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Reacciones típicas durante el confinamiento: ¿cuál es la tuya?

Este confinamiento ha sacado lo peor y lo mejor de nosotros y es interesante revisarnos para reconocer las repeticiones en la conducta.

abril 23, 2020

Angeles Wolder Helling
Directora del Instituto Angeles Wolder, Terapeuta y formadora en Descodificación Biológica.
institutoangeleswolder.com
TW: @angeleswolder
TW: @InstitutoAW
IG: institutoangeleswolder

El cerebro se comporta de forma diferente cuando vivimos una época de crisis a cuando se siente seguro. Se pone en modo alerta, como si viviera un gran peligro, aunque esté en su casa tranquilo. Es en este momento que aparecen reacciones automáticas y estereotipadas que se repiten una y otra vez y que dominan nuestro comportamiento.
Es el miedo el que nos aboca hacia conductas poco ajustadas y hasta ilógicas, aunque lo que hacemos nos parece “normalísimo”. No sabemos de dónde viene ese comportamiento, pero una fuerza oculta nos hace actuar como no esperábamos hacerlo nunca. Son los denominados patrones mentales reactivos, que se ponen en marcha cuando estamos ante un peligro.
Hoy podemos decir que crisis es igual a oportunidad. Es la gran oportunidad de saber que patrón mental reactivo estamos siguiendo.
Este confinamiento ha sacado lo peor y lo mejor de nosotros y es interesante revisarnos para reconocer las repeticiones en la conducta y a través de ellas, encontrar la punta del hilo para localizar los conflictos emocionales que aún tenemos por resolver.

¿Cuál fue la reacción automática que te gobernó cuando te tuviste que confinar?
¿Compras como si se acabara el mundo?
¿Limpias como si todo estuviera infectado?
¿Ordenas como si Marie Kondo estuviera escondida en tu armario?
¿Te apuntas a cuanto curso online hay en red?
¿Llamas a los amigos que hace más de 10 años que no veías?
¿Tienes una agenda diaria con planificación de ducha y desayuno?
¿No tienes tiempo libre ni para aplaudir a los sanitarios?
¿Te has saltado el confinamiento alguna que otra vez?
¿Gritas, discutes?
¿Quieres ayudar a todos aunque no te lo pidan?

En Descodificación Biológica decimos que antes de que aparezca un síntoma o una conducta la persona ha vivido un conflicto biológico con una carga emocional intensa que, si no la liberamos, nos mantiene atrapados a un patrón de conducta del que no podemos escapar.
La invitación es a no juzgarse ni juzgar a otros sino aprender de esta experiencia. El cuerpo no engaña, la cabeza sí.
Entonces te preguntaría: ¿sabiendo lo que has hecho puedes reconocer lo que aun te falta por trabajar en tu vida? La respuesta es: Sí, sin duda alguna.
Tu conducta de hoy está influenciada por tu pasado doloroso que en situaciones de estrés o momentos límites se despiertan y sacan la mera repetición. Al tener miedo no podemos pensar y no somos creativos, sino reactivos.
Vamos a ver algunas reacciones con sus conflictos e incluso probables síntomas físicos:

1.Acumular víveres:
Si saliste corriendo a comprar, llenar neveras, alacenas para acumular comida y ni pudiste guardar los congelados por lo abarrotado que estaba el congelador, te invito a revisar la sensación de falta, de carencia, de miedo a la pobreza, a no tener ni para comer. El acumular te da sensación de seguridad, pero es una falsa seguridad porque la mentalidad sigue siendo de pobreza. En contextos inciertos, la compra ofrece sensación de control de ahí que algunas personas cuando sienten angustia compran y se vuelven adictos a la compra.
A una mentalidad de “Diógenes”, el acumulador, se llega solo cuando hay una gran falta y por eso la invitación es a revisar memorias de hambrunas, de pérdidas, de penurias….
A nivel de síntoma podría hacer trabajar mucho más el hígado al ser éste el órgano que almacena los nutrientes.
La compra de papel higiénico, que no es un producto de primera necesidad, se ha relacionado con la noción de no perder la comodidad adquirida. Hay un nivel mínimo al que no queremos renunciar.

