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¿Por qué justificamos a quien nos maltrata?

¿Quién de ustedes se siente maltratado por su pareja y además de eso, quién de ustedes lo permite y justifica?

enero 23, 2018

Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta
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No es habitual que una persona se deje maltratar por todos, pero es más frecuente que alguien permita a algunos que no lo traten con el debido respeto, cuando por la naturaleza de la relación sería no sólo lo esperado, sino lo correcto. Pero hay quien va más allá y no sólo permite el maltrato de quien dice amarle, sino que además va justificando a su maltratador y sus acciones. ¿Es acaso que a la gente le gusta sufrir? ¿O hay algo más que los lleve a no salir de esa situación e incluso a hundirse más en ella?

¿Alguien que se deja maltratar es alguien al que le gusta sufrir?
• Por definición a nadie le gusta sufrir, pero hay personas que a través del sufrimiento obtienen algo que les es muy valioso
Amor, aceptación, compañía
• Aunque para muchos es un precio muy alto a pagar por algo que ni siquiera es lo que parece.

Para destruir una relación sólo se necesita un egoísta. Escuchen

Nadie elige conscientemente a un maltratador como pareja, ¿entonces por qué elegimos mal?
FACTOR #1: Crearte un juicio parcial, fragmentado distorsionado de la otra persona.
Cuando conocemos a una persona tenemos que hacernos una idea de cómo es esa persona. Especialmente si tenemos una intención romántica.
• Evaluamos de manera inconsciente muchos aspectos de su persona y personalidad, basándonos en la intuición.

¿Qué es la intuición?
• Es el reconocimiento inmediato e inconsciente de elementos o situaciones previamente aprendidas.
• Digamos que es nuestra experiencia y conocimiento en acción, pero no olvidemos que esa experiencia y ese conocimiento pueden no sernos de ayuda si no son adecuados.
• Inicialmente de una persona vemos si nos gusta y si le gustamos.
• Evaluamos vestimenta, estatus, carácter, etc.

Te haces una idea y emites un juicio
• “Debe ser muy dinámico porque siempre anda de pants…”
• “Ha de ser muy seguro de si mismo porque nada le da miedo”
• “Viene muy arregladita, ha de ser muy superficial…”
• “Este es divorciado, garantía de que ya fracasó…”

¿Ahora sí van a decir lo que sienten o prefieren seguir llevando la fiesta en paz?

O con conjeturas más elaboradas…
• María conoce a Jaime en la sala de espera de un consultorio médico y piensa: “Viene acompañando a su mamá al doctor (es buen hijo) y está vestido de traje (es decente), además tiene los zapatos bien boleados (es limpio) y es muy atento con las personas (es bien educado); además está bien guapo y no se le ve anillo, así que debe ser soltero. Ya van dos veces que me voltea a ver (eso quiere decir que le gusté) y me sonríe (está coqueteando), pero se ve que es tímido y se voltea. Eso me dice que es sensible…”

Una vez que emites el juicio, es difícil que tu opinión cambie (ya la etiquetaste), especialmente si:
• En tu juicio la persona salió evaluada como “buena”.
• Estás o quieres estar románticamente involucrado con esa persona.

Tenemos la necesidad de sentir que conocemos muy bien a una persona, porque lo asociamos como una prueba de cuánto nos importa y le queremos.
• Pero también es algo que nos da la certeza de poder predecir su comportamiento y eso nos hace confiar lo que creamos que podemos confiar en esa persona.
• Cuando te haces una opinión o juicio sobre de algo o alguien, dejas ya de evaluarlo y de hacerte preguntas.

La realidad es que con muy poca información, cuando tenemos una gran necesidad o prisa de amar y ser amados, o la otra persona no se muestra al inicio tal como es (y casi nadie lo hace), es muy fácil hacernos una idea distorsionada, incompleta o fragmentada de quién es y cómo es la otra persona.

