fbpx
2024-12-26 09:05:50

¿Eres un regañador profesional?

Mario Guerra les va a decir qué es esto de ser un regañador profesional, de dónde nos nace y por qué somos así.

febrero 8, 2022

Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta
TW: @marioguerra

Siempre llega un momento en que podemos estar en desacuerdo con algo que hace alguien o molestos por una falta o error cometido por otro. ¿Qué haces tú cuando eso pasa? ¿Te portas mesurado, empático y paciente mientras señalas la falta o error o te engendras en una especie de papá regañón que sermonea, acusa y humilla? Vamos a conversar el día de hoy acerca de lo que hemos llamado “Regañadores profesionales” y veamos cuántos sacos quedan hoy a la medida.

¿Cómo es un “regañador profesional”?
Una persona que, con la jerarquía necesaria o sin ella, constantemente comunica sus desacuerdos con los demás a base de reclamos airados o regaños por cosas hechas de manera insatisfactoria para el reclamante.
El regañador suele hacer grandes los errores de los demás…
“¿Cómo es posible que se te haya olvidado lo que te pedí si era algo tan simple?, está visto que la cabeza no te da ni para eso!!!”
Pero curiosamente minimiza los suyos…
“Ay bueno ya… a lo que sigue”.
El regañador encuentra tierra fértil para ejercer su “profesión regañadora” con personas sobre las que tiene (o siente que tiene) cierta autoridad o jerarquía
Hijos, colaboradores, empleados, etc. De esto hablaremos en un momento a detalle.

¿El regañador nace o se hace?
Hay muchos elementos que pueden influir para que una persona se comporte de esta manera con otros. Normalmente uno no nace regañando a otros, así que es muy probable que sea algo aprendido o, en la mayoría de los casos, la combinación de varios factores, como por ejemplo:
Estilo familiar aprendido.
Si en la familia de origen alguien regañaba a todos o todos se regañaban entre ellos como una forma de conseguir lo que querían, es probable que sea una conducta no sólo aprendida, sino normalizada.
Quien está en este supuesto suele decir que si no regaña las personas no entienden o no obedecen. Lo ven como necesario.
Ansiedad.
Una persona ansiosa tiene una gran necesidad de control, pero su error es tratar de controlar lo incontrolable (todo lo externo) y se olvida de lo único que sí está en sus manos modificar (sus explosiones emocionales y modo regañón).
Su argumento es “las cosas tienen que hacerse bien”, cuando en realidad en el fondo es un “las cosas tienen que hacerse como yo digo para tener tantita paz”.
Personalidad.
Particularmente cuando un rasgo muy marcado es el neuroticismo.
El neuroticismo es una respuesta física y emocional al estrés y las amenazas percibidas en la vida diaria de una persona.
Las personas que exhiben altos niveles de neuroticismo tenderán a experimentar cambios de humor, baja regulación emocional e irritabilidad.
En el polo opuesto del neuroticismo está la estabilidad emocional.

¿Qué tiene de malo ser así?
Dañas tus relaciones lenta pero sostenidamente.
Y digo que suele ser lento porque las personas, como no esperan normalmente que alguien adulto regañe a otro adulto, pasan por un período de sorpresa y observación en donde puede que se adapten a la conducta, lo cual no es del todo sano, o puede que decidan poner un límite, lo cual puede derivar en el alejamiento o declaración de fin de la relación que sea.
Por ejemplo veamos los siguientes dos supuestos:
Puede que la relación en la que estés sea incorrecta para tu actitud.
Por ejemplo, las relaciones entre amigos o con la pareja son de tipo simétrico; es decir, salvo que se acuerde lo contrario por alguna razón, nadie tiene autoridad sobre otro y, por lo tanto, nadie tendría por qué decir al otro cómo debe de comportarse o lo que debe de hacer.
En este caso, tratas a otros adultos como niños siendo tratados por un adulto regañón.
Lo maduro, en estos casos, es haber llegado a acuerdos previos y, dado el caso, hacerle ver al persona que no se están respetando y que se requieren nuevas acciones.
Puede que la relación sea correcta, pero la forma es la incorrecta.
Pero supongamos que estás en una relación jerárquica, como la que se tiene de padres a hijos, de maestro a alumno, jefe a empleado.