2. Máxima desinfección:
Si sigues más que a rajatabla todas las recomendaciones contra el virus más allá de las indicaciones de la OMS, desinfectas todo y saltas de miedo cuando ves a alguien que consideras potencial transmisor estás viviendo un grandísimo miedo a la enfermedad. Miedo a que el cuerpo no tolere si se enferma, a no tener un tratamiento para sanar.
Ese miedo está ligado las enfermedades que se han vivido en nuestro ámbito familiar previamente y en algunos casos, a la muerte sin contar con la asistencia necesaria.
El síntoma que se relaciona con este miedo es la inflamación de ganglios en cuello y cabeza.

3. Moverse a todas horas
¿Eres de los que hace gym o yoga mañana, tarde y noche? Y lo más triste es que aun así te sientes atado/a, inmovilizado/a, atrapado sin salida, es decir, que las paredes de la casa se te vienen encima. Necesitas moverte y salir y las medidas te lo impiden.
¿Recuerdas haber vivido una situación de pequeño en la que te quedaste atrapado/a? o, como castigo, ¿te obligaban a quedarte quieto en un espacio reducido? Es un conflicto biológico de contrariedad de movimiento.
También te invitaría a revisar como fue tu parto. ¿Fue largo, difícil o te quedaste atorado?
Y aún puedes ir más lejos hasta la vida de tus antepasados. Alguno pudo haber estado atrapado, confinado, apresado, sin poder salir de su casa porque lo denunciarían. Recuerda que las guerras fueron momentos donde se perdió la movilidad en libertad y muchos tuvieron que esconderse.
Todas esas memorias pueden influir en la situación y hacer que la vivas como un bloqueo.
A nivel físico quizás ya hayas sentido calambres, fibrilaciones en los músculos o necesidad de salir, aunque sea a la escalera.

4. Reclamaciones y quejas
¿Te has plantado en la queja? ¿Todo te molesta y eres de los que pasan el día diciendo lo mal que lo hace todo el mundo? ¿Todo da para un lamento?
La queja tiene la ventaja de que hace que la persona se libere de la rabia e impotencia que siente, pero sin hacer nada constructivo. La queja la viven los niños pequeños cuando sienten que no pueden modificar nada. El que se queja se debilita porque no permite la acción.

5. Videollamadas
¿Tu día está ocupado en ciber encuentros o llamadas? No haces muchas otras cosas, pero de hablar no te cansas. Probablemente se ha despertado en ti el conflicto de separación.
Somos seres sociales y no poder estar con nuestros grupos de referencia nos pone en un estado de fragilidad emocional que rellenamos tapando huecos con compromisos.
Los síntomas para los conflictos de separación se observan en la piel y el cabello. Puede aparecer caída de cabello, piel muy seca, dermatitis, eccemas. Asociado a la sensación de separación están los despistes o pérdidas de memoria.

6. Soledad
¿Te sientes como perdido, con la mirada ida o confundido? Probablemente, y más al principio, la obligación de confinamiento y principalmente cuando has dejado de hacer lo conocido te ha estresado. Aparece así un conflicto activo de riñón, el que nos ocurre cuando dejamos todo lo conocido y no tenemos nuevos referentes a los que aferrarnos.
Estas son memorias muy conocidas por las personas inmigrantes, las que lo dejaron todo para empezar en un sitio nuevo y la vez desconocido que sienten además la soledad y/o el miedo a la existencia.
Aquí el síntoma es muy rápido y la persona tiene retención de líquidos con el consiguiente edema o hinchazón de pies y tobillos, brazos y cara con unas ojeras muy marcadas.

7. Hacer, hacer, hacer
¿Necesitas hacer cosas? Probablemente el vacío te asuste y el valor solo lo obtengas cuando haces algo por lo que te invito a que revises la desvalorización profunda del ser que sientes. A menudo está camuflada detrás de una fuerte revalorización.
Aquí serán huesos y músculos los que sufran más de la cuenta con dolores, contracturas, molestias articulares.