FACTOR #2: La forma en que resuelves tu disonancia cognitiva
• Como muchas veces una persona no es exactamente como creemos que es (y mientras más fantasiosa, fragmentada o idealizada la veamos esto es más cierto), llegará el momento que haga algo que nunca supusimos que haría o quisimos creer que no haría.
• Supongamos que Jaime, de ser alguien muy atento, respetuoso y romántico un día le dijo a Sofía que era una “estúpida e insufrible rata metiche” y le dió una bofetada.
• Como Sofía tiene una imágen de Jaime y lo que acaba de hacer no corresponde con esa imágen, ocurre un fenómeno de disconfort psicológico que se llama “Disonancia cognitiva”.
• Es tener dos pensamientos, ideas, creencias o sentimientos que son contradictorios entre sí.
• Entonces Sofía entra en una disyuntiva: Jaime me ama. Una persona que insulta y golpea a otra no la ama, por lo tanto Jaime no me ama
• Como no se puede vivir en esta dualidad, la mente trata de regresar a un estado de consistencia acerca de quién es Jaime y que sentir hacia él después de esto, entonces María tiene al menos 3 caminos:

Dejar pasar el insulto, racionalizando que es algo que nunca había pasado, que Jaime a lo mejor estaba fuera de sí, que no era su mejor día, que a lo mejor ella lo llevó al extremo, que seguramente eso no volverá a pasar, etc
• Esto le permitiría volver a decir que Jaime la ama y se acaba la disonancia.

No dejar pasar el insulto, darse cuenta que Jaime a transgredido sus límites personales, decidir que alguien que le maltrata no puede amarle de verdad, y que no se puede permitir amarle, y entonces terminar con la relación.
• La disonancia se acaba porque por lo ocurrido ella determina que Jaime no la ama (aunque diga que sí), que ella no puede permitirse amarlo así y termina en consecuencia la relación.
• Un tercer escenario sería la combinación de ambos; es decir, tomar primero el camino a) y si la falta se repite una sola vez más entonces sí el b)
• La disonancia se termina si la falta nunca vuelva a repetirse y se sigue con la relación o se termina con ella si hay reincidencia.
• Lamentablemente un escenario muy común es dejar pasar una falta tras otra, quedándose atrapado en el escenario A por muchos años, en espera de que un día todo milagrosamente cambie.

¿Por qué alguien elegiría la opción A?
• Por un gran miedo o una gran necesidad que no se percibe que pueda ser satisfecha sino a través de ese otro que nos ha lastimado.

FACTOR #3: Olvidar que las personas pueden ser como les venga en gana de un momento a otro
• ¿En nuestro ejemplo podríamos decir que Jaime cambió?
• No, ese del insulto y el golpe también es Jaime, como lo es también el atento amable y cariñoso.
• La cuestión es que Sofía tenía una idea fragmentada o parcial de quién y cómo era Jaime.
• No es que Jaime de ser “bueno” y se haya vuelto “malo”, es que tiene conductas que a Sofía le gustan y otras que no le gustan.
• Sofía debe evaluar, de acuerdo a su personalidad y sistema de valores, si una evaluación completa de Jaime da como resultado una persona con la que quiere y se puede permitir estar.
• Si el resultado es que sí y se queda, no habrá disonancia.
• Si el resultado es que no y se vá, no habrá disonancia.
• Cualquier otro escenario nos mantendrá atrapados en un ciclo sin fin de sufrimiento.

¿Entonces debemos esperar siempre lo peor de las personas?
• No. Pero debemos ser conscientes que nadie va a amoldarse enteramente a nuestras expectativas y necesidades.
• Si bien normalmente las personas tienden a ser razonablemente predecibles, especialmente cuando estamos en una relación, también es cierto que nuestra necesidad de crear consistencia en nuestro sistema de creencias va haciendo que dejamos pasar muchas señales, no de que la persona está cambiando, sino señales que nos indican cómo es esa persona además de la idea que nos hemos formado de ella.

CONCLUSIÓN:
• Una persona va a tratarte como tú permitas que te trate.
• Una persona no es totalmente buena o totalmente mala. En todos está la potencialidad de que hagan cosas que nos agraden y cosas que nos lastimen.
• Si ajustas tus creencias a la realidad, puede que duela, pero te permitirá tomar mejores decisiones.
• Si buscas ajustar la realidad a tus creencias, tendrás que mutilar o poner sólo partes de la realidad para que quepa donde tú quieres.
• Quédate con quien te trate bien, te haga feliz y produzca la mínima disonancia posible en tu vida. El amor no duele ni exige sacrificios.

enero 23, 2018