su postura y su atuendo son elegantes y favorecedores, y su escritorio está impecable. Pero, sobre todo, es la forma en que trabajan y actúan en ciertas situaciones lo que delatan a esta persona. A veces no será fácil el intercambio laboral con ellos, por eso algunas recomendaciones:
Dales el trabajo adecuado a su personalidad. Uno que requiere atención al detalle, pero limita sus responsabilidades.
Para cada tarea, es mejor establecer prioridades y plazos con esta persona. Dales fechas límites o seguirán trabajando hasta que crean que todo es perfecto.
Por otro lado, tienden a sentirse abrumados por una gran cantidad de tareas. Pídeles que revisen correos electrónicos o párrafos cortos, pero no un informe de 10 páginas. Harán todo bien, pero se sentirán agobiados y emplearán más tiempo del necesario.
Felicítalo a menudo. Los perfeccionistas suelen ser muy duros consigo mismos. Un comentario positivo sobre su desempeño aumentará su autoestima y los convertirá en una persona más positiva en la oficina.

El pide-favores
“Necesito que me hagas un súper favor”. Lo hemos escuchado muchas veces y desde luego el pedirlo no es el problema, el problema es cómo negarnos cuando esta situación ya es recurrente, afecta incluso en nuestras propias funciones y responsabilidades o hasta nos puede meter en problemas.
Aquí algunos tips para aprender a lidiar con ello:
Sé rotundo y directo sin ser agresivo.
Mantén un lenguaje corporal abierto.
Discúlpate sólo lo necesario.
Ofrece alternativas.

noviembre 10, 2021