Dr. Enrique Tamés
Director de proyectos de Florecimiento Humano Tecnológico de Monterrey
TW: @enriquetames
TEST: Ser agradecido te hace ser feliz
Como se dice coloquialmente, en este caso, el orden de los productos sí altera el resultado final. ¿a qué me refiero? Hay gente que piensa que uno de los beneficios de ser feliz es que uno se vuelve más agradecido; porque hay muchas razones para ser agradecido, la vida ha sido buena con uno, así que agradecer se vuelve una consecuencia de un entorno positivo y de bienestar. Sin embargo, los muchos años que llevamos estudiando de manera seria estos temas no nos dan ningún indicio de que sea así, y sí de exactamente lo contrario: la gente que agradece se vuelve feliz. Y hay mucha investigación al respecto.
Precisamente, uno de los Tedtalks más vistos en el mundo habla precisamente de esto: “ES LA GRATITUD LA QUE NOS HACE FELIZ, Y NO AL REVÉS”, dicho por el monje benedictino David Steindt-Rast. Pero antes de ir al punto, vale la pena, entonces, preguntarnos, ¿qué hacer para volvernos más agradecidos y por tanto más felices? Parecería que sólo es cuestión de agradecer más y ya, pero la cosa no es tan sencilla, veamos.
En primer lugar, hablemos de dos diferentes tipos de agradecimiento
EL AGRADECIMIENTO CONDICIONAL, que depende de lo “bien” que nos va, o de la “suerte” que tengamos, o de las circunstancias positivas. ¿Me va bien? Agradezco ¿Me salió bien? Doy gracias. ¿No me sale bien? No agradezco. Para ser llanos y claros: es el tipo de agradecimiento que enseñan las mamás y los papás a los niños. Este tipo de agradecimiento es el más común.
Hay otro tipo de agradecimiento, le vamos a llamar, AGRADECIMIENTO INCONDICIONAL, donde este no depende del “outcome”, no depende de los vaivenes de la vida, es una actitud que uno desarrolla a lo largo de la vida: vivir agradecido.
La pregunta es cómo desarrollar una actitud agradecida en la vida, independientemente de cómo me va, y que eso me vuelva una persona más feliz a largo plazo. Y para contestar esta pregunta quiero que expliquemos una de las investigaciones más famosas que se ha hecho sobre gratitud, además de hacer un test.
Hay una investigación realizada por Robert Emmos de UC Davis y Mike McCullough de la Universidad de Miami, que dio lugar a muchas investigaciones posteriores, y que es fácil de describir: Se hicieron tres grupos de personas, y durante 10 semanas se les pidió cada día, al primer grupo, anotar las cosas que más agradecían de lo que les había sucedido, al segundo grupo le pidieron que anotaran al final del día las cosas que más fastidio les producía, y al tercer grupo le pidieran que anotaran aquellos eventos que les resultaran neutrales, “ni fu ni fa”. Después de 10 semanas se habían creado ciertas rutinas, ciertas costumbres y por tanto ciertos patrones neuronales que dieron por resultado cuestiones fascinantes. Las personas del primer grupo, las que generaron el hábito de la gratitud todos los días, resultaron:
25% más felices (mediante instrumentos de medición).
Con menos problemas de salud que los otros dos grupos (más sanos físicamente hablando).
Rindieron más laboralmente (más comprometidos, más engagement).
Ofrecieron más apoyo emocional a otras personas (más generosas).
Y en otros estudios similares y posteriores:
Ayuda a trastornos neuromusculares
Mejor sueño
Bajar depresión y ansiedad
Más resiliencia
Más optimismo.
A continuación enumeras una serie de prácticas para incrementar la gratitud, siempre pensando en la gratitud o agradecimiento incondicional:
Diario de gratitud. Dedicar tiempo para reflexionar sobre lo positivo. Hacer un Diario de Gratitud en donde registremos 3 cosas diarias por las que nos sintamos agradecidos. ¡¡¡Ser consistentes!!! Y en la noche da mejores resultados.
Carta de gratitud. Escribir una carta de gratitud a alguien, y entregársela, mejor aún, leérsela, llena el corazón de ambas personas.
Ejercicio de substracción positiva. Solemos dejar de valorar muy pronto todas las cosas positivas que tenemos alrededor, así que este ejercicio ayuda a volver a valorarlas: imaginemos la vida sin esa persona, sin esa relación, sin ese logro, sin ese trabajo, sin todas esas cosas que damos por hechos.
Privación del goce. Sin llevarlo a un extremo, muchas veces vale la pena, abstenernos de eso que nos gusta tanto para después poder gozarlo más. La abstinencia revalora los placeres de la vida.
Savoring walks (caminatas sensoriales): caminatas de 20 minutos en el parque, en la naturaleza, para practicar el “aquí y ahora”, ayudan a enfocarnos en la gratitud hacia lo importante y lo sencillo: estar vivos y poder apreciar lo que nos rodea.
Conclusión.
Como mencionamos anteriormente, no es dar las gracias a todo lo que nos sale bien la llave del bienestar y el florecimiento. Es desarrollar una actitud de vida, de gratitud, lo que abona al florecimiento y a la felicidad. Y esto no se logra de la noche a la mañana, como todo cambio en la vida, hay que trabajar en ello, tener cierta disciplina, y una meta clara, que vale mucho la pena alcanzar.