Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta.
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encuentrohumano.com
¿Madre o figura materna?
Normalmente llamamos madre a una mujer que ha tenido uno o más hijos.
Pero ser madre es mucho más que un hecho biológico; es también el desempeño de un rol.
La función del rol materno es a lo que llamamos figura materna
Puede ser la madre biológica o no.
La dualidad de la figura materna a los ojos del hijo.
El niño proyecta hacia su figura primaria de apego (la madre) sus sentimientos naturales de amor y odio como si la madre estuviera dividida o separada en dos partes.
Entonces la madre, cuando satisface las necesidades de cuidado, alimento y amor, se percibe como “buena” (es amada y sentida como afectuosa y gratificante).
Cuando la madre se aleja, separa o no satisface necesidades, entonces es percibida como “mala” (sentida como frustrante y persecutoria que es odiada).
La madre, con su actuar y metabolizando la ansiedad del niño cuando este la está odiando, favorece entonces la integración de su propia figura en la mente del niño que aprenderá que la misma persona es la que tiene partes que le gustan y no le gustan.
Esto sentará las bases no sólo para relaciones más sanas, sino para la integración mental del hijo.
La madre narcisista se encarga que sólo veas la parte buena de ella y que la mala te la tragues tú (porque a ella le conviene creer que tú eres el malo del cuento y proyecta su maldad en ti) y entonces todo el enojo que sientes, por su forma de tratarte, te hace sentir culpa por ser “tan malo” con alguien “tan bueno”.
Escucha el podcast: ¿Cómo reconciliarte con tu mamá?
Los efectos de una madre narcisista
Te vuelves infructuosamente complaciente con ella y hasta en tus relaciones.
Si lo lograras complacer, ya no deberías nada y podrías alejarte, así que le conviene que siempre le quedes a deber algo para que nunca abaes de pagar “tu deuda”.
Te vuelves ansioso
Como nunca sabías cómo iba a reaccionar tu madre, aprendiste a caminar sobre cascarones de huevo y a saltar a la primera señal de su desagrado.
Daño a tu autoestima.
Te deja la sensación de que eres malo, raro, diferente, incapaz.
Anula tus emociones y sentimientos
Si lloras no es para tanto; si reclamas, eres malagradecido (porque nunca te ha faltado nada) si te quedas callado, eres apático o poco comunicativo (y así nadie te puede entender); si buscas tu espacio lo invade y te dice lo mal que estás.
Te exige tributo y comprensión
Exige atención y consideración. Si siente que no se la das (y hagas lo que hagas no lo harás bien), se ofende y ataca.
Ella está cansada. Ella está irritada. Ella no pide tanto, sólo quiere todo “a su manera”, así que tu debes alinear tus tiempos, objetivos, necesidades y sentimientos con los de ella.
Su palabra favorita es “malagradecido”.
Te sometes
Quieres gritar, rebelarte, ponerle límites, pero generalmente no lo haces y si sucede, lo haces explotando, lo cual le dará pie para hacerte ver “lo mal que estás”.
¿Por qué no es fácil escapar?
Porque se ha encargado de hacer su trabajo con mucha perseverancia y ya estás condicionado.
Hijos de madres narcisistas
De niños buscamos desesperadamente los elogios y la validación de nuestra madre y para obtener esto, de manera inconsciente, nos condicionamos a complacerla.
Pudiste ser un niño bueno y obediente, lo cual te ahorró algunos regaños, pero eso sólo lo hiciste para que no se enojara y no resolvió el problema de fondo, que era liberarte de su influencia dominante.
Tu objetivo es complacer y ya no puedes reconocer y satisfacer tus propias necesidades afectivas.
Puedes terminar con una pareja igualmente narcisista y exigente, porque es ahí donde reconoces que está el “amor”.
O bien, acabas por identificarte con tu madre y tú también te vuelves narcisista. Eres exitoso, mamá está contenta (porque eres su reflejo), así que esperas que el resto de las las mujeres también te admirarte. Tus relaciones serán dominantes, superficiales e insatisfactorias porque tampoco aprendiste a amar.