fbpx
2024-11-21 20:45:39

4 estilos de discutir en una relación

Para los que se la pasan en la peleadera con el fulano o la fulana, les vamos a decir cuáles son los tipos de pleitos más comunes y cómo resolverlos.

marzo 22, 2022

Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta.
TW: @marioguerra

En toda relación de pareja hay diferencias porque una relación está formada por personas que son diferentes. Para alcanzar acuerdos hay que hablar; es decir, discutir acerca de las diferencias y buscar encontrar un punto razonablemente satisfactorio para ambos. Pero una actitud desafortunada, igual que una medicina mal administrada, puede hacer mucho daño. ¿Es su estilo de discutir destructivo o constructivo?

¿Por qué discuten las parejas?
Pues porque una relación se forma con un otro que tiene su propia forma de ver el mundo, sus filias y fobias personales y hasta su manera de resolver los problemas. Digamos que cada uno tiene su propio estilo y perspectiva.
De las diferencias, cuando no son aceptadas por la otra parte, o cuando son vistas por el otro como un problema, surge el conflicto y eso en toda relación es normal.
Ahora bien; sabiendo que es cierto que las diferencias y el consecuente conflicto en cualquier relación es inevitable, cómo se maneja el conflicto es lo que realmente importa.

¿Cuál es tu objetivo al discutir?
No es tan importante quién empieza una discusión sino cómo la terminan (o si la mantienen eternamente).
Aunque no tengas un objetivo explícito o consciente, cuando se discute se defiende algo o se busca obtener algo.
¿Se han preguntado qué buscan al discutir?
Que la otra persona adopte tu punto de vista y perspectiva (que piense como tú y así sentir que tú estás bien).
Demostrarle que tú eres el poseedor y guardián de verdades universales (y que te lo reconozca con admiración y gratitud por iluminarle).
Reeducar a tu pareja o quitarle la maleza mental (porque te sientes superior).
Ganarle a como dé lugar a cualquier costo (y luego restregárselo en la cara como una forma de someterle o de revancha).
Que no pase por encima de ti o te respete (porque sientes que nadie en el fondo lo hace).
Alcanzar la paz a cualquier precio (y así evitar la ansiedad).
Llegar a un acuerdo satisfactorio, aunque no sea el perfecto para alguno de los dos (y con eso tener una relación armoniosa).

¿Qué estilos adoptan las parejas para discutir?
Vamos a ver 4 estilos de discutir en donde 3 pueden ser muy destructivos e incluso, si persisten, pueden arruinar una relación.
El evitador.
¿Cómo se da una discusión así?
Oye qué pasó con lo del coche, ¿ya pagaste la tenencia como quedamos?
Ya.
No me mientas, porque ya vi y no has pagado nada.
Ay pues no se, el sistema ha de haber fallado porque yo me acuerdo que la pagué.
A ver el comprobante.
No sé dónde lo dejé.
¿Ves?, no pagaste nada.
Ay bueno ya, ahorita la voy a pagar. Todavía no es 31 de marzo a la media noche, ¿sale?
Es que no doy crédito a que seas así…
Por eso… por eso… ya te dije que ahorita la pago. No te estreses, todo se soluciona en esta vida.
No, pero el caso es que siempre sales con lo mismo y luego por eso nos metemos en broncas de recargos y sustos.
Por eso, y siempre se resuelve, ya tranquilita… a ver, quién te quiere y te aguanta todas tus locuritas, ¿quién?
En este caso, uno de los dos teme o no sabe cómo manejar los conflictos y las discusiones, por eso trata de evitarlos o desactivarlos rápidamente.
Da lo mismo si el asunto de fondo se resuelve; lo que importa es que no haya conflicto y esto lo consigue mediante:
Negar u ocultar cosas.
Aceptar, pero minimizar o justificar.
Dar el avión.
Poner una barrera o desvíar la atención con otro tema.
Ceder, pero acumular resentimiento.
“Hacer las paces” sin dar espacio para que se resuelva el conflicto.
A veces aceptas cosas que no quieres con tal de que todo se “resuelva”.
Al principio este parecería ser un estilo constructivo y hasta aparentemente conveniente para uno de los dos porque
Parece que las cosas se resuelven rápido.
La otra persona (la evitadora) parece muy dispuesta a solucionar las cosas.
Pero en realidad no es nada bueno porque:
No resuelven el problema de fondo.
Te frustras porque ni siquiera puedes seguir discutiendo porque la otra persona nomás no reacciona en ese sentido.
Quien cede sin realmente estar de acuerdo se la puede estar cobrando de forma encubierta (por ejemplo con conductas pasivo-agresivas).
El volátil o reactivo (aka el drama king o la drama queen).

