fbpx
2024-11-21 21:05:25

¿Es necesaria la privacidad dentro de una relación?

Ser alguien demasiado hermético o, peor aún, alguien que guarda secretos, puede dañar profundamente una relación. ¿Qué tanta privacidad es buena dentro de una relación?

marzo 15, 2022

Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta
TW: @marioguerra

En toda relación es básica la confianza y, a partir de esta, poder ir revelando nuestro mundo interior al otro a fin de que se vaya fortaleciendo el vínculo y la intimidad entre ambos. Ser alguien demasiado hermético o, peor aún, alguien que guarda secretos, puede dañar profundamente una relación. ¿Qué tanta privacidad es buena dentro de una relación?

¿De qué hablamos aquí hoy?
Digamos que la privacidad es la capacidad y el derecho de una persona para determinar por sí mismo cuándo, cómo y con qué propósito revela a otros información personal o mantiene para sí mismo distintos aspectos de su vida emocional o física, por ejemplo.
Debemos recordar que tenemos el derecho humano de:
Tener privacidad en cualquier relación, incluso con tu pareja, amigos y familia.
Mantener en el ámbito de lo privado una parte de tu vida, por trivial o importante que sea, por el motivo que tú quieras.
No tienes que convencer a nadie de por qué no quieres contar algo.
También tienes derecho a pasar un tiempo solo contigo mismo.
Y aunque tampoco para esto tienes que dar una explicación, en aras de la buena convivencia ayuda que le expliques a la otra persona que la razón por la que quieres estar sólo es precisamente porque quieres estar sólo.
Recuerda que no puedes tener verdadera intimidad con tu pareja sin estar también en contacto con las partes más internas de ti mismo.

¿Cuánta privacidad es buena dentro de una relación?
Eso depende de cada uno y debería existir un común acuerdo para eso.
Hay personas que no tienen filtro ni empacho alguno en contar detalladamente lo que comieron el día anterior y luego hasta lo que flotaba en el baño al día siguiente, mientras que hay personas que cierta información personal, prefieren no revelarla con tanta soltura o, en ocasiones, no revelarla del todo.
Si hay una diferencia en la cantidad de privacidad que tú necesitas para sentirte bien y la información que tu pareja necesita para estar cómoda, esto puede causar problemas.
La distancia o reserva “segura” que una persona necesite, puede sentirse como rechazo o falta de interés por parte de la otra persona.

Pero recordemos la distinción entre lo privado y lo secreto.
Cuando las personas se inclinan por la privacidad, por lo general no ocultan nada que crean que podría molestar a su pareja o que transgrede reglas, explícitas o implícitas, dentro de una relación .
Lo que soñaste anoche es privado, igual si no te bañaste en la mañana o si te pusiste por las prisas los calzones al revés.
Lo secreto, en cambio, tiene que ver con ocultar deliberadamente información con el afán primario de no ser descubierto y que no haya consecuencias dentro de la relación.
Secreto es ocultar a alguien que estuviste con cierta persona en cierto lugar, cuando se suponía, habías dicho o habías dejado creer que estarías en otra parte o con otra persona, por ejemplo.
Muy frecuentemente el que quiere hacer parecer privado lo secreto, es que trata de voltear las cosas para exculparse de lo que sea.
Y aunque en cierto momento esto puede ser legalmente correcto, moralmente es muy posible que no lo sea.

¿Por qué es importante que lo secreto se revele en una relación?
Porque la persona que tiene una relación contigo necesita saber con quién se está relacionando y qué tipo de relación quiere tener a partir de lo que se conoce.
Ocultar información que afecte activamente su relación, como problemas financieros actuales o una infidelidad, deja a la otra persona en una relación que no es la real que se está teniendo. Es como una relación fantasiosa.
Una verdad que pueda ser desagradable o dolorosa no es cuestión de si se revela o no, sino cuándo, cómo y quién lo hace.
o Pero recuerda esto, si es que estás considerando revelar algo secreto tuyo a alguien con quien tienes una relación:
Evita hacerlo, de ser posible:
Por venganza.
Habiendo bebido.
Estando muy agotados o alguno está enfermo.
Justo antes de irse a dormir.
En una fecha o celebración significativa.
Cuando la otra persona está saturada por algo más.
No sólo es que tú estés listo para soltar la verdad cuando te hayas armado de valor; también tienes que considerar a la otra persona de alguna manera.
Dicho esto, hay que reconocer que nunca es un “buen momento” para abrir estos temas, pero hay momentos peores que otros.
El riesgo a no revelar algo es una especie de ruleta rusa donde todos saldrán lastimados:
Una pareja que descubre que le han mentido directamente, le han dado una verdad a medias o no le han dicho información relevante, puede sentir una enorme sensación de traición y eso dañar la confianza de manera muy seria al interior de la relación.

¿Puede haber demasiada privacidad y eso afectar una relación?
Definitivamente alguien podría ser muy hermético, tímido o de muy baja autoestima y entonces no sólo cerrar información de lo que se hace, sino de lo que se piensa y siente con relación a la otra persona o a la relación que hay entre ambos en sí misma.
Pero podría haber otras razones más preocupantes.
Hay personas que en su infancia, por ejemplo, fueron objeto de críticas, burlas o descalificaciones; quizá de manera personal o porque ese era el estilo de comunicación y crianza familiar.
Esto derivó en que en la vida adulta no puedan confiar en otras personas para abrirse. de manera paradójica en aquellas personas con las que tienen un vínculo afectivo (ya en la infancia les pasó y aprendieron así esa lección).
Si bien cerrarse por una causa como esta no es algo secreto en sí mismo, si impide la empatía, comprensión y acercamiento de la otra persona.
Digámoslo así: No es que sea malo, pero no hace bien a la relación.
¿Por qué? Porque la persona con la que tienes una relación no puede explicarse, no sólo el “por qué” de tu hermetismo, sino de algunas de tus reacciones, miedos o enojos, ya que no revelas nada o incluso evitas tocar ciertos temas.
Recordemos que la única manera de revelar nuestro mundo interior al otro es a través de las conversaciones que tengamos en autorrevelaciones.
Esto es importante porque sin conocer lo que pasa en el interior, cuesta confiar realmente en una persona. O sentir que confía en nosotros.

¿Pero si yo quiero saberlo todo como prueba de que la otra persona realmente me ama?
No deberíamos sentirnos obligados o condicionados a revelar momentos vergonzosos o dolorosos de nuestra vida, por ejemplo.
Tampoco tener que justificar, a satisfacción de la otra persona, por qué no queremos contar algo muy personal y privado.
Si tu presionas o condicionas a alguna persona para que te cuente lo que tú quieres saber, no sólo estás recurriendo al chantaje emocional para calmar lo que seguramente es un proceso ansioso y de desconfianza, sino que además no estás tratando a la otra persona como un alguien digno de respeto y confianza.
No es lo mismo que te declares dispuesto a escuchar y apoyar, si el otro lo desea.
No, ninguna persona “tiene” que abrirse contigo si no lo desea y menos como una prueba de amor.
o Incluso es posible que, si presiones demasiado, causes el efecto contrario; es decir, que la persona se cierre más y hasta desconfíe de ti.
Las necesidades de información del mundo interior del otro deberían ser más a manera de invitación que de obligación.

¿Qué hacer?
Si te identificas como de las personas que están en el extremo de los que no les gusta contar por ser alguien desconfiado, inseguro o sensible al rechazo, es especialmente importante revelar esto a la otra persona y, a la par, hacerse cargo del problema. Esto para no arruinar esta y toda relación futura.
Si estás del lado de las personas que quieren total transparencia y que el otro les revele hasta el último detalle de información de su pasado, presente y hasta de su futuro, es probable que tengas un estilo de apego ansioso. No respetar la privacidad del otro o vivir en constante sospecha es otro factor que también acaba con las relaciones sanas y alimenta a las relaciones tóxicas.

Para saber más:
Merrill, A. F., & Afifi, T. D. (2015). Attachment-related differences in secrecy and rumination in romantic relationships. Personal Relationships, 22(2), 259-274.
Parks, M. R. (1995). Ideology in Interpersonal Communication: Beyond the Couches, Talk Shows, and Bunkers. Annals of the International Communication Association, 18(1), 480-497.
Perel, E. (2017) Mating in Captivity New York: Harper Collins
Vangelisti, A. L., & Caughlin, J. P. (1997). Revealing Family Secrets: The Influence of Topic, Function, and Relationships. Journal of Social and Personal Relationships, 14(5), 679-705.

marzo 15, 2022