8. Rol del controlador
Y están también los que haciendo teletrabajo controlan absolutamente hasta el más mínimo detalle. Han organizado todo desde el primer día hasta la presunta salida del confinamiento. Es agotador porque te recuerdan todo lo que te falta hacer, pero ¡en el 2021!
El perfil controlador está en la persona falta de confianza, con inseguridad, que teme equivocarse y exige para que los demás tampoco lo hagan. Casi siempre va acompañado de una fuerte inestabilidad emocional porque el perfeccionismo tiene su precio.
Los síntomas que acompañan esta posición son migrañas, dolores musculares, y si vive desde la organización de todo, con frecuencia hará cuadros de cistitis.
La receta es aprender a frustrarse cuando las cosas no salen como se espera.
La vida puede ser diferente al diagrama inicial y, aun así, ser bonita.

9. Irritabilidad
¿Te has vuelto más irritable que de costumbre y todo te cae mal? Probablemente estés peleando con los de adentro y con los de afuera. El enojo es la respuesta emocional cuando las personas se toman todo a nivel personal, se sienten atacados e injustamente tratados sin darse cuenta de que ellos tratan mal a los demás.
Un enfadado con la vida tendrá muchos problemas digestivos, retraso en la digestión, vientre hinchado, gastritis y todas las “itis” digestivas. Además, tenderá a gritar y querer imponerse mediante la amenaza o intimidación.

10. Rol del manipulador
¿Te has quedado en casa y desde el sofá y con tu control remoto emocional sacas a relucir tu posición de manipulador/a?
En esta posición se usan todas las formas viables para convencer al otro de que está equivocado/a y que además no le comprenden. Usan frases como “no es para tanto”, “peor lo paso yo” para dominar y llevarlo todo a su terreno.
Es una posición muy tóxica que provoca culpa e imposibilidad de moverse de la posición convirtiéndose en víctima.
Es tan tóxica la posición que ni síntomas hace. Cuando uno está en su patrón mental genera un trastorno de comportamiento a nivel psíquico y no enferma a nivel físico.

11. Las medidas no son para mí
También están los que se saltan las medidas de forma voluntaria porque rechazan los límites lo que significa que están en lucha con la autoridad. Probablemente, entre los 15 meses y 2 años sus padres no pudieron instalar bien una función básica que es aprender lo que es SÍ y lo que es NO o que ante cada acción hay una consecuencia.
Regresar a ver la relación con la autoridad primaria que son los padres es la invitación principal.

12. Si no ayudo me muero
¿Te suena el Síndrome de la madre Teresa de Calcuta? Ayudar sacrificándose y olvidándose de sí mismo y de sus propias necesidades.
Esta crisis ha puesto de manifiesto como hay corazones destinados a los voluntariados. Ayudar y dar a veces sin recibir nada. Solo por el placer de dar a otros lo que indica que aun tienes que trabajar el valor que te das en la vida y la falta de confianza en que otros (tus padres en un inicio) te puedan dar algo. Para no frustrarte por si nadie se acuerda de ti, lo más fácil es que tú te acuerdes de todos.
Los síntomas en este formato tienen un abanico amplio que va desde la anemia (no tomo oxígeno para que otros lo usen) a los dolores musculo esqueléticos cuando notas que no estás siendo “útil”.

TIPS para salir de un patrón mental reactivo:
Haz una lista de comportamientos inútiles e incluso irracionales del último mes.
Lo que haces con mayor frecuencia es el indicador de tu dolor. Con soltura y liviandad tómalo para revisarlo. ¿Dónde y cuándo comenzó tu conducta?
No temas sentir. Todo lo contrario. Observa que pasa en tu cuerpo, en tus sensaciones corporales si no pudieras hacer algo de lo que mayormente te tiene entretenido. La Descodificación Biologica trabaja con las sensaciones que surgen ante una emoción potente.
Usa tu creatividad para hacer lo contrario. Por ejemplo, no vayas al super una semana y usa todo lo que tengas a mano e incluso inicia un medio ayuno que es muy sanador para el organismo. Un medio ayuno es comer dos veces al día entre las 11 y las 19.
Ríe, el cerebro detecta tranquilidad ante la risa.
Evita la infoxicación. De todo hemos salido.

Te invito a reflexionar en todo ello y, si en algo he podido ayudarte, me sentiré feliz y si no, te propongo que durante los tres próximos días hagas las cosas de otra forma y siente que se mueve dentro de ti.

abril 23, 2020