Álvaro Gordoa
Consultor en Imagen Pública, director y docente del Colegio de Imagen Pública.
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• Un estudio de la Universidad de Stanford aseguró que la información que obtenemos de otra persona no es tan importante como sus gestos, postura, apariencia, expresión y mirada. 70% de lo que comunicamos es a través del lenguaje no verbal.
• Todos estos gestos y hasta la forma de vestir pueden influir en que alguien te caiga bien o mal; y se debe a un proceso del cerebro condicionado por la genética.
• El estudio reveló que en ocho segundos podemos determinar si una persona nos agrada o no, en solo en 300 milisegundos la imagen del otro se queda grabada en el lóbulo frontal, y luego este analiza cada uno de los rasgos de la persona, según nuestra memoria, neuronas espejo y el conocimiento.
• Los investigadores denominan este proceso como “Neurología empática”, porque las neuronas espejo se encargan de generar, interpretar y expresar las emociones propias y la de los demás. Y así nos creamos la percepción del otro.
• Hay personas que te caen bien sin haberlas conocido. Porque te agrada la forma de su cara, por su voz o, simplemente, por cómo sonríen. Y, a todos nos ha pasado alguna vez que hemos odiado a alguien sin tan siquiera haber cruzado una palabra con él/ella.
• Puede que con el tiempo, acabes pronunciando el clásico: «Ay, cuando te conocí me caíste fatal», y reconozcas que todo fue fruto de una mala primera impresión física; pero, ¿Por qué tu mente decidió odiar tanto a esa persona que no te ha hecho nada?
¿Qué hacer cuando te topas a alguien incómodo?
1. Imagen no verbal: Juega un papel fundamental en las primeras impresiones y, en general, en cualquier tipo de comunicación. Esto puede ser cualquier tipo de movimiento, gesto, invasión de espacio, la forma del cuerpo o actitud anímica que proyecte la otra persona, incluso, apariencia física o vestimenta.
2. Rapport/Calibrar: El feeling. Normalmente las personalidades opuestas suelen repelerse, de modo que el comportamiento también es un punto importante. Ejemplo: la típica persona súper positiva que se muestra sonriente desde el primer momento suele caer fatal a la una persona más seria y conservadora. Y ese sentimiento suele ser mutuo. Solo con cruzar dos palabras sabrás si la energía de otros va contigo o no, y probablemente no puedas hacer nada por remediarlo.
3. Refleja lo que tú quieres ser y no eres: Puede que sea alguien demasiado parecido a ti y por eso le concibas como un rival o pienses que te quiere quitar protagonismo. Lo que pudo haber sido un amigo con quien compartir cosas en común, se convierte en un enemigo en otro contexto.
4. Te recuerda a alguien: Es muy común, ese detalle que tenía una persona de tu pasado que no te caía bien, te hizo algo malo o no terminó nada bien la relación, eso lo tiene esta nueva persona y como te lo recuerda te cae mal, pueden ser desde aspectos físicos hasta comunicación no verbal.
Lo bueno y lo malo de las groserías
5. Miedo a lo desconocido: Por puros estereotipos y dejándonos llevar por la primera impresión, en general rechazaremos abrirnos a alguien cuya imagen y gustos sea totalmente opuesta o muy distinta a la nuestra. Estos prejuicios se curan dando el primer paso y conociendo a las personas sin juzgarlas.
Reflexión: Quién sabe si, acercándote a saludar con tu mejor sonrisa, conoces a alguien que te hará sonreír muchas veces más.
