Mario Guerra
Tanatólogo
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• Muchas veces nos han dicho o hemos pensado que “debemos poner límites”.
• ¿Pero qué es eso? ¿Cómo, cuándo y con quién debe hacerse? ¿Por qué muchas veces sabiéndolo nos cuesta tanto trabajo?
• Hay muchas interrogantes y mitos alrededor de este tema y lo mejor es acercarse un poco a él, no desde el mero deseo o la necesidad, sino desde la reflexión para tratar de comprender y dominar este arte tan necesario para la vida de relación.
¿Qué son los límites?
• Es como la línea de fondo que resguarda nuestra identidad y autonomía del mundo exterior y también del mundo interior.
Límites intra e interpersonales
Intra personales
• Al comer, trabajar, usar el smartphone o cualquier otra conducta compulsiva que te esté aislando o te haga daño.
• Los que se ponen para no ser intrusivo en las vidas ajenas (aún con la mejor intención). Para no ser imprudente.
• La Dra. Anne Dailey, de la U. de Connecticut, afirma que decimos que una persona tiene buenos límites cuando puede restringir sus impulsos, limitar el deseo, de contenerse y de tolerar la frustración.
• Una persona con pobres límites intra personales tenderá a ser una persona que no respete los límites de los otros.
Interpersonales
• Los que pones a otras personas, dependiendo el nivel de intimidad y relación que tengas con cada uno, para permitirles que entren a tu vida y estén enterados de ella, hasta el punto que tú lo decidas.
¿Cómo sobreponerse a las cosas que no se pueden cambiar?
El riesgo de la confianza
• Mientras más cercana es una relación, más tenues son los límites.
• Muchas veces no es con los extraños con los que cuesta poner límites, sino con las personas más cercanas a nosotros y con las que tenemos un mayor involucramiento emocional, bajo la ecuación de: “el amor no pone fronteras”.
• Los límites son parte de toda relación sana entre las personas así sean pareja, padres e hijos o amigos. Ya lo decía el poeta Robert Frost “buenas vallas, hacen buenos vecinos”. Lo privado es parte de una relación sana.
¿Es natural ponerlos o se aprende?
• Es natural. Desde bebés expresamos deseos e inconformidades. Pedimos los brazos cuando queremos que nos carguen y nos retorcemos cuando queremos que nos dejen en paz.
• Lo que deberíamos aprender es cómo, cuándo o con quién se deben poner. Lamentablemente, la generalidad es que estos aprendizajes pueden estar distorsionados por las propias experiencias de nuestras padres. Esto nos lo pueden “enseñar” de manera directa o indirecta:
Directa:
• Cuando los propios padres no respetaron los límites de sus hijos por considerarlos una extensión suya o alguien de “su propiedad”.
• Con chantajes emocionales, donde condicionas el amor y la aceptación a que tus deseos y necesidades se cumplan, como si sólo tú tuvieras derecho a ello: “Está bien, vete a tu fiesta y déjame aquí sola; siempre pensé que te había educado en el amor y no en el egoísmo, pero veo que fracasé”.
• Con intrusiones directas: “Pues no me importa que no tengas frío, te vas a poner el suéter porque yo digo, punto y se acabó”.
• Con privilegios de poder: “A tus amiguetes contéstales como te dé la gana, pero a mí no me vas a decir que no…”
Indirecta:
• Cuando los propios padres no tienen límites emocionales y sacrifican sus propias necesidades para satisfacer las de otros (hijos, padres, pareja).
• Bajo estos esquemas, no sorprende a nadie que las relaciones futuras sean de sacrificio o de grandes demandas e intrusiones en la vida, por ejemplo, de pareja pero incluso amigos o compañeros.
¿Por qué a algunos les cuesta tanto…?
Respetarlos
Porque no consideran que los están traspasando.
• Ven muy normal irse a meter al cuarto de hospital de una persona que ni siquiera conocen bien, sin avisar, sólo porque se enteraron que estaba enferma. No les parece extraño preguntarte, sin que les hayas otorgado ese grado de intimidad, por qué te divorciaste, si cuando menstruas tienes cólicos o acerca de tus creencias religiosas.
Porque se sienten con el derecho de hacerlo
• Ellos quieren saber, opinar y dirigir. Ellos “saben” (creen que saben) y no tienen filtros para entrometerse con consejos o ayuda no solicitada.
