Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta.
TW: @marioguerra
encuentrohumano.com
Escucha más podcast con Mario Guerra aquí
• Quizá uno de los elementos más preciados y temidos en la vida es la libertad. Es preciada porque decimos que con ella podemos hacer grandes cosas y ser felices.
• Temida, porque conlleva responsabilidad sobre nuestros actos libres.
• Uno de los elementos más complejos que coartan nuestra libertad es precisamente el resentimiento, el que ya no nos permite actuar sino en función de otro que decimos que algo nos ha hecho y en donde sentimos que no podemos ser felices hasta que pague su “pecado”.
¿Qué es el resentimiento?
• Es como un enojo persistente y vengativo.
• Se busca que el otro sufra o pague por lo que decimos que nos ha hecho.
• El problema entonces no es que se trate de un enojo, que puede estar plenamente justificado, sino que es persistente y que busca la venganza (a veces disfrazada de justicia).
• Cuando buscas la paz a veces puedes renunciar a la justicia con tal de obtenerla.
• Cuando lo que realmente buscas es venganza, siempre argumentarás que estás buscando que se haga justicia, pero aún después de esta no quedarás en paz.
• Si te preguntas “¿qué hay de malo con la venganza?”, piensa que lo que sea que te haya hecho, quien dices que te hizo algo, lo que hizo seguramente fue buscando algo que quería para sí mismo y que al hacerlo pensó muy poco en ti y en los efectos que esto pudiera tener hacia tu persona. Lo que tú haces al vengarte, convierte al acto vengativo en algo profundamente personal porque tu intención es lastimar al que te ha lastimado.
¿Quién está arruinando tu vida?
¿Es como el rencor?
• El rencor es peor aún porque es como un resentimiento muy viejo e incurable.
• Ya no importa que la persona sufra, pague o incluso muera. Se le sigue teniendo un gran enojo que ya se ha transformado en odio.
¿Por qué es tan persistente el resentimiento en algunas personas?
• Podemos encontrar tres grandes causas por las que el resentimiento es tan poderoso y no es fácil de dejar ir:
Te hace sentir “poderoso”
• Cuando alguien nos lastima nos sentimos traicionados, maltratados, víctimas de una injusticia, a veces tristes y profundamente enojados.
• Esto nos deja en una postura de desventaja frente al otro y necesitamos compensar eso, así que una forma de “recompensa inmediata” para “nivelarnos” de manera enfática, con energía y fortaleza.
• Ya sea que “devolvamos el golpe”, exhibamos al agresor o lo hagamos pagar su ofensa, lo que se busca es lo que dice el refrán: “El que ríe el último ríe mejor”.
• La sensación de poder puede ser muy adictiva porque libera adrenalina en la sangre.
• Lo que rápidamente también te hará sentir muy agotado.
No sabemos cómo dejarlo ir
• Algunas personas hacen ejercicio o yoga como una forma de liberarse del estrés o los sentimientos negativos
• Si bien es cierto que esto puede aliviar de alguna manera la sensación de enojo, el sólo hacer esto no siempre alcanza y es necesario también observar lo que nos decimos acerca de lo que pasó y cómo lo seguimos repasando mentalmente una y otra vez como si en una de esas el resultado fuera a ser distinto.
• Parte de lo que sucede en este caso es que dejar ir el resentimiento nos hace sentir vulnerables cuando lo usamos como único escudo en vez de buscar desarrollar fortalezas del carácter que nos permitan sobreponernos con seguridad y rapidez relativa.
Se vuelve parte de tu identidad
• Hay quien ya no se puede levantar en las mañanas sin repasar todas las injusticias de que ha sido víctima y todas las personas que le han hecho daño
• Se han habituado tanto al resentimiento, que ahora es muy fácil sentirse resentido hasta por el clima y es muy complejo modificar este sentir porque se ha “encarnado”.
• Ya no buscas quien te la hizo, sino quien te la pague o mejor aún, quien te la siga debiendo para tener algo por que vivir (cuando de tu vida no has encontrado algo mejor que hacer).
• Aquí la diferencia está en que normalmente podemos decir que una persona “está resentida”, pero cuando ha permitido que el resentimiento se asiente por mucho tiempo, ya podríamos decir que “Es una persona resentida”.