¿Cómo se da una discusión así?

Oye mi amor quiero decirte algo.
¿Ahora qué traes?
Es que otra vez llegó muy alto el estado de cuenta de la tarjeta y quería ver qué podemos hacer.
Aaaaaaaay, ya vas a empezar con lo mismo. Y de seguro vas a decir que la culpa la tengo yo como siempre… yo soy el culpable de todo lo que pasa en esta casa. O sea sólo sirvo para dar dinero, pero no tengo derecho a nada.
No estoy diciendo eso, lo que quiero decir…
Lo que quieres decir está muy claro. Aquí la única que puede gastar a manos llenas eres tú y yo sólo soy un proveedor y tu satisfactor sexual, ¿no? No tengo derecho a voz ni voto en esta casa. Eso es lo que estás queriendo decir, no finjas más!!!! Siempre me has visto para abajo.
No pues a ti ya no se te puede decir nada porque…
Claaaaaaro!!! Claro!. Te digo que aquí el problema soy yo. Pero mira, vamos de una vez a solucionar esto. ¿Cuánto se debe de la tarjeta? La pago ahorita mismo y me largo de esta casa, que eso es lo que quieres. Nada más que tú les vas a explicar a los niños por qué me estás corriendo… ahorita mismo los voy a llamar!!!!
En este caso, al menos uno de los dos es muy impulsivo en sus emociones y se muestra como muy sensible a cualquier comentario, queja o reclamo por parte de su pareja.
Tiende de inmediato a la defensividad, muchas veces a través del contraataque.
No queda espacio para que el tema fondo se resuelva, porque todo fondo se desplaza por la tormenta emocional que se desata mediante:

Grandes dosis de drama.

Gritos, desgarre de vestiduras y rechinar de dientes..
Aparente indignación y/o chantaje emocional.
Acusaciones recíprocas.
Muy de la mano del “Yo nunca”, “Tú siempre”, “Tú todo”, “Yo nada”…
Usar temas del pasado o defectos del otro como arma.
Las discusiones son muy intensas. No llegan a la agresión u hostilidad, como veremos en el siguiente punto, pero todo se vuelve un caos, especialmente si ambos se enganchan con este estilo.
Este es un estilo muy aprendido desde la infancia en medio de una familia dramática.
Este estilo de discusión puede ser muy dañino porque:
Aunque pueda parecer liberador, porque te desahogas, tiende a ser poco productivo porque no resuelven el problema de fondo porque anteponen las emociones al mensaje o conflicto real.
Cierras la comunicación, especialmente cuando tu pareja ya mejor prefiere no decirte las cosas y no tocar temas sensibles por temor a tu reacción.
Podrías convertir a tu pareja en una evitadora de conflictos.
Te puede generar el hábito de ser la única manera que tengas de resolver conflictos.
La desregulación emocional se hace cada vez más intensa en ambos.
El hostil o agresivo.

¿Cómo se da una discusión así?

¿Hablaste con el licenciado para el asunto del terreno?
Te pregunto si hablaste con el licenc….
Ya te oí, no estoy sordo.
Entonces ¿Hablaste o no?
Deja de estar fregando, no eres mi mamá para que me estés diciendo lo que tengo que hacer. Si tanta prisa tienes háblale tú, ¡pero ya cállate con un demonio!
Oye no me hables así.
Te hablo como me da mi regalada gana ¿quihubo?
Pues está muy mal que hagas eso.
Ya cállate el maldito hocico bruja desgraciada, me tienes harrrrrrrto con tus malditas quejas todo el tiempo. Cállate o te callo, tú dices.
Este es el peor de todos, porque combina lo peor del volátil, pero con grandes dosis de agresividad y hasta violencia. Hay muchas faltas de respeto y se traspasan los límites con singular alegría.
Incluso el patrón de agresión se mantiene hasta cuando no están discutiendo con actitudes de agresión y humillación hacia la otra persona.

