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2024-12-19 02:40:06

¿Estás desmotivado o languideces?

Esta pandemia nos ha afectado a todos de muchas maneras y en diferentes niveles, pero después de todos estos meses, la mayoría nos sentimos sin energía, faltas de creatividad y con dificultades para concentrarnos.

junio 1, 2021

Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta
TW: @marioguerra

Esta pandemia nos ha afectado a todos de muchas maneras y en diferentes niveles, pero hay una condición que se ha hecho especialmente notoria tras largos meses de restricciones y confinamiento. Las personas se sienten sin energía, faltas de creatividad y con dificultades para concentrarse. ¿Se trata de un simple bache de desmotivación o son víctimas de la languidez?

¿Qué no da lo mismo decir desmotivado que “depre” en vez de usar el término lánguido?

En términos generales todos estos conceptos tienen mucho en común, pero definitivamente no son lo mismos. Y más allá de eso, el restringir nuestras emociones a unos pocos conceptos, limita el identificar qué se siente y qué podemos hacer para salir de ese estado. Cuando tenemos una mayor granularidad emocional, podemos identificar e influir en mayor medida en nuestras emociones. Ser capaz de etiquetar las emociones negativas, suele ser curativo en sí mismo.

Ya sabes lo que te pasa.

¿Entonces qué es la languidez?

No es una enfermedad, pero sí es una condición de salud mental, consistente en:

Sensación de estancamiento.
Sentimiento de vacío.
Desesperación y frustración de bajo nivel.
Apatía.
Sensación de inquietud.
Sensación de no estar tan presente en lo cotidiano.
Abandono de actividades que antes disfrutabas o te eran importantes como: Hacer ejercicio, leer, cocinar, crear, socializar, sin que haya sido por desagrado o porque adquiriste otro hábito; de hecho, quisieras volver a retomar muchos de esto que hacías, solo que no sabes por qué no puedes.

Digamos que la languidez se encuentra en el extremo negativo con baja energía de nuestro universo emocional, más cerca de la depresión que del bienestar.
Es peor que la desmotivación, que suele ser transitoria y de bajo impacto, pero menos grave que la depresión, aunque suele conducir a ella si no se hace algo.

¿Por qué hablar ahora de languidecer?

Porque se ha identificado a la languidez como uno de los efectos de salud mental que se han agudizado durante la experiencia de la pandemia y el confinamiento. Digamos que es la punta del iceberg y de los primeros efectos que empiezan a hacerse notorios en la población en general.

Languidecer sin hacer algo para evitarlo puede arruinar nuestra vida porque:

Debilita la motivación.
Interrumpe la capacidad de concentración.
Triplica las probabilidades de que disminuyas tu rendimiento profesional.
Hay una mayor probabilidad de padecer depresión y ansiedad en la próxima década.

Aunque el problema es que es difícil de detectar porque:

Muchas personas no tienen la distinción del término y se autodiagnostican como con apatía, desmotivación, falta de concentración o creatividad, que se sienten deprimidos o que todo les parece “meh”.
Es una condición de lenta aparición que no es notoria hasta después de mucho tiempo de estarse presentado.
Es más probable que la note primero alguien que hace tiempo no nos ve, pero eventualmente cada uno la notará con algunos de esos síntomas.
En realidad son personas que no están bien, pero no están lo suficientemente mal como para ser diagnosticadas, por ejemplo, con depresión.

¿Qué pasa si me siento así pero no me identifico con estar languideciendo? (o a lo mejor la palabra ni te gusta).

Llámale como te haga sentido, pero nombra lo que estás sintiendo y dale movimiento.
Si dices que estás en pausa, establece una fecha para quitarla y volver a moverte.
Si quieres decir que estás como invernando, entonces sabes que cuando cambie tu clima emocional despertarás, pero como tu clima emocional depende de ti y no de la rotación de la tierra, piensa que puedes hacer para que te llegue entonces tu primavera personal.
Si, como yo, a veces describes lo que te pasa como estar en un bache, entonces quizá es momento de pedir ayuda para salir de él o imprimir un poco de energía. A lo mejor no sales con gracia y sí bastante raspado, pero lo importante es salir, ¿no es verdad?