¿Si somos resentidos nos puede dar cáncer o algo así?
• Un estudio publicado en abril de este 2018 en la revista “Psicooncología”, revela los resultados que, tras 15 años de investigación, han obtenido los autores del estudio y en donde no encuentran ninguna correlación entre el cáncer de mama y factores psicosociales como el estrés, enojo o resentimiento.
• Lo que sí puede producir, de acuerdo al libro “La terapia del perdón” escrito por los Drs. Enright & Fitzgibbons y publicado por la APA en el 2015, es a un estado de irritabilidad crónica, infelicidad general, así como ansiedad y depresión.
• Estos estados pueden ser muy discapacitantes y afectan grandemente la calidad de vida de la persona y aquellos que le rodean.
La peor parte del resentimiento
• De alguna manera actúa como un mecanismo de defensa, no sólo para posicionarnos con dignidad o valor frente al agresor, sino porque el resentimiento puede ser considerado como un gran “racionalizador”.
• El resentimiento nos permite anular nuestra parte de responsabilidad en los hechos (poniéndonos como víctimas inmaculadas) y depositando toda la maldad en el agresor (como un ser demoníaco y perverso cuya única razón de ser es lastimarnos).
• Siempre es menos doloroso asumir que no te va bien en la vida porque tus padres no te querían, a reconocer que, después de la infancia “tan infeliz que tuviste”, ya hace rato eres un adulto que tampoco ha hecho lo necesario para salir del hoyo emocional, económico, social, laboral o escolar.
• El resentimiento otorga una especie de superioridad moral como si fuera una licencia social para dispensar desprecio a todo el que decimos que nos ha lastimado. Un poco como una sociopatía cuando ya se ha hecho parte de nuestra personalidad.
• Cuando no se tiene la más remota idea para dónde va la vida propia, no hay como estar resentido para justificar todas las fallas y fracasos. Se ven enemigos por todas partes y todo lastima.
• Los éxitos son producto de mis supuestas virtudes y fortalezas.
• Los fracasos, de algún ser o entidad maligna que me persigue para hacerme infeliz.
• Finalmente el resentimiento no te deja en soledad, pero tampoco en la mejor de las compañías.
• Siempre habrán personas que también sean resentidas y que simpaticen con tu “justa causa” sin entender tampoco nada de donde viene o hacia dónde vas. El caso es tener algo o alguien a quien odiar.
¿Entonces qué hacemos?
• Identifica qué hay detrás de tu resentimiento.
• Evidentemente enojo, pero además frecuentemente encontrarás miedo, tristeza y hasta envidia. Si reconoces a las emociones que han gestado este sentir, quizá sea más probable encontrar el antídoto.
• Recuerda que perdonar no necesariamente conduce a la reconciliación si tú no lo deseas.
• No abandones tu mente a las hienas.
• El resentimiento es persistente porque es adictivo ya que empodera, pero después debilita. Evita estar repasando la misma película una y otra vez. El pasado no va a cambiar. En vez de pensar en cómo vas a fraguar tu venganza, enfócate en cómo vas a obtener tu libertad. Detén la rumiación en cuanto la sientas. ¡Para!
• Canaliza tu sentir de formas más adecuadas.
• Deja de arrojar dardos a la foto de tu agresor o de ponerle alfileres a su muñeco VooDoo.
• Escribe sobre tu sentir y se lo más honesto posible contigo mismo asumiendo tu parte en el problema.
• Ya sea que confiaste de más, reclamaste de menos o no hiciste lo necesario cuando pudiste.
• Termina cada sesión de escritura con algo que de alguna manera te haga sentir que dejas ir esos sentimientos y te liberas pudiendo respirar mejor.
• Busca fortalecerte y desarrollar la empatía que dices que otros no han tenido contigo.
• Si ya de plano eres alguien muy, pero muy resentido, seguramente nada de lo que hoy hemos hablado te hace sentido y te sentirás ofendido con nuestras palabras. En ese caso la terapia es sin duda la mejor opción, aunque sientas que no la necesitas.
Para saber más:
• Butow, Phyllis et al. (2018) – Does stress increase risk of breast cancer? A 15‐year prospective study – J. Psycho-Oncology.
• Enright, R.D. & Fitzgibbons, R. (2015). Forgiveness therapy. Washington, DC: APA Book