Este estilo de discusión puede ser muy dañino porque:

Puede fácilmente desbordarse hacia otros tipos de agresión mayores.
No sólo no se resuelven los conflictos, sino que se crean más y peores.
Es un estilo que depende mucho más de la personalidad del agresor que de la interacción en la relación.
Se requiere ayuda profesional o reconsiderar la permanencia en la relación.

El validador.

¿Cómo se da una discusión así?
Oye mi amor ¿podemos hablar?
Claro mi vida, ¿qué pasó?
Es que fíjate que estoy preocupado porque en la empresa están haciendo recorte y temo que me vaya a tocar y tenemos el tema de la hipoteca.
Ay mi amor, ¿cómo crees? Ojalá que no te toque a ti, pero si fuera que sí, pues con lo que te den de liquidación vamos pagando y mientras yo te ayudo a actualizar tu CV si quieres.
Gracias por entender mi preocupación y por estar dispuesta a ayudarme.
Este estilo es el más sano, porque verdaderamente se escucha al otro, se valida su punto de vista y se ofrece una solución.
Es un estilo donde ambos están abiertos a dar, recibir y negociar.

¿Cómo sé qué estilo tengo en mi relación?
Si con lo que acaban de escuchar no es suficiente, hagamos un muy breve test informal.
Elijan sus respuestas según la opción que consideren más cercana a su realidad, anotando el número de la opción elegida como respuesta:

Cuestionario informal para detectar el estilo de discusión.
(Dra. Nancy Fagan)
Fundadora del RELATIONSHIP RESOLUTION CENTER, Texas

¿Qué tan bien te llevas con tu pareja semanalmente?
Tenemos en su mayoría buenas interacciones.
Tenemos más interacciones malas que buenas.

Durante una discusión
Somos bastante tranquilos y educados el uno con el otro mientras colaboramos para encontrar una solución.
Hacemos todo lo posible para evitar todas las discusiones, tratamos de minimizar los conflictos y pensamos que es mejor estar de acuerdo que en desacuerdo.
Somos ruidosos, apasionados y, a veces, usamos humor para romper la tensión.
Nos gritamos, nos insultamos y decimos cosas hirientes.

Nuestra manera de lidiar con el conflicto es:
Trabajamos para llegar a un acuerdo hablando hasta que encontramos una solución que funcione para ambos.
Nos enfocamos en lo que tenemos en común y nuestros valores compartidos.
Somos abiertos el uno con el otro acerca de todos nuestros sentimientos. Lo bueno y lo malo.
No nos escuchamos el uno al otro y tenemos una comunicación poco saludable. El conflicto rara vez se resuelve.

¿Qué sucede después de una discusión?
Nos sentimos escuchados y comprendidos.
Suponemos que nuestros problemas se resolverán por sí solos, así que ¿por qué luchar?
Solucionamos el problema y nos dirigimos al dormitorio para “hacer las paces”.
Decimos cosas hirientes, nos ponemos a la defensiva y nos sentimos más distantes el uno del otro.

Resultados:
Si elegiste mayoría de 1 = Estilo de validación
Si elegiste mayoría de 2 = Estilo volátil o reactivo.
Si elegiste mayoría de 3 = Estilo evitador.
Si elegiste mayoría de 4 = Estilo hostil o agresivo.

¿Qué hacer?
Con el estilo validador, cuidenlo.
Con el volátil, busquen trabajar sobre su capacidad de pausar, escuchar y comunicarse.
Con el evitador, lo que necesitan es fortalecer la confianza en su relación.
Con el hostil o agresivo, necesitan ayuda profesional o, en el peor de los casos, necesitas ponerte a salvo y replantear tu permanencia en esa relación.

marzo 22, 2022