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¿Sufres con una persona arrogante?

Qué onda con la arrogancia, cómo es una persona arrogante, cuándo salir corriendo de esa relación o quedarse.

octubre 23, 2018

Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta.
TW: @marioguerra
encuentrohumano.com

La arrogancia es un rasgo de la personalidad que es ambivalente. Es decir, que trae beneficios y perjuicios a quien la tiene. Los beneficios pueden ser en el área profesional, pero los daños se ven reflejados en la calidad de las relaciones interpersonales, especialmente las afectivas. Es complicado llevarse bien con una persona arrogante, especialmente si es una persona relativamente sana.

¿Qué es ser arrogante?
La arrogancia es la creencia constante de superioridad y exagerada importancia personal a que se expresa con afirmaciones y actitudes excesivas y presuntuosas.
Una persona arrogante toma un lugar dominante sin que nadie se lo haya otorgado y, frecuentemente, a pesar de que muchos no estén de acuerdo.
Es alguien que suele tener una imagen distorsionada de sí mismo.
Alguien arrogante se toma o exagera méritos y honores por cuenta propia. Es alguien que no muestra humildad y se puede sentir con el derecho a tratar mal a otros porque los considera inferiores.
¿Cómo actúa alguien arrogante?
Desprecian
Lo opuesto a la arrogancia no es necesariamente la humildad, sino la afiliación; es decir, el deseo de llevarse afectivamente bien con otros para pertenecer a un grupo social o familiar.
El arrogante busca ser mejor que los otros. Aunque se rodee de gente como él, siempre buscará saber más, tener más o lograr más.
Intimidan
Demuestran con mucha facilidad y de manera exagerada su enojo.
Una persona de autoestima frágil es particularmente vulnerable a esto.
Por eso no deberíamos nunca ser intimidantes con nuestros hijos, porque aprenderán a reaccionar con miedo cuando alguien les levante la voz.
Son tercos
Muchas veces por eso consiguen lo que quieren, porque los demás, con tal de no seguirlo soportando, acaban por ceder.
No son muy buenos negociando y cuando sienten que van perdiendo, hacen lo que dijimos en el punto anterior.
Recordemos que para ellos lo único importante es ganar, no alcanzar ningún acuerdo.
Son dominantes
Por lo tanto, para ellos, el resto debe de ser sumiso.
Esta cualidad puede ser muy atractiva o seductora, pero, por ejemplo, en una relación de pareja, se vuelve algo insufrible.
Se creen superiores.
Y puede que en alguna medida tengan algunas cualidades que muchos que los rodean no, pero el tema es que ellos se sienten los mejores del mundo, y eso es muy poco probable.
Tienden a generalizar en vez de pensar que pueden ser muy buenos en algo, pero no lo son en todo… especialmente en lo social.
Por eso mejor se defienden diciendo que toda la gente es estúpida y no los comprende; con eso cubren su “discapacidad social”.
Suelen ser agresivos de manera personal.
Como en realidad no lo saben todo, se cuidan de no atacar ideas o creencias, sino directamente atacan a las personas.
No dicen que lo que piensas es una estupidez, sino que tú eres estúpido y no precisamente por lo que piensas, sino por ser tú.
Esta es la cualidad de la arrogancia que más afecta a los seres queridos.
A menos que ya los haya enseñado a ser arrogantes, en cuyo caso se volverá una familia insufrible para otras o al menos para otros grupos sociales, cuando esto se extiende a un grupo cerrado de familias.
Todo esto lo pueden hacer de manera verbal o no verbal.
Palabras de desprecio hacia otros, miradas, actitudes corporales (como echar los ojos arriba, cruzarse de brazos, suspirar en hastío…)
Sarcasmo, burlas, ridiculizar a otros…

¿Por qué alguien se vuelve así?
Es un rasgo de personalidad que en términos evolutivos ha sido favorable para el liderazgo y el éxito en campos como la empresa o la política.
Aunque socialmente no es un rasgo deseable.
Porque tiene una identidad frágil.
Por ejemplo, quien alcanza el éxito o la fama rápidamente, pero lo ha hecho sin tener una identidad sólida para ello, puede volverse arrogante al creer que es superior a los demás e incluso tratarlos mal.
Como un mecanismo de defensa.
Es una conducta desarrollada para ocultar una creencia profunda de inferioridad o vulnerabilidad extrema.
Por ejemplo, si crees que otros te van a rechazar, despreciar o a burlarse de ti, mejor lo haces tú primero y así es menos doloroso el alejamiento de los demás porque de alguna manera todo estuvo en tu “control”.
Esto es especialmente cierto cuando, por ejemplo, te defiendes de algo que nadie te ha atacado (la carrera que estudias) porque piensas que los demás creen que es algo de poco valor (aunque en realidad tú eres quien en el fondo lo piensa).
Lo mismo pasa si crees que alguien te va a negar algo. Entonces en vez de pedirlo te apresuras a decir que ni lo pides porque es una “porquería indigna de ti”.

¿Qué efectos causa la arrogancia?
En los demás.
Pueden ser objeto de desprecio del arrogante y ser atacados directamente por frases hirientes hacia partes fundamentales de su persona como