¿Cómo ejercer un liderazgo humano? Para esto les traje a Enrique Tamés para que les explique a conciencia cómo lograrlo y hacerlo.
Partamos del concepto más general de Liderazgo: Todas las personas tenemos la capacidad de influir en otros, de hecho, lo hacemos, a veces dándonos cuenta, a veces, sin darnos cuenta.
Por ello es importante y fundamental, entender que en la vida cotidiana todos somos líderes, es decir, todos tenemos la responsabilidad de entender que nuestras acciones influyen en la vida de los demás.
La pregunta es: ¿cómo ejercemos nuestro liderazgo, nuestra influencia en otros, en la manera como ven y navegan por la vida? ¿ejercemos nuestro liderazgo responsablemente, de manera consciente? Somos líderes en nuestro trabajo, en nuestra familia, con nuestros amigos, de modo que nuestro liderazgo impacta principalmente en dos ámbitos: tanto a nivel personal como a nivel comunidad.
¿Qué es el florecimiento humano?
El término en inglés, Human Flourishing, es mucho más común, pero ya comienza a popularizarse en español. ¿Qué es? Los seres humanos buscamos ser nuestra mejor versión, y así como las plantas florecen cuando tienen la dosis correcta de sol, agua y buena tierra, las personas florecemos cuando tenemos las circunstancias propicias:
- Hacemos lo conducente para tener buena salud (física y mental).
- Nos rodeamos de gente que nos hace crecer como personas.
- Vivimos en una sociedad, libre, tolerante, ordenada y justa.
- Estamos rodeados de un entorno natural sostenible y regenerativo.
¿Y cuando algo de esto no sucede? ¿Cuando no están dadas las condiciones para florecer? Aquí se da la importancia del liderazgo. No del liderazgo de los otros, sino del liderazgo de cada uno de nosotros, para fomentar lo anterior, es decir, para fomentar el florecimiento de las personas.
¿Cómo ejercer el liderazgo humano?
Aunque esto suene muy teórico, hay maneras muy prácticas de ejercer nuestro liderazgo. Veamos lo que nos dicen varios expertos en la materia.
Primero, hay que entender que nuestro liderazgo lo debemos ejercer sobre todos los aspectos del bienestar de las personas, lo que Tal Ben Shahar define como el modelo SPIRE, bienestar: Espiritual, físico, intelectual, relacional y emocional. Sólo abarcando todos podemos hablar de un liderazgo responsable.
Segundo es ejercer nuestro liderazgo a través de nuestras fortalezas (para lo que somos buenos, lo que nos sale naturalmente, nuestros talentos). Parece una obviedad, pero la mayoría de la gente pasa la mayoría del tiempo batallando con sus interacciones cotidianas porque no están basándose en sus fortalezas. Pueden tomar alguna prueba de fortalezas, como la de fortalezas de carácter del VIA Institute (https://www.viacharacter.org/survey/account/Register) o el de Fortalezas de Gallup. Conocer nuestras fortalezas y virtudes nos ayudan a ser mejores líderes.
La indagación apreciativa, metodología desarrollada por David Cooperrider, nos ayuda a interactuar con las personas para sacar lo mejor de ellas. Indagar, no a través de la negación o el demérito, que es como usualmente lo hacemos (“porqué no hiciste esto o lo otro”, qué no sabías que… etc). Si indagamos desde la apreciación sacamos muchos mejores resultados.
Kim Cameron, desde la Universidad de Michigan, desarrolló un modelo de liderazgo donde destaca que se puede ejercer éste desde la verticalidad, es decir, “yo mando”, y se obtendrán resultados, pero serán a partir del miedo o la conveniencia. El problema, cuando la jerarquía termina, termina el liderazgo. En cambio, si se ejercer el liderazgo horizontalmente, es decir, a través de la cooperación, las buenas relaciones, el argumento de “nos conviene a todos”, entonces, aunque no haya jerarquía, los resultados se van a dar.
El liderazgo debe enfocarse en el otro, en las necesidades de los demás, no en uno mismo. Hay mucha investigación que muestra que la gente menos egoísta tiene mejores resultados como líder cuando de beneficios a la sociedad se trata. De modo que, cuando queremos ejercer un liderazgo responsable, no debemos preguntarnos, que necesitamos nosotros, sino qué necesitan las personas que están alrededor mí.
- Para concluir, nuevamente citamos a Kim Cameron, quien aplicó el principio heliotrópico al liderazgo.
- El efecto heliotrópico se explica cuando las plantas giran hacia el sol, hacia la luz, porque así es como se alimentan.
- Bueno, a través de mucha investigación en organizaciones, Cameron demostró que lo mismo pasa con las personas: los seres humanos buscamos la luz, y evitar la oscuridad, para tener mejores resultados en nuestra vida.
- La elección es nuestra, ¿qué queremos? ¿generar luz a nuestro alrededor para que más gente brille o no?
Fuente: Dr. Enrique Tamés. Director de proyectos de Florecimiento Humano del Tecnológico de Monterrey. Coach certificado.
TW: @enriquetames
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