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¿Qué te duele más? No ser el que querías o el que esperaban de ti

Ustedes ¿cómo andan, en este momento de su vida, creen que son la persona que querían ser o se convirtieron en lo que esperaban de ustedes?

mayo 15, 2018

Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta.
TW: @marioguerra
encuentrohumano.com

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• A veces resulta muy simple decir que no alcanzamos a nuestro yo ideal porque en el pasado no creyeron en nosotros y nos hicieron creer que no éramos suficientemente buenos para sus estándares.
• Si bien esto puede ser verdad, ¿hasta dónde hoy es ya nuestra responsabilidad soltar a ese Yo que se supone que debería haber sido y empezar a buscar al Yo que realmente quiero ser?

¿Cómo es eso de ser el que quería o el que esperaban de mí?

Para entender esto vamos a dividir de manera imaginaria a nuestro Yo en tres partes.

El Yo real

• Este es el tú que eres hoy.
• Te guste o no, es el resultado de tu pasado y la única materia prima que tienes para moldear al tú del futuro.
• Es verdad que de niño o niña pudiste tener vivencias que condicionaron tus creencias, tu autoconcepto y te dejaron con un sentimiento de indefensión aprendida, pero también es cierto que hoy eres un adulto que puede empezar a hacer algo al respecto ¿no es así?

El Yo ideal

• Este es el que aún no eres, pero te gustaría ser.
• No porque te hayan dicho, sino porque sin decírtelo tú te fuiste identificando y deseando moldear tu personalidad con ciertos parámetros que tú mismo fuiste eligiendo.
• Tiene aspectos físicos, emocionales, mentales y sociales que tú ves como ideales.
• Ser más esbelto, aprender algo nuevo, poder decir lo que sientes, no tener culpa, ser más libre, ser más justo, tener más amigos pero de los buenos, etc.
• Es el que resguarda tus sueños, metas y ambiciones en la vida.
• Según tú hay muchas cosas que te han impedido (y te siguen impidiendo) alcanzar a este yo ideal.
• Entre ellas tu infancia, la desesperanza, la indefensión o el miedo. Todo esto lo disfrazas de una vida muy ocupada, de falta de tiempo, de desinterés o desgano, fastidio, victimización, mala suerte o incluso lo ocultas detrás de la fiesta constante.

¿Sientes que no eres suficiente?

El Yo que se supone que deberías de ser

• Este sí es el que te han impuesto.
• Es el que otros piensas que deberías de ser, dados:
• Tu edad, tus recursos, la vida que has tenido, las oportunidades que se te han presentado, lo sencillo que debería de ser para tí tomar decisiones, etc.
• Es el que impone, de manera autoritaria, las normas que te han dictado, las reglas que te han impuesto y las obligaciones que te han dicho que tienes. Todo esto de la mano de la perfección en donde hasta enfermarte o descansar es motivo de castigo
• Es el que constantemente, como lo dijimos la semana pasada, te hace sentir que no eres suficiente porque es como un eco interior que resuena en tu cabeza y se encarga de recordarte tus fracasos y lo lejos que estar de poder dar gusto a los que te han dado tanto y tú has “defraudado”.
• La realidad es que nuestro “Yo ideal” tiene partes de nuestro “Yo que se supone que debería de ser”, pero lo hemos hecho nuestro al identificarnos con esos ideales ajenos y sentir que son propios.
• Esto pasa mucho con los ideales culturales, sociales y familiares que nos fueron inculcados y que vimos como positivos y deseables (a diferencia de los impuestos e incomprensibles que trataron de imponernos nuestros padres).

¿Qué dice la ciencia?

• Un estudio realizado por los Drs.Thomas Gilovich y Shai Davidai, de la U. de Cornell, y publicado este 2018 en la revista Emotion
• El estudio concluye que a la mayoría de las personas lo que más nos pesa es no ser quien hubiéramos querido ser, el “Yo ideal” (de acuerdo a nuestros ideales personales), más que no ser quien “se se supone que deberíamos haber sido” (según las expectativas de otros).

¿Por qué esto es así?

• Porque las personas hacen más por reparar los remordimientos de lo que no hicieron y se supone que deberían de haber hecho, en comparación con las acciones o pensamientos que utilizan para reparar los sueños que han abandonado.
• Es decir, las personas tenemos la tendencia a encontrar más justificaciones acerca del por qué no hicimos lo que se esperaba de nosotros (cómo querían que acabara la carrera si fuimos muy pobres) y tendemos a ser más críticos y duros cuando no actuamos para alcanzar nuestros sueños (soy un idiota porque siempre quise una casa propia y nunca ahorré para eso).
• Además los arrepentimientos que tienen que ver con el “Yo ideal” se ven a lo largo de la vida como asuntos pendientes nunca resueltos que cada vez se alejan más.
• Por ejemplo siempre puedes pedir perdón (si es lo que crees que “deberías de hacer”), incluso a una persona muerta, pero quizá ya no tengas tiempo, energía o recursos para conocer París como siempre te prometiste o disfrutar a tus hijos que quizá están creciendo y tú te pierdes día a día un poco de su infancia.

