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2024-11-22 08:16:06

La forma perfecta de arruinar tu vida

La manera perfecta de arruinar tu vida puede venir de la mano del perfeccionismo e insatisfacción permanentes.

mayo 25, 2021

Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta
TW: @marioguerra

La manera perfecta de arruinar tu vida puede venir de la mano del perfeccionismo e insatisfacción permanentes. Se dice que lo perfecto es enemigo de lo bueno, especialmente cuando el costo a pagar es tan alto que arruina tu vida laboral, personal y emocional.

¿De qué hablamos hoy cuando hablamos de arruinar tu vida?
Hoy hablaremos de la paradoja que ocurre cuando, buscando la perfección, lo único que logramos es justamente el efecto contrario: la ruina de nuestra vida.  Nos referimos al perfeccionismo.

Comencemos por definir que NO es el perfeccionismo.
No es un trastorno, sino un factor de vulnerabilidad de la personalidad.
No es lo mismo que la perseverancia o el esfuerzo personal.
El esfuerzo y la conciencia por el logro implican expectativas apropiadas y tangibles, que a veces incluyen metas muy difíciles, pero alcanzables.
Podemos distinguir a una persona perseverante de una perfeccionista por su forma de reaccionar ante los errores o fracasos:
El perseverante reconoce que ha fallado, se siente triste, desilusionado y hasta decepcionado por un tiempo, pero luego se esmera en corregir los errores y volverlo a intentar.  Sabe que el problema fue su desempeño, no su identidad.  Se sigue sintiendo bien consigo mismo.
El perfeccionista mira los fallos como catástrofes sin remedio. Se siente avergonzado, devastado y despreciado. Siente que no tiene las capacidades necesarias y se critica y se castiga fuertemente. Se siente obligado a volverlo a intentar, pero en igual proporción tiene la certeza de que volverá a fracasar.

Ahora veamos que sí es…
Es un patrón de pensamiento y comportamiento desadaptativo, que implica niveles exagerados de expectativas personales, estándares inalcanzables o insostenibles y una constante sensación de insuficiencia y frustración, independientemente de los resultados, las habilidades personales o el desempeño.
Hagas lo que hagas, nunca te parecerá suficientemente bueno.
Te digan lo que te digan, no creerás que lo haces bien.

¿De dónde surge?
Lo que lo alimenta principalmente es la ansiedad, producto de una creencia de que se es insuficiente e incompetente.
Surge a partir de una expectativa percibida (real o imaginaria) acerca de que alguien en particular, la familia o la sociedad, le ponen ciertos estándares a alcanzar, que son como requisitos para la pertenencia o la aceptación.
Si esos estándares y expectativas ajenas son reales o no ya es lo de menos, porque están ya integradas en la voz de la mente de la persona.
En suma podríamos decir que desarrollas la creencia errónea  de que tu identidad depende de tus logros.

¿Cómo arruina la vida?
Vives con estrés y miedo.
A veces te conviertes en alguien adicto al trabajo por querer demostrar tu suficiencia y dar gusto a los demás.
Con miedo, porque temes que los demás se den cuenta de tu supuesta deficiencia y te critiquen o los decepciones.
Sensación de insatisfacción constante.
Como es inevitable que tengas algunos logros, no podrás disfrutarlos porque los verás como incompletos o insuficientes en comparación con tus fallas.
Digamos que a tus errores los miras con una lupa y a tus aciertos con unos binoculares al revés
Gran frustración porque sientes que, ni aún dando lo mejor de ti, puedes alcanzar las metas que te has fijado.
Esto conduce a la desesperanza y desmotivación, lo que crea un círculo vicioso que nos aleja cada vez más de nuestros objetivos.
Catastrofizas
El pensamiento de blanco/negro puede llevar a los perfeccionistas a interpretar los fracasos como catástrofes y hasta una mirada inocente como una profunda crítica y desprecio.
Incluso a veces tu mente te puede hacer creer que sabe lo que otros piensan de ti y que, curiosamente, nunca resulta ser bueno.
Afecta la autoestima
Como desarrollan una autocrítica implacable, los perfeccionistas tienden a responder con más dureza en términos de emociones. Experimentan más culpa, más vergüenza y más enojo.
Parte del problema es que, para los perfeccionistas, su desempeño está vinculado con su identidad. Entonces, cuando no tienen éxito, no solo se sienten decepcionados por cómo lo hicieron, sino que sienten vergüenza por quiénes son.
Te hace procrastinar
Los perfeccionistas se rinden más fácilmente. Tienden a evitar pruebas y retos cuando sienten que las cosas no pueden ser perfectas.  Prefieren ser tachados de incumplidos, irresponsables o flojos que de tontos.
Arruina tus relaciones.
Sientes que los demás te presionan y te juzgan. Que siempre te están criticando y que, si te dicen que lo haces bien, entonces te están mintiendo.
Te consideras alguien indigno y te encierras y abandonas a la vergüenza, descuidando otras partes como tu aspecto y arreglo personal, por ejemplo.
Afecta tu salud física y mental.
El perfeccionismo es un gran predictor de problemas como la depresión , la ansiedad y el estrés, lo que empeora al perfeccionismo y cierra el círculo vicioso.
La ansiedad y angustia que produce el pensamiento perfeccionista, produce sufrimiento y algunas personas, para liberarse de él, recurren al abuso en la comida o al consumo de alcohol u otras sustancias.

¿Por qué si nos arruina la vida no es tan fácil de detectar o combatir?
El gran problema para reconocer y atender el perfeccionismo, es que socialmente no sólo no es visto como un problema, sino que incluso a veces es fomentado como la única vía para alcanzar el éxito.
Como el perfeccionista dice que quiere alcanzar mucho y por esto a veces se sobre exige, el resto lo ven como una persona exitosa, comprometida y trabajadora.
No es sencillo detectar en ellos su nivel de ansiedad, hasta que ya se empieza a salir de control.
Incluso la persona que lo padece en sí misma no siente que esté siendo perfeccionista, sino que está tratando de hacer lo mínimo indispensable para alcanzar a ser suficiente (sin lograrlo nunca, por supuesto).

¿Qué hacer entonces?
Busca atender tu ansiedad, la que toma el control de tu mente, no te deja pensar con claridad ni aceptar lo bueno como suficiente.
Puedes empezar a tratarte con un poco más de amabilidad en la forma que te hablas, te cuidas y te tratas.
Es inevitable que escuches a la voz de tu mente siendo exigente y castigadora, pero recuerda que es sólo una voz y nada más. No te sientas con obligación de obedecerla o creer todo lo que te dice.
Tolerancia con las imperfecciones pequeñas.
Puede ser liberador permitir que ocurra la imperfección, aceptarla y celebrarla
Date cuenta que ser suficientemente bueno es suficientemente bueno.
Recuerda que es verdad que para alcanzar ciertas metas hay que sacrificar un poco de tiempo y hasta algo de bienestar, pero nunca deberías sacrificarte a ti mismo al grado de que ya no quede nadie para disfrutar haber alcanzado lo que se buscaba.

mayo 25, 2021