fbpx
2025-04-02 04:34:10

¿Por qué hacemos lo que decimos que no queremos hacer?

Para todos los que ya están armando su lista de propósitos para el 2019.

diciembre 11, 2018

Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta.
TW: @marioguerra
encuentrohumano.com

Los libros de Mario Guerra:
No te compliques 
En el mismo barco 
Los claroscuros del amor

Hay muchas cosas que a lo largo de la vida hacemos y que ya queremos dejar de hacer.  Por ejemplo fumar, trabajar demasiado, desvelarte, ser ermitaño, etc. Sabes que estas cosas y su resultado no te gustan, pero por alguna extraña razón, como si una fuerza misteriosa te obligara, recaes una y otra vez en viejas conductas.  ¿Por qué pasa eso y hay algo que podamos hacer?

¿Qué es lo que decimos que no queremos hacer habitualmente?
Cualquier cosa que acabe por lastimar nuestra salud física, emocional o lastimando a personas que queremos, pero que al inicio no es tan evidente o que sólo lo hacemos consciente cuando justo acabamos de hacerlo.
Por ejemplo:
Fumar, trabajar hasta deshoras, levantarte tarde, decir algo hiriente a alguien, comer demasiado…
Algo repetitivo o compulsivo que llevamos haciendo por años y que ahora ya hasta parece que ha tomado el control de nuestras vidas.
Por ejemplo:
Meterte en una relación tóxica,  gritar a tus hijos o golpearles, arruinar una amistad o una oportunidad de trabajo.
¿Pero por qué si ya sabemos que no nos hace bien insistimos?
No sólo es la conducta repetitiva el problema, sino lo que realmente motiva esa conducta sobre lo que hay que actuar.
De nada serviría que te pongas guantes para no morderte las uñas o que te pongas cinta en la boca para dejar de fumar.
Si vamos a una motivación más profunda para encontrar el “por qué” de estas conductas que ya quieres para y no puedes, conviene mirar otras posibles explicaciones:
Porque algo quieres: Aquí el problema es el método o ruta que usas para obtener lo que quieres que, no pocas veces resulta contraproducente.   Es decir, por llegar al resultado no piensas mucho en los actos, especialmente cuando tu pensamiento actúa desde una única perspectiva.   Ningún acto es inocente o “porque sí” y siempre obtenemos algo a través de nuestras conductas y acciones.
A lo mejor quieres obtener respeto, pero aprendiste a buscarlo a través de ponerte agresivo y obtienes lo contrario.
Hay quien busca el amor y al ponerse persecutor o posesivo acaba por alejar a otros.
Tal vez trabajas mucho porque quieres el reconocimiento de los tuyos; cosa que no obtienes porque casi nunca te ven o estás de malas por el agotamiento.
A lo mejor no quieres gritarle a tus hijos que ya se callen, sino que quieres encontrar un poco de paz y tranquilidad para poder pensar en eso que te trae mal desde hace semanas.
Quizá incluso haces algo destructivo porque dentro de ti hay una gran culpa o remordimiento y crees que necesitas ser castigado para expiar esa culpa.
La compulsión a la repetición.
Son patrones que se fueron creando a lo largo de los años.  Formas de responder que se aprendieron o que alguna vez funcionaron y que se siguen teniendo una y otra vez, sin importar si nos dan un buen resultado.
Es como regresar a lo conocido porque no se tiene otro lugar a donde ir.
A veces esta repetición de conductas son un intento por frenar algo o resolver una situación del pasado remoto.  Es como recrear la escena del crimen, con todo y muerto, a ver si ahora si ya no eres el asesino.
Como cuando fuiste golpeado de niño, juras que a tus hijos nunca les vas a hacer eso y acabas por hacer exactamente lo que dijiste que nunca harías…  y además lo sigues haciendo.
Como cuando juras que ya no te vas a relacionar con alguien que te maltrate o te ignore como tu padre lo hacía y te sales de relaciones sanas porque no recrean al ambiente de caos o indiferencia que tienes que “resolver”.  Necesitas hacer casting para encontrar a los actores correctos para el papel que tienen que desempeñar.

¿No es esto como no quererse o autosabotaje?
No, porque la intención no es dañarte, sino todo lo contrario. Uno busca obtener algo bueno que desea o regresar a viejas zonas conocidas que alguna vez, aunque fuera a un precio muy alto, nos dieron seguridad.
En todo caso podemos pensar en todo autosabotaje como un mecanismo de defensa que nos impide hacer cosas, o nos hace hacer cosas, porque piensa que ese es el camino correcto.
Y por irracional que pueda parecer, y aunque en realidad sí lo sea, estas conductas compulsivas y repetitivas tienden una gran carga emocional, más que racional.
¿Entonces qué hacemos?
Parar la conducta que lastima
Ya se que esto es precisamente lo que no has podido hacer, pero quizá esta vez sea distinto, o al menos lo hagas más consciente, al saber que lo que haces busca satisfacer algo que tu quieres o que quieres resolver y ya parar definitivamente.  Para esto:
Identifica tus disparadores.
Qué sucede desde afuera, o desde adentro, que te hace actuar como no quieres.
Alguna frase, gesto, situación.
Un pensamiento, idea o rumiación que no te deja.
Establece límites internos y conductas alternativas.
Lo que ya no te puedes permitir hacer y pensar qué otra cosa podrías hacer para canalizar tus impulsos.
Pide ayuda a los otros, de ser posible.
Habla con los tuyos, diles lo que sientes que te pasa y pide que eviten, si está en sus manos, apretar tus botones en lo que tu aprendes a desactivarlos.
Ahora sí, vamos al siguiente punto…
Identificar qué es lo que queremos realmente.
No se trata de renunciar a tus sueños o deseos, sino de saber cuáles son y buscar métodos que te acerquen a ellos.
Piensa que es lo que más necesitas en ese momento para sentirte en mayor tranquilidad:
Que te escuchen, que no te molesten, tranquilizarte, sentirte respetado, valorado…
A veces es algo que, según tú, ya está resuelto en tu vida porque ni te afecta, ni piensas en eso y ya lo tienes muy “trabajado”.
Encuentra otras maneras de obtener lo que realmente quieres.
Al principio es probable que no sea tan natural, tan cómodo, ni tan infalible este método, pero la ida es que vayas reemplazando tus viejas conductas con otras que te acerquen más a lo que quieres sin acabar por enredarte más en otros problemas.
Como siempre, si sientes que no puedes, busca ayuda.

diciembre 11, 2018