Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta
TW: @marioguerra
Es comprensible que un niño o niña pequeños sientan que la ausencia o el potencial abandono de sus padres representen una amenaza para su supervivencia porque de alguna manera esto puede ser verdad. ¿Pero qué pensar de un adulto que teme angustiosamente como un niño la separación de una persona amada? ¿Cuál es el costo a pagar por un adulto que está dispuesto a pagar el precio que sea con tal de no ser “abandonado”?
La situación
La mayoría de las personas sienten que están en una relación de pareja por amor, pero qué pasa cuando en esa relación en vez de amor, que ya lo hemos definido como una mezcla de confianza y alegría, lo que hay es:
Miedo, ansiedad o angustia (tristeza e intranquilidad).
Al abandono, a no poder sin el otro, a las amenazas recibidas.
Maltrato, traiciones y abusos.
Manipulación abierta o encubierta
Mediante chantajes que ofrecen dar o quitar algo según el comportamiento del otro.
¿Por qué se queda una persona en una relación así e incluso por qué hace de todo para que su relación no se termine?
La explicación más directa
Muy probablemente esa persona de alguna manera ama, pero también en sus relaciones hay dos componentes que predominan y que, al ser de supervivencia, sobrepasan y a veces hasta anulan al amor (al otro y el propio).
Grandes miedos.
Grandes necesidades.
Ambos vinculados a las relaciones afectivas.
¿Entonces si tu pareja se va, realmente se te va la vida?
Sentir que sin tu pareja se te va la vida sería un tanto el equivalente a que una persona que ha bebido mucho alcohol, al día siguiente sienta que se está muriendo o que se va a morir de una resaca o “cruda”.
No, nadie se muere de una resaca y en realidad es más probable morir de una intoxicación alcohólica y ya no despertar al otro día.
Lo más probable es que sientas que se te va la vida, pero el verdadero peligro es actuar como si lo que sientes fuera la realidad, porque entonces haces lo que sea necesario, por una especie de instinto de supervivencia, para que esa persona no se vaya.
¿Por qué puede sentirse algo así?
Aprendizajes.
Directos e indirectos que has tenido a lo largo de tu vida.
Vivencias tempranas (en la infancia y niñez), experiencias, enseñanzas y observaciones de tu entorno social y familiar.
Como por ejemplo, el lugar que se supone que deberían asumir las personas como tú por ser como son.
Mujer, hombre, de piel morena, nacidos en tal lugar, de tal familia, etc.
Estos aprendizajes suelen desarrollar creencias limitantes.
Creencias limitantes.
Son limitantes porque son absolutas (no sirves para nada), inmutables (hagas lo que hagas, así sea demostrar lo contrario, eso no va a cambiar) y de contenido negativo.
Que eres una persona insuficiente, incompetente, indigna o inherentemente defectuosa.
Estas creencias, que son acerca de ti, de tu lugar en el mundo y de tu papel ante los demás, van a condicionar, entre otras cosas, la manera que tienes de vincularte con otros.
La formas de vincularse en una relación.
Miedos y soluciones (ambivalencia)
Es como cuando sientes que más necesitas a la persona que más temes, porque a pesar de que de alguna manera te amenaza con quitarte aquello que te da, crees que es la única persona que puede dártelo.
Es muy complicado salir de una relación que es un problema, pero que a la vez es la aparente solución al mismo problema que se genera por estar en ella.
El rescatador y el leproso (la deuda eterna).
Como nadie te ha querido, o siquiera aceptado, y esa persona con la que estás sientes que lo hizo, a pesar de que no lo mereces, le estás en eterna gratitud por haberte sacado del fango afectivo.
En este caso, como es una relación asimétrica, si te quedas sufres, si te vas, estás siendo alguien malagradecido y… también sufres y temes que tu castigo sea que ahora si nadie más te quiera.
El carcelero y el prisionero (roles complementarios).
No te muevas de ahí porque ambos se necesitan. De alguna forma sientes que algo tienes que pagar y entonces quien mejor que alguien que te mantenga aprisionado y en maltrato.
Curiosamente ambos se necesitan y a veces sus roles son intercambiables (alternan entre la dominancia y la sumisión). Cuando se asumen estos roles, la ausencia de uno le quita al otro su razón de ser.
La proyección (completud).
Muchas veces proyectas en el otro cualidades que tienes en tí, pero que no puedes reconocer.
Fortaleza, capacidad de sustentarte, seducción, habilidades, inteligencia, etc.
Al proyectar esto en el otro, porque como ya he dicho no has sido capaz de reconocerlas en ti, sientes que el otro es el que las tiene y que al marcharse te va a dejar sin nada.
La vida de relación de una persona
Idealmente una persona forma a lo largo de su vida múltiples vínculos con:
Familia de origen.
Pareja
Hijos
Amigos
Compañeros de escuela o trabajo.
Mientras más diversidad de vínculos tengamos, es menos probable que se haga vital o absolutamente necesario la permanencia de uno sólo porque, de perderse, tendríamos el apoyo de los restantes.
Pero si nos hemos aislado de otros, si otros han sido alienados por alguien contra nosotros, o todos nuestros vínculos son disfuncionales, es muy probable que tengamos muchas necesidades insatisfechas y mucho miedo a perder lo poco que se siente que se tiene.
Es como cuando se aplica la ley de la oferta y la demanda.
Como lo que necesitas o quieres es escaso (tu demanda es mucha y la oferta para ti es poca), el precio a pagar suele ser alto por algo que probablemente es de baja calidad.
¿Qué hacer?
Encuentra que es lo que te vincula al otro de una manera tan ansiosa.
¿Es un miedo?, ¿Es una necesidad?
Busca desarrollar los elementos que sientas que te pueden hacer sentir con fortaleza y confianza en ti, en tus capacidades o en la vida misma..
Por ejemplo, de ser el caso, busca obtener tu independencia financiera o aprende o desarrolla una habilidad que sientas que te haga falta (y que muchas veces te hace depender de otros).
Amplía tu mundo de relaciones.
Busca recuperar aquellas de las que te alejaste (seguramente por estar en esa relación) y desarrolla otras nuevas.
Si sientes que no sabes cómo, que no puedes aún queriendo, o que el miedo te domina; es momento de buscar la ayuda profesional necesaria.