En este tipo de relaciones hay una parte que tiene de alguna manera algún tipo de autoridad sobre la otra y se entiende que haya indicaciones y se pida explicación cuando se cometen errores o no se siguen las instrucciones.
Lo que no se entiende tan bien es que esto se de a gritos, con insultos o exageraciones más propias de un desborde emocional.
En este caso tratas a las personas sobre las que tienes una jerarquía de formas de pueden parecer agresivas, humillantes y un tanto infantilizantes.
Es posible que tu actitud “regañona” anule el efecto que quieres lograr.
Tú quieres que la gente te respete, que te escuche y que haga las cosas como las necesitas. Para eso necesitas decir qué quieres con claridad, ¿cierto?
Cuando gritas o regañas, tu desborde emocional es como una nube de polvo que no deja ponerle atención a tu mensaje.
Es decir, todos están atentos a defenderse o pensando que estás muy malito de la cabeza y ya lo que tienes que decir pasa a segundo término.
Digamos que el mensaje emocional (tus manoteos y regaños), desplazan al mensaje racional (lo que querías realmente transmitir).
Ejemplo: “Estoy hasta acá arriba de que siempre es lo mismo contigo, por qué te cuesta tanto trabajo escuchar lo que se te pide y hacer las cosas bien por una vez en tu maldita vida, porque todo te vale verdad?”
Quizá algo más adecuado sería: “Estoy preocupado de que continuamente estás cometiendo errores sobre esto. Me gustaría entender que está pasando y si hay algo que juntos podamos hacer para que esto cambie. Quisiera primero escucharte y de ahí partimos para encontrar la mejor solución posible para ambas partes”.
Te haces peor con el tiempo (y los demás puede que también contigo)
Si no tomas conciencia o haces algo por modificar o modular tu forma de criticar o señalar errores, puede que eso se haga más agudo o agresivo con el tiempo. La autorregulación emocional es como un músculo que, si no se mueve, se atrofia.
Por el lado de los demás, es posible que en un momento de reactancia inconscientemente las personas empiecen a cometer más y más errores o fallos como una forma de protesta por tu actitud, lo que evidentemente te hará enojar más y a ver por donde revienta la cosa.
Como cuando un papá le pide a un hijo que se apure porque llevan prisa y entonces el hijo camina más lento.
Puede que te quedes en soledad.
Algunas personas van a tomar distancia física o emocional de ti.
En el peor de los casos generas resentimiento, porque ser regañón puede ser visto inadecuadamente como “divertido”, pero en el fondo y con la persistencia de la conducta, puede empezar a dañar los vínculos con otros.

¿Habrá a quien le guste que lo regañen?
Podríamos pensar de inmediato en masoquistas, pero también hay personas que les cuesta poner límites y no se quejan ni se van, lo que hace parecer que son hijos de la mala vida y que les gusta que los maltraten. No es así.

¿Se puede cambiar esto?
Es probable que hasta cierto punto sí, pero antes necesitas:
Tomar conciencia.
Que eso que haces de regañar no es adecuado ni para un niño.
Voluntad.
De querer hacer un cambio.
Porque podrías darte cuenta de que eres regañón, pero decir “así soy y qué”
Iniciar un proceso de cambio personal.
En donde te ocupes de atender la ansiedad.
Generando más tolerancia, lo que no quiere decir que no importen todos los errores que se cometan y que las cosas salgan como se pueda.
Y desarrolles una mayor inteligencia y regulación emocional.
Cuando haces esto también tu ansiedad tiende a regularse y entonces tu necesidad de control absoluto disminuye.

febrero 8, 2022