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¿Cuál es el problema con todo esto?

• Que mientras más te empeñas en querer alcanzar al “Yo que crees que deberías de ser”, más te alejas de tu “Yo ideal”. Esto no sólo te hace sentir que no avanzas, sino que además puedes sentir que el tiempo y la vida se te van y eso te hace caer en un estado de resignación pasiva en donde ya lo que buscas es sólo sobrevivir.
• Al no sentir que lo que hagas te acerque a donde quieres ir, y al “Yo ideal” que siempre quisiste ser, entonces tu autoestima se va deteriorando cada vez llevándote lentamente hacia la depresión y/o la ansiedad.
• Lo negativo de todo esto es que nuestro Yo real nos parezca tan despreciable (producto de nuestra baja autoestima) que no queramos ni tocarlo (como si fuera podredumbre) y entonces lo abandonamos a su descomposición.
• En este caso abandonamos a nuestro “Yo ideal” (por sentirlo inalcanzable e inmerecido) y nos concentramos en ver si algún día llegamos al “Yo que se supone que debería de ser” (sin darnos cuenta que es como la metáfora de la zanahoria y el burro… inalcanzable por ser imposible) o ya de plano no intentamos nada y que nos arrastre la corriente de la vida hasta el fin de nuestros días.

Y al final de la vida…

• Un libro escrito en el 2013 por la enfermera paliativista, Bronnie Ware, que se llama “The top 5 regrets of the dying” (en español “De qué te arrepentirías antes de morir”, hace un recuento de sus vivencias con personas moribundas y recopila los 5 más grandes arrepentimientos que encontró en común en la mayoría de ellos:
i. Desearía haber tenido el valor de vivir una vida fiel a mí mismo, no la vida que los demás esperaban de mí.
ii. Desearía no haber trabajado tan duro.
iii. Desearía haber tenido el valor de expresar mis sentimientos.
iv. Desearía haberme mantenido en contacto con mis amigos.
v. Desearía haberme hecho más feliz.

• Como vemos, el remordimiento número 1 es precisamente este de no ser el que tú hubieras querido ser.

¿Te sientes decepcionado de ti mismo?

¿Entonces cómo hago para pensar más en mi “Yo ideal”?

• No tan deprisa. Pensar demasiado en el “Yo ideal”, sin sentirte razonablemente a gusto con tu “Yo real”, es garantía de frustración y ansiedad.
• Esto porque lo verás como inalcanzable.
• Sin dejar de pensar en el “Yo ideal”, empieza ahora mismo a trabajar sobre la aceptación que tienes sobre quién eres hoy.
• Es necesario identificar esos ecos internos que te repiten que “deberías” estar haciendo algo, que no lo haces porque no eres suficiente y que todo es culpa tuya.
• Pero si lo piensas ¿no es un tanto absurdo que la misma voz que te dice que no sirves para nada sea la que espere tanto de ti?

¿Qué hago entonces?

• Haz todos los días un pequeño cambio, algo que te pueda parecer aparentemente insignificante, y que te haga sentir que estás avanzando hacia ese tú que quieres ser.
• Quizá leer una página de un libro al día, hacer 5 minutos de ejercicio o saludar a una persona que no sueles saludar por día. Esto en sí mismo no hará tu vida diferente como por arte de magia, pero irá cambiando gradualmente tu sensación de autoeficacia y de posibilidad acerca de un futuro distinto para ti.
• Como siempre, si sientes que no puedes, busca la ayuda necesaria, pero recuerda que eso también es el inicio de un proceso.
• Pero lo mejor que puedes hacer es no esperar justo antes del momento de tu muerte para mirar atrás y darte cuenta que te arrepientes de algo que hoy podrías cambiar.

Para saber más:
• Davidai, S., & Gilovich, T. (2018). The ideal road not taken: The self-discrepancies involved in people’s most enduring regrets. Emotion, 18(3), 439-452.
• Wane, Bronnie (2013). De que te arrepentirás antes de morir / The Top Five Regrets of the Dying: Los 5 mandamientos para tener una vida plena / A Life Transformed by the Dearly Departing (Spanish Edition). Grijalbo-Mondadori.

mayo 15, 2018