• Ellos quieren hacer las cosas a su manera y no les importa lo que sientan, piensen o digan los demás. Somos seres sociales y como tal los otros importan en alguna medida.
Ponerlos
• Para muchos decir “no”, “no quiero” o “basta” despierta un temor a provocar un enojo o herir los sentimientos de alguien y eso se percibe como una amenaza para la relación.
• Con este miedo al abandono, se prefiere sufrir de invasiones a la privacidad, al tiempo, a las actividades y hasta a nuestros pensamientos, gustos y formas de pensar.
• Porque culturalmente nos han inculcado a decir que sí, a fingir que estamos bien, a responder toda pregunta y a saludar a quien no se quiere saludar sólo por ser “educados”.
• ¿Qué le estás enseñando a un niño cuando le exiges que se deje cargar o besar por alguien por quien no quiere que se le acerque? Tus límites no importan, no me puedes hacer quedar mal.
¿Hasta dónde? Esto no es “blanco” o “negro”, sino contextual
• A veces cuando alguien rechaza una invitación pensamos “no lo vuelvo a invitar”. Lo mismo pasa con un “no le vuelvo a decir nada” o “nunca más le voy a ayudar, eso me pasa por andar de ofrecido”.
• Es un delicado balance en donde con cada persona, en cada circunstancia particular, uno debe preguntar si puede ayudar o estar abierto a una respuesta distinta a la deseada.
• Un buen límite se pone pronto, desde el inicio de una relación, o sea hace explícito y claro al primer intento o primera transgresión. Para ponerlos no hay que mostrarse enojado necesariamente, simplemente decir “no” o “hasta aquí”
• Aún así, es bueno traspasar los propios límites intra personales, o incluso los interpersonales, por ejemplo cuando:
Te decides a emprender un proyecto, aprender algo nuevo o te atreves a algo que siempre habías deseado y esto es con la intención de ser mejor o superar una limitación.
Brindas ayuda a alguien que es evidente que la necesita; no sólo en casos de emergencia, sino en la vida cotidiana, pero siempre preguntando si tu ayuda es bienvenida de ser posible.
8 temas de los que deben hablar antes de comprometerse. Escuchen
¿Cuáles son las consecuencias de no ponerlos adecuadamente?
Si pones barreras muy altas
• Aislamiento, distancia emocional, alejamiento de los que te aman por la imposibilidad de acercarse emocionalmente a ti.
• Te reservas demasiado y entonces no preguntas, te acercas o ayudas para que los demás no hagan lo mismo contigo. Es la filosofía de “si no me meto con nadie, nadie se mete conmigo y entonces seré feliz”.
Si ni siquiera pintas tu raya
• Eres víctima de abusos, chantajes, cosas que no quieres, no expresas tus deseos o necesidades, te sacrificas por otros.
• Combo
No aceptas que nadie traspase tus límites, pero tú traspasas los de los demás a tu antojo
• Esto es típico de una conducta o personalidad narcisista.
• Te vuelves una persona abusiva, con las que sólo personas que no saben poner límites pueden estar, pero estarán contigo por necesidad o miedo, nunca por aceptación o amor verdadero.
¿Qué hacer?
• Una buena autoestima es fundamental. No una distorsionada como la jerárquica (te rodeas de personas que no saben poner límites para abusar de ellas), la predadora (buscas hacer sentir mal a otros acerca de sí mismos porque con ese “poder” te sientes bien tú) o una baja autoestima, donde eres incapaz de decir un “no” sin que se disparen en tu interior grandes cantidades de culpa y miedo.
• Empieza con cosas sencillas. Recuerda que a quien no ha puesto límites, poner siquiera una rayita en la arena le puede parecer algo terrible, grosero y rudo de hacer.
• No pospongas o calles tus necesidades por complacer a otros, pregúntate por qué crees que es necesario cumplir con peticiones inadecuadas o permitir lo que no te hace sentir bien.
• Si alguien insiste en traspasar tus límites, entonces es alguien que no te respeta; alguien que no te respeta es alguien a quien no le importa tu bienestar, lo que tú quieras o para el caso es alguien a quien realmente no le importas tú.
• Si el precio por recibir amor es dejar de ser tú, piensa si no estás pagando un precio muy alto por recibir algo que no es lo que dice ser.