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2024-11-19 21:42:40

3 formas de asfixiar tu relación

Mario Guerra les va a decir las tres cosas que deben dejar de hacer YA, si es que quieren que su relación siga viva.

octubre 17, 2017

Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach y psicoterapeuta
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• Siempre he sostenido que no basta con amar, sino además hay que saber amar. Ya se ha dicho mucho de lo que pueda hacerse para mejorar una relación o mantenerla sana y estable, pero hoy vamos a ver tres cosas que podríamos dejar de hacer cuanto antes, si queremos evitar asfixiar a nuestra relación y que muera.

¿Por qué se asfixiaría una relación?
• Por la misma razón por la que sucedería con una persona. Por apretar demasiado el cuello.

Yo no siento que la asfixio, sólo pido lo “normal”
• Ese es parte del problema. Que la cultura ha permeado en nosotros y dejamos de cuestionarla. Permitimos que la cultura influencie en nosotros como si nosotros no pudiésemos influir en la cultura.
• Dejamos de usar el pensamiento crítico porque nos resulta cómodo seguir patrones aprendidos sin cuestionarlos y mucho menos cambiarlos, especialmente cuando nos favorecen.

¿Cuáles son esas 3 formas de asfixiar a una relación?
1. Exigir como obligación lo que se hace por amor
• Al inicio de la relación hacemos aquello que nos nace hacer, primero para conquistar y luego para transmitir amor.
• Como las relaciones evolucionan, algunas cosas dejarán de hacerse (por ejemplo, salir a cenar cada fin de semana a algún restaurante padre) y algunas otras se van a modificar (a lo mejor antes te acompañaba a desvelarte viendo la tele, pero me desvelaba mucho y hoy me voy a acostar un poco antes).
• Cuando lo que se hace para transmitir interés y amor pierde su efectividad (que es la de obtener reciprocidad), se pierde el interés por seguir haciendo lo mismo.
• Esto se hace aún más grave cuando el otro me hace ver que es una obligación lo que empecé haciendo por amor o buena voluntad para ayudar.
• Salíamos a cenar frecuentemente a restaurantes caros, ahora espera que siempre vayamos a esos.
• Me gustaba mucho tener la casa bonita para él, ahora cree que es mi obligación hacer todas las tareas domésticas.
• Y no se trata de dejar de hacer lo que te nace (por no malacostumbrar al otro) o hacer lo que ya no quieres por sentirte con la obligación, sino de dejar claro la razón por la que se hace algo y llegar a nuevos acuerdos y límites acerca de cómo distribuir las responsabilidades en la relación.
• Te llamo porque te amo, no porque me digas que te llame.
• Quiero ponerles like a tus fotos porque me gustan y porque en ese momento me nace y no quiero sentir que ahora debo poner like a cada una para que no pienses que no te quiero.
• Comencé a preparar la cena porque me gusta que cenes relajado porque te quiero, pero ahora me molesta que pienses que es mi obligación cuando sabes que yo también trabajo y me siento cansada igual que tú.

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2. Tus puntos ciegos
• Como cuando conducimos un auto, llevamos la vista al frente, pero también debemos vigilar muchas otras variables, entre ellas, mirar de vez en cuando a los retrovisores.
• Todos tenemos puntos ciegos y es más sencillo mirar y criticar lo que “nos hace” el otro que asumir nuestras propias deficiencias. Cuando no somos conscientes de nuestros puntos ciegos no encontramos explicación para la actitud de nuestra pareja y entonces lo convertimos en el enemigo que nos odia o de menos ya no nos ama.
• Sin mirar nuestros puntos ciegos es muy fácil convertirnos en duros jueces y ser muy críticos con las actitudes “inexplicables” de nuestra pareja. Empezamos a hacer grande lo pequeño, ponemos continuamente la lupa en sus defectos y le reprochamos que nos trate mal o buscamos hacerle cambiar a base de regaños y moralizaciones como si fuera un hijo a educar.
• Piensa que un porcentaje de los problemas que hay actualmente en tu relación son iniciados o mantenidos por ti. Si quieres no pienses en un 50%-50%; pensemos que tienes un 15% o 20

¿Qué identificas?
Reflexiona si tu pareja tiene alguna de las siguientes conductas o actitudes, si no estás contribuyendo a ellas:
• Agresiva
Pregúntate si no has adoptado un papel de víctima, de agresión pasiva o sientes resentimiento hacia tu pareja por algo y no lo dices, pero lo actúas.
• Defensiva
Piensa si de alguna manera le has tratado con poco respeto, le has humillado de alguna manera o sin decirlo piensas que es una persona tonta o de poco valor.
• Egoísta
Checa si tú mismo no te has portado a veces igual pidiendo que te escuche, te atiende y acepte tus acuerdos sin que haya reciprocidad. Se hace necesario que cada uno asuma su parte de responsabilidad y se pidan perdón, y se perdonen, por lo que puedan haberse lastimado.

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3. Esperar que una relación te haga feliz o sane tus heridas
• Una relación es para compartir el bienestar que hay en ti, no para succionar el bienestar de otro (y lo peor es que ni con eso acabes tú estando bien). Exigirle o atribuirle tu felicidad o bienestar a otro es volverte un agente pasivo que deja en manos de otro lo que debe hacerse cargo de manera personal y activa.

Una relación no es un salvavidas que te venga a rescatar de tu ansiedad, depresión o tu impulsividad.
• Si tu bienestar o salud mental depende de que otro esté contigo, y que esté como tú quieras que esté, es casi una condena entrar en una relación contigo porque nunca permitirás que alguien te deje.
• Esto por la vía de la amenaza directa o del chantaje emocional.
• Si no eres una persona relativamente estable en lo emocional y plena en lo personal, puedes hacer mucho daño a cualquiera que cometa el error de enamorarse de ti. Por supuesto que todos tenemos el derecho de enamorarnos cuando nos venga en gana y de permitir que otro lo haga, pero recuerda que no sólo se trata de amar, sino además de saber amar.
• Finalmente, si eres una persona de “alto mantenimiento”, lo mejor será que te consigas a un alienado que te rinda culto, contrates sirvientes incondicionales a los que les pagues un buen sueldo por aguantarte o que el mantenimiento que necesitas te lo des tú mismo.

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¿Qué hacer?
• Incrementar la gratitud intencionada hacia lo que tu pareja hace por más cotidiano que lo veas. En una relación de pareja se llegan a acuerdos para la convivencia, no a establecer obligaciones como requisito para ser amado.
• Aprendan a pedir perdón de forma adecuada, sin justificarse, y a poner límites claros que ambos respeten. Las mejores relaciones conviven bajo esquemas de límites claros.
• Busquen fomentar en su relación la empatía por el otro (ponte en su lugar) y la reciprocidad entre ambos (la vida no sólo es recibir lo que crees que te mereces, sino también dar para que el otro quiera seguir estando).
• Cada uno hágase responsable de su salud mental. Dejen de buscar ir a terapia de pareja y busquen ayuda individual para aprender a intimar de manera más profunda y eficiente con otro ser humano.

octubre 17, 2017