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2024-11-16 18:20:55

La neurobiología de la venganza

Qué pasa en el cerebro que nos hace buscar venganza cuando nos sentimos lastimados.

mayo 21, 2021

Dra. Feggy Ostrosky
Neuropsicóloga, Profesora e Investigadora de la UNAM, con posgrado en trastornos de la Comunicación en la Universidad de Northwestern, Illinois y Doctorado en Biomedicina en la Facultad de Medicina de la UNAM.
FB: feggy.ostrosky
TW: @feggyostrosky
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¿Cuáles son sus claves psicológicas y biológicas?
Es una experiencia de la vida humana, personas de TODAS las sociedades entienden la idea de enojarse y querer herir a alguien que te ha hecho daño.
LA VENGANZA ha formado parte del comportamiento humano desde SIEMPRE
Muchos de nosotros, sin duda, hemos imaginado vengarnos
Incluso ese momento puede sentirse como una catarsis.

¿Qué nos motiva a buscar la venganza?
La venganza es el desquite contra una persona o grupo en respuesta a una mala acción
Vengarse, lo vemos como «EQUILIBRAR LA BALANZA», y eso tiene como consecuencia que muchos aspectos de la venganza se asemejen al concepto de justicia.
La venganza persigue un objetivo injurioso antes que reparador. O sea, forzar a quien haya hecho algo malo en sufrir el mismo dolor que él provocó, o asegurarse de que esta persona o grupo no volverá a cometer dichos daños otra vez.

Investigaciones recientes señalan que la venganza tiene algunas ventajas inesperadas.
Para empezar, la venganza es un detonante emocional poderoso que moviliza a las personas a actuar.
De hecho, la venganza potencia el crimen: está asociada con hasta el 20% de los homicidios y el 60% de los tiroteos en las escuelas, según muestran distintos estudios.
Pero también influye en la política. La victoria presidencial de Donald Trump, en Estados Unidos, se produjo gracias a la «venganza de los blancos de clase media…que se sintieron abandonados por una economía que se globaliza a un ritmo rápido»,
Mientras que el tema de la agresión ha sido bien estudiado (sus detonantes incluyen el alcohol, haber sido previamente insultado y los rasgos narcisistas de personalidad) la venganza está peor comprendida.
No es fácil separarla de lo que es un comportamiento violento, haciendo que sea un tema difícil de estudiar.
Se ha clasificado a la venganza como una de las emociones asociadas a lo que se conoce como el «intermediario psicológico»: los pensamientos y sentimientos que se producen entre una provocación y el resultado agresivo.

¿Qué pasa en nuestros cerebros?
Una persona que es insultada o rechazada socialmente sufre DOLOR EMOCIONAL.
El dolor emocional está unido al placer.
Aunque que el rechazo se siente doloroso al principio, puede rápidamente ser enmascarado por el placer cuando se presenta con la oportunidad de vengarse: incluso activa el circuito de recompensas del cerebro, el núcleo accumbens.
Las personas que han sido provocadas se comportan agresivamente precisamente porque puede ser «gratificante hedonísticamente». La venganza, parece, puede ser muy dulce.

¿Un placer pasajero?
No solo la venganza puede dar placer, sino que la gente la busca por eso mismo.
«Se trata de la experiencia de regular emociones». Tras tener la oportunidad de vengarse.
Las personas que buscan venganza solo obtienen un sentimiento de placer momentáneo.
PERO empieza un ciclo y comienza a parecerse a una adicción… luego te sientes peor
¿Por qué este comportamiento aparentemente destructivo se ha quedado en nuestra evolución si puede causarnos tantos problemas?
La respuesta es que lejos de ser un error evolutivo, LA VENGANZA SIRVE UN PROPÓSITO MUY ÚTIL.
Aunque la gente puede decir que buscar la venganza «es muy malo para ti», el hecho es que existe, y es positiva.
Y además, ha sido representada en el cine, la literatura, la televisión. Por ejemplo, en la actuación de Leonardo DiCaprio en «The Revenant», su deseo de venganza es tan poderoso que lo mantiene vivo. Con huesos rotos y heridas abiertas, atraviesa terrenos hostiles y peligrosos para vengarse del asesino de su hijo.
Al igual que el hambre, la venganza puede ser considerada como una necesidad primaria que satisfacer.
Solo entonces puede el vengador seguir hacia adelante, «porque el objetivo se ha cumplido».

OJO por OJO
Estamos preparados biológicamente para la venganza
Los libros sagrados de todas las religiones, desde los Vedas hasta el Corán, pasando por las mitologías griega y romana o la Biblia, enseñan ética y dan lecciones morales a partir del ejemplo de historias de escarmientos ejemplares.

Las culturas que promueven el castigo continuo acumulan un nivel de violencia imposible de gestionar.
Un ejemplo: David Buss, profesor de Psicología en la Universidad de Texas en Austin, ha recopilado datos que indican que más de un 90 % de los hombres y un 80 % de las mujeres han fantaseado en alguna ocasión con asesinar a una persona que ha cometido una injusticia contra ellos.

Vivir llenos de ira y rencor
Acumular la ira acaba por envenenarnos, y resulta muy difícil actuar con sensatez cuando se vive lleno de odio.
Sin embargo, la venganza no resulta funcional en el mundo moderno.
Ben Fuchs, psicólogo y profesor de la Ashridge Business School, en Inglaterra, ha escrito numerosas recopilaciones de investigaciones que ilustran cómo nos intoxica el resentimiento. En ellas nos muestra que, aunque la fantasía de la venganza nos serene en un primer momento, al final acaba por llevarnos a acumular más rabia.
Los ajustes de cuentas solo triunfan en las historias de ficción que produce nuestra cultura.
En la vida real, las represalias afectan a víctimas inocentes –terceras personas que sufren las consecuencias– y nos sumen en la culpabilidad.
Los psicólogos Andreas Maercker e Ira Gäbler, de la Universidad de Zúrich, en Suiza, han publicado recientemente una investigación sobre presos políticos que señala que aquellos que mantienen su necesidad de venganza tienen más síntomas de estrés postraumático que los que se esfuerzan en olvidar.

La revancha tiene otra consecuencia indeseable
Nos iguala emocionalmente a las personas de las que nos estamos vengando.
Los justicieros más presentes en el imaginario colectivo comparten numerosos rasgos con los psicópatas: narcisismo, carencia de empatía, frialdad emocional, maquiavelismo
Los grandes creadores de frías venganzas, como la novelista Agatha Christie, saben de sobra que para perpetrarlas hay que ser una mala persona.

No podemos evitarlo
Las frustraciones en la vida nos causan enojo.
Si le conceden a otro el puesto de trabajo que deseábamos; si la persona a la que amamos nos abandona o no nos corresponde; o si un desconocido hace una maniobra incorrecta al volante y nos obliga a dar un frenazo
Nos invade un natural sentimiento de hostilidad y se enciende nuestra programación biológica para ejecutar la venganza.
Pero en ese momento debemos poner en marcha mecanismos para canalizar la ira y evitar la búsqueda de revancha al precio que sea.
Como dijo el célebre novelista escocés Walter Scott (1771-1832), “la venganza es el plato más sabroso condimentado en el infierno”. Aunque se prevea apetitoso, siempre acaba por indigestarse y hacernos daño.

mayo 21, 2021