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2024-11-19 23:32:41

¿A tu pareja le gusta provocarte?

Confiesen, ¿quién de ustedes siente que a su pareja le encanta vivir peleando? Aquí les decimos por qué pasa esto y cómo deben componer.

enero 18, 2022

Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta
TW: @marioguerra

A veces queriéndonos mucho, parece casi inevitable provocar un pleito con nuestra pareja y después, obviamente, nos quejamos de lo mal que está nuestra relación. Incluso sabiendo lo que provoca al otro, lo hacemos una y otra vez. ¿Es que nos gusta la “mala vida” o hay fuerzas internas que nos mueven a provocar tormentas entre ambos?.

¿De qué hablamos hoy?
Patrones de comportamiento y comunicación que se dan en una relación de pareja que de alguna manera se saben que disparan reacciones emocionales predecibles y desbordadas en el otro.
Pero atención; puede que tu pareja sea la que parezca estar picando, ¿pero que tal que tú también lo haces sin tener conciencia?

¿Cuáles son estas conductas o patrones que suelen provocar al otro?
Insistir demasiado sobre algo.
Es muy probable que tu pareja no sea una persona con un déficit intelectual, así que si le pediste algo y no lo hace, es muy probable que no esté de acuerdo, pero no sabe decir que no o negociar.
Siendo este el caso, insistir sólo hará crear más tensión.
Pero luego viene la postura “todo o nada”, como cuando alguien me dice: “Ah bueno, entonces ya nunca le voy a decir nada y que haga lo que le dé la gana”.
Tampoco se trata de eso; se trata de la manera en que dices las cosas y cómo validas, o no, la negativa de tu pareja en un momento dado.
También se puede insistir en hacer una “broma” hacia el otro que ya sabes que le molesta.
Llamarle “tontito”, hacerle un tono de voz burlón, ser sarcástico…
Tener conductas descontextualizadas o de oposición.
Aquí es como ser poco empático.
A lo mejor tu pareja está enojada y tú le quieres en ese momento hacer una broma.
A lo mejor tu pareja hace una broma y tu reaccionas, sin razón aparente, con seriedad o frialdad.
Y digo razón aparente porque quizá tú sí sabes por qué estás así, ¿pero tu pareja lo tiene claro?
No está mal querer reparar, pero eso pasa por hablar, reconocer una falta y no sólo por hacer “chiqueos” o arrumacos al otro.
Proyección. Provocar que tu pareja te trate como tú sientes que mereces ser tratado.
Como cuando se da el siguiente escenario.
Tu pareja te pide que hagas algo. – Tú no lo haces porque “se te olvidó”.
Tu pareja te dice que cómo es posible si era algo muy simple – Tú piensas que tu pareja cree que eres un idiota (en el fondo eso es lo que crees de ti).
Tu pareja te pide otra cosa y ahora ha decidido que, para que no se te olvide, te va a poner un recordatorio en el celular – También “se te olvida”, porque estás resentido por creer que piensa que eres un idiota y ahora tratarte como niño.
Lo anterior ahora si desarrolla la creencia en tu pareja de que de verdad tienes un problema y ahora estás en la profecía autocumplida, lo cual justifica, según tú, tu actitud olvidadiza y refuerza tu creencia.
Retener hacia tu pareja demostraciones afectivas o de comunicación, como “castigo”.
La más común es dejar de hablarle o hacerlo “secamente” sin dar ninguna explicación del por qué de esa conducta.
Es como cuando te preguntan: “¿Qué tienes?” y tú respondes “Nada”.
Otra forma es, por ejemplo, “la venganza”, como cuando estás enojada porque cuando está en el teléfono no te hace caso y entonces tú se la “aplicas”, fingiendo que estás muy ocupada en el teléfono cuando te habla.

¿Por qué “nos gusta” estar “picando”?
Nuestra historia personal.
Muchos de nuestros patrones de relación se aprenden desde nuestras primeras relaciones, las experiencias pasadas y las formas hirientes en que nos trataron; todo influye en cómo esperamos que funcionen las relaciones y cómo creemos que deben de comportarse los demás.
Quizá tenemos resentimiento con alguien afectivamente importante de nuestro pasado y, sin darnos cuenta, queremos que nuestra pareja pague las cuentas de esa persona.
Nuestro narrador interior.
Es una vocecilla que “nos calienta la cabeza” como cuando interpreta y maligniza ciertas conductas o actitudes de nuestra pareja y nos dice:
“Mira, ya se le volvió a olvidar lo que le pediste, lo que pasa es que es un egoísta y no le importas; enséñale quién manda aquí”.
“Otra vez te está ignorando por estar en el celular; claro, cualquier cosa le parece más interesante que lo que tú tienes que decirle”.
“Ya va a empezar con sus lamentos; no puede ser que nunca pueda estar en paz y nada más te quiera amargar la vida”.
“Ya te puso un recordatorio en el celular porque piensa que eres un imbécil; ahora por eso no hagas lo que te dijo para que aprenda”.
Nuestra baja inteligencia emocional.
No tomamos el tiempo necesario para:
Identificar lo que estamos sintiendo.
Hacer una pausa para evitar reaccionar por impulso.
Articular lo que realmente queremos decir, no lo que el “narrador interior” nos dice que digamos.

¿Cómo nos afecta?
Afectamos a nuestra pareja y a nuestra relación.
Se crea un hábito dañino y el afecto y la amabilidad van siendo gradualmente reemplazados por el resentimiento y una espiral agresiva de revancha. Digamos que se vuelven como “luchas de poder”.
Reforzamos nuestros patrones disfuncionales de comunicación.
No sólo no alcanzamos entendimiento y solución y dañamos nuestra relación actual, sino que reforzamos esta forma de interactuar y entonces, ya sea en una relación romántica futura, o incluso con amigos y familia, aplicamos la misma fórmula fallida, simplemente porque es lo que conocemos

¿Qué hacer?
Mantén el control de lo posible.
Esto es, de tu forma de hablar, escuchar y tus actitudes.
No puedes controlar lo que tu pareja hace o dice, pero siempre puedes elegir tus respuestas aplicando lo siguiente:
Reconoce lo que te mueve.
No es suprimir o invalidar lo que sientes, sino decirte a ti mismo: “Estoy muy enojado porque pienso que mi pareja me está tratando como si fuera un tonto”.
Esto te lleva a hacer consciente la voz del narrador interior.
Escucha.
Lo que tu pareja tenga que decirte sin interrupciones, sin contraataques y sin buscar defenderte o justificarte de inmediato.
Cuestiona:
Al narrador interior. Convierte parte de su afirmación en pregunta: “¿De verdad mi pareja me está tratando como si fuera un tonto o es que está frustrada porque quiere algo de mí y no lo está obteniendo?”
Busca, aprende y desarrolla nuevas estrategias.
Con la nueva interpretación, trata de dar otro tipo de respuesta.
En general le puedes decir algo como esto: “A veces cuando me tratas de esta manera, me da la impresión de que piensas que soy un tonto, pero también creo que a lo mejor hay algo que no estamos sabiendo comunicar; me gustaría que pudiésemos hablar acerca de esto”.
Mantengan la conversación buscando una solución.
No empiecen a hacer “ensalada” de problemas aprovechando la oportunidad de que ahora están hablando.
Eviten centrarse en el problema o en buscar al “culpable” y mejor enfóquense en qué es lo que pueden hacer para evitar esto en el futuro.

enero 18, 2022