Eduardo Calixto
Médico Cirujano
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La dilatación de la pupila en la mujer es mayor si esta se encuentra en la fase de ovulación del periodo menstrual (mayor fecundidad se relaciona con mayor atractivo en la mirada en las mujeres).
La mirada es una de las primeros mensajes para identificar el amor entre dos personas.
Dilatar la pupila para el cerebro es un ejercicio de capturar más luz para la retina e incrementar el estado de atención.Tres eventos pueden hacer esto: el amor, el enojo y el miedo.
Sin embargo, si esto sucede en presencia de una persona que nos guste, se desarrolla un fenómeno afectivo, placentero y adictivo, el cerebro se esta enamorando y la pupila se hace más grande.
La mirada cambia, es evidente una mayor focalización de los ojos que se encuentran frente a los nuestros y buscamos seguir las palabras a través de ver los labios seductores que nos hablan.
Parte de esta información, la humanidad la tenía comprendida en la edad media, un alcaloide, la belladona es capaz de dilatar la pupila, las mujeres la utilizaban con el fin de encontrar una pareja o brindando la información de ser cortejadas a través de ver en ellas unos ojos con grandes pupilas.
Entre los años 1951 y 1967 Hess y colaboradores encontraron que el tamaño de la pupila para los varones son fundamentales en la atracción: pupilas grandes se asocian a adjetivos como: femenino, suave y bastante.
En cambio pupilas pequeñas se asocian a calificativos como: egoísta, frio y duro.
Es posible que exista en este fenómeno de dilatación de la pupila una relación de atracción con la fecundidad de la mujer.
La dilatación de la pupila también es mayor durante el periodo de la ovulación.
Esto es una herencia biológica de los mamíferos: el atractivo se asocia a la fecundación y al mantenimiento de la especie.
El cerebro busca a diario uno de los principios básicos de la humanidad: ser feliz.
Una receta básica para ser feliz:
1. Encuentra placer en todo lo que te suceda
2. Descubre el significado por lo cual fuiste feliz (familia, trabajo, personal)
3. Comprometerse/ participar para que suceda otra vez o perdure.
Varios centros del cerebro se conectan para desarrollar la conducta de la felicidad:
hipotálamo
ganglios basales
amígdala
área tegmental ventral
accumbens
hipocampo
corteza ínsular
cingular
la corteza pre fronta
Ser felices es también una experiencia química en el cerebro basada en neurotransmisores:
1. dopamina
2. noradrenalina
3. la serotonina
También aparecen las:
- endorfinas y las encefalinas
- péptidos: que prolongan el estado de felicidad, cambian el umbral al dolor y generan el sentimiento de satisfacción.
Una lagrima de felicidad tiene una composición química distinta a la lágrima de tristeza: en el estado de felicidad el sistema inmunológico se activa más, generando mayor producción de anticuerpos.
Si la madre que esta lactando a su hijo se ríe, su leche tiene más oxitocina y melatonina, reduciendo el riesgo de alergias.
El cerebro es responsable de la memoria, aprendizaje y modulación de la conducta afectiva, de lo que llamamos ser feliz.
- La amígdala que es la responsable de dirigir la conducta y el núcleo accumbens activan a la corteza frontal indicando que la liberación de dopamina debe ser interpretada como placentera y efusiva.
- Este sistema fisiológico y anatómico es conocido como el sistema de la recompensa.
- Es el mismo sistema que se activa en la emoción el enamoramiento, del gol de nuestro equipo, de recibir el asenso en el empleo, de conseguir la promoción que esperábamos.
- Para ser feliz el cerebro depende de un estado previo de activación sináptica, de generar comparaciones con memorias previas.
- Ser feliz se relaciona directamente con un estado de emotivo de esperar el evento, es decir de la expectativa.
- Las neurociencias reconocen que somos más felices cuando hemos trabajado para tener ese estado que si este llega de una manera furtiva.
- La sensación de felicidad depende de una memoria química que se basa en las producción y libración de endorfinas, las cuales hacen que la sensación perdure como un estado de satisfacción.