¿Algunas personas son más propensas a languidecer que otras?

Las personas que no manejan bien el estrés o aquellos que ya han padecido algún problema de salud mental como depresión o ansiedad, tienen más probabilidades de padecer esto.
Los tipos de personalidad extrovertidos también pueden ser más propensos a sufrir de languidez. Como son personas que necesitan de mucha estimulación para sentirse activos, la pandemia redujo drásticamente sus posibilidades. Los introvertidos puede que lo sufran menos porque están habituados a estar consigo mismos y prefieren los ambientes poco estimulantes.

Pero salir de la languidez no solamente consiste en querer dejar de sentirse así, sino tener un objetivo claro de cómo quieres sentirte.

Muchas personas, cuando se sienten atrapadas en estados emocionales negativos dicen que ya no se quieren sentir así, pero no tiene mucha claridad acerca de cómo quieren sentirse; es decir, para dónde quieren moverse.
Esto incrementa la frustración porque ahora no solo se sienten mal, sino además sin rumbo o dirección.

La idea entonces es que definas para ti si te quieres sentir más:

Activo, despierto, enfocado, concentrado, motivado, con claridad, inspirado u optimista.
Digamos que no vale decir “¡¡sí, sí, quiero todo eso!!” porque una vez más no estás siendo específico. Tampoco es de ayuda un “pues como sea pero ya no sentirme así”, porque “como sea”, puede ser peor de lo que estás.

¿Por qué es importante esto?

Porque lo opuesto a languidecer es florecer y si queremos salir de ese estado, tenemos que empezar a movernos en la dirección correcta.

¿Entonces qué podemos hacer?

No te rindas

La languidez precisamente podría dejarte sin hacer nada para salir de ella.
Aún cuando estés en “modo de supervivencia”, no dejes de moverte en la dirección de lo que quieres. Si hoy ya nada te motiva, recuerda lo que antes disfrutabas y trata de ir haciendo cosas para recuperar el gusto por eso. Hay cosas que se hacen haciéndose y no esperando que den ganas de hacerlas.
Rendirte sería allanar el camino hacia la depresión en el futuro.

Busca o mantén el contacto social con personas que te inspiren.

Si estás languideciente puedes ser empático con alguien en la misma situación, pero no siempre puede ser la mejor compañía. Acércate, aún a la distancia, a personas que, a pesar de la falta de
energía que muchos hemos experimentado, cada día tratan de hacer algo para continuar su camino. Alejate de las personas pesimistas, catastrofistas o que comparten fake news.

Haz tiempo para ti.

Entre el confinamiento, los niños en casa, el home office y la falta de convivencia social, ya no quedó mucho espacio para nosotros.
Establece límites donde estés libre de distracciones (sin aislarte del mundo por favor) para que puedas dedicarte a algo que te gusta poco a poco. Tener la atención fragmentada es algo que produce ansiedad y agotamiento por sí mismo.

Si todo falla.

Intenta hacer algo nuevo, algo que sea de tu interés y que te de curiosidad. Puede aprender algo, investigar sobre algo o desarrollar una habilidad. No es entretenerse para matar el tiempo, como se hizo al inicio de la pandemia, es algo a lo que de alguna manera le veas futuro si te empeñas en ello.

Para saber más:

Corey L. M. Keyes. (2002). The Mental Health Continuum: From Languishing to Flourishing in Life. Journal of Health and Social Behavior, 43(2), 207-222. doi:10.2307/3090197
Corey L. M. Keyes, Satvinder S. Dhingra, and Eduardo J. Simoes, 2010: Change in Level of Positive Mental Health as a Predictor of Future Risk of Mental Illness American Journal of Public Health 100, 2366_2371-
Marta Bassi, Luca Negri, Antonella Delle Fave, Roberto Accardi. The relationship between post-traumatic stress and positive mental health symptoms among health workers during COVID-19 pandemic in Lombardy, Italy, Journal of Affective Disorders, Volume 280, Part B, 2021, Pages 1-6,

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