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2024-11-19 19:28:20

En las relaciones, ¿eres el perseguidor o el perseguido?

Para todos aquellos que sienten que algo ya no va bien en su relación, y se han convertido en un perseguidor de su pareja, pero lo buscan, pero le ruegan, pero ya no saben cómo llamar su atención.

marzo 26, 2019

Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta.

TW: @marioguerra
encuentrohumano.com

En una relación saludable las personas guardan un delicado equilibrio entre independencia e interdependencia, donde los espacios comunes y personales se definen y respetan con límites amorosos, pero claros.
Cuando las cosas van mal, la relación se vuelve un extraño juego donde uno busca más cercanía (persigue), mientras que el otro necesita mayor espacio personal (perseguido).
Parecería que la solución es llegar a un justo medio, pero en este dinámica ese es precisamente el gran problema. ¿A quién culpar? Definitivamente a ninguno de los dos, sino a un tercer elemento que combina muy mal con el amor.

Una relación sana
Guarda un equilibrio entre independencia e interdependencia entre cada uno.
Es flexible y adaptable.
La reciprocidad es parte fundamental. Cada uno quiere dar, cada uno está dispuesto a recibir y agradecen por ello.

Mi pareja se quiere separar y yo no 

Una relación viciada
Uno busca mayor cercanía y conexión; a este lo vamos a llamar el perseguidor.  El otro se retira cada vez más; a este le llamaremos el perseguido o evitador.
El perseguidor se queja, regaña y trata de presionar al perseguido para que se acerque.
El perseguido o evitador se aleja porque se siente asfixiado o ve amenazada su libertad y busca mayor independencia y autonomía.
Este ciclo se repite por mucho tiempo hasta que la relación se acaba.

¿Provocas inseguridad o temor en tu relación? 

¿Cuál es un típico escenario de esto último?
Perseguidor: ¿A dónde vas?
Perseguido: ¿Por qué?
Perseguidor: Pues porque quiero saber.
Perseguido: Pues voy por ahí, tengo cosas que hacer.
Perseguidor: ¿Qué cosas? ¿Por qué no me dices?
Perseguido: Porque son cosas mías y ya.
Perseguidor: ¿Y son malas? ¿Si no son malas por qué no me dices?
Perseguido: Porque ya te dije que son mías y no te afectan en nada.
Perseguidor: Pues sí me afecta porque no me dices.
Perseguido: Pues ahora menos te digo porque ya te pusiste intensa.
Perseguidor: ¿Ves como sí tiene algo de malo…?

El perseguido podría romper esta dinámica si le dijera a su pareja a dónde va y el perseguidor si dejara de estar preguntando tanto y sospechando.

marzo 26, 2019