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2024-12-21 22:03:03

¿Persigues causas perdidas en el amor?

Cómo dejar de perdernos en amores innecesarios.

agosto 11, 2020

Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta
TW: @marioguerra

Hay personas que pasan años de su vida buscando la felicidad o el santo grial del amor. Van en búsqueda de su alma gemela o su media naranja esperando encontrar a alguien a su medida, pero en el camino se pierden porque se topan con que ni saben cómo hacerlo y acaban enganchados o enredados en las más espinosas relaciones que, paradójicamente, son lo opuesto a lo que estaban buscando.  Y aunque se entiende que, a veces por accidente, podamos caer sin darnos cuenta en una coladera abierta, lo que cuesta comprender es por qué nos quedamos en ella buscando un supuesto tesoro.

¿A qué le podemos llamar una causa perdida en el amor?
Diríamos que es buscar:
Amor donde el otro no sabe o no puede darlo.
Interés, cuando el otro no está interesado más que por sí mismo.
Ser prioridad de alguien, cuando te van moviendo siempre al final de la lista.
Comprensión, cuando el otro no mueve un dedo para buscar no sólo comprender, sino incluso conocerte, porque probablemente piense que no vale tanto la pena.
Cambios, cuando el otro no da señales de querer cambiar porque… pues no quiere cambiar.
Una causa perdida puede ser aquella en donde tú te la pasas esperando que algo bueno suceda, pero que eso no depende tanto de ti, sino del temperamento o necesidades del otro.  Es un vivir en incertidumbre para ti, aunque desde afuera sea toda una certeza que eso no va a terminar bien.
Es decir, una relación en donde, hagas lo que hagas, no estás bien y tus únicas posibilidades son estar así o no estar, y como la segunda tienes mucho miedo de tomarla, entonces te quedas así como estás, aunque estar así no sea bueno.

Yo creo que la mía no es una causa perdida porque a veces si obtengo eso o siento que cada vez estoy más cerca de obtenerlo.
Básicamente podríamos decir que el amor, la comprensión y la reciprocidad no es algo que deban exprimirse para obtenerse u obtenerse a cuenta gotas o intermitencias.
Y esto es especialmente cierto cuando la relación ya lleva un tiempito y no se ve claridad.
Cuando el otro te da, pero te quita; te da, pero luego te restringe; es muy probable que te esté manipulando. Es como tener a alguien prisionero a pan y agua porque no conviene que se muera, pero tampoco se le quiere dar la fuerza necesaria para que pueda marcharse.
Esta actitud es propia de personas que no les gusta depender de los demás y ponerse en una postura donde no tengan el control.
Por eso van buscando tus puntos débiles pero, mientras lo hacen, te ofrecen lo que necesitas para que no sospeches, te marches o te defiendas.
Es una causa perdida porque de otra manera no tendrías que estar:
Esperando.
Rogando.
Sufriendo.
No tendrías que estar dando sumisión, admiración o compañía a cambio de un supuesto lugar en el corazón de nadie.

¿Por qué insistimos e insistimos si no vemos progreso?
Porque hay en tí una gran necesidad muy profunda e insatisfecha y que, muy probablemente, de diferentes maneras hayas estado buscando por mucho tiempo en tu vida.
Y al igual que un sediento perdido en el desierto que con más facilidad imagina que los reflejos del calor en la arena son el agua que tanto necesita, tú te deslumbras con pequeños destellos de lo que a la distancia parecería ser amor, pero que si lo fuera cuando te acercas no se convierte sólo en arena caliente que se escapa entre tus dedos.
Porque proyectas en el otro un ideal.
Algo en esa persona te recuerda tu figura masculina o femenina de referencia y, al identificarte con ella, sientes un impulso inconsciente de reparar aquella relación infantil para ver si así te reparas tú.
Porque has estado tanto tiempo en necesidad e insatisfacción que ya te cansaste de lo mismo, pero paradójicamente esa misma desesperación y hartazgo no permite que mires con claridad ni elijas con sabiduría.
Porque tienes miedo.
Miedo de perder aunque sea “eso” porque también tienes la certeza de que ni “eso” mereces o que eres incapaz o indigno de encontrar algo mejor, ya deja con otra persona, contigo mismo en soledad.
Para tí no aplica el dicho de “más vale solo que mal acompañado”.

¿Cuál es el efecto en nuestra vida de perseguir causas perdidas?
Desperdicias tu tiempo.
O si quieres verlo así, lo inviertes en algo que no parece garantizar buenos rendimientos emocionales.
Ahora bien, ya se nos ha dicho que el tiempo es infinito, que a lo mejor por eso tan pacientemente estás esperando que ocurra un milagro o que te “haga justicia la revolución”.  Supongamos que sí, que el tiempo es infinito; bueno, pues tu vida no lo es y tú no eres más joven cada día.
Maltratas a tus emociones.
Al permitir que otro las manipule, las estruje y las ofenda.
Le estás enseñando al otro cómo tratarte y lo que por tu miedo o necesidad estás en disposición de tolerar o hasta aguantar.
Es decir, cuando alguien te toma la medida, es mucho más fácil que sepa que botones apretar para que hagas o te detengas.  Para que hables o te calles.
Cedes tanto que en cierto momento empiezas a dejar de ser tú.
Básicamente podríamos decir que te pierdes el respeto al comprometer tu dignidad y te acabas convirtiendo en una especie de títere emocional que funciona con las cuerdas que otro le ha amarrado.

¿Cómo movernos de ahí?
Hazte algunas preguntas.
¿El otro al menos me ofrece respeto de manera consistente?
¿O a veces te trata bien y otras con indiferencia, condescendencia o franca agresión?.
¿El otro me pregunta qué necesito o me gustaría en esta relación para buscar procurarlo?
¿O frecuentemente me dice que no me entiende, que soy alguien raro, que hace las cosas por mi bien o no me las dice porque “no iba yo a entender”?
¿El otro reconoce sus errores, pide perdón y cumple con los acuerdos o cambios que ha ofrecido?
¿O resulta que eres tú quien acaba teniendo la culpa de sus comportamientos, errores? O quizá te ha pedido perdón mil veces, con grandes dosis de arrepentimiento, pero al final vuelve a lastimarte una y otra vez.
Si tu respuesta a las tres preguntas anteriores no fue un Sí rotundo, es muy probable que estés invirtiendo tu tiempo en una causa perdida.
Hacerte cargo de ti.
Sea lo que sea lo que el otro te esté dando y lo que eso produzca en ti, busca fortalecerlo dentro de ti; no para que ya no lo necesites de otros del todo, sino para que lo necesites como un complemento que haga resonancia con aquello que tú ya tienes y potencie los resultados positivos de tu vida sentimental.
El amor se trata de enriquecer tus cualidades, no de completar tus carencias.

agosto 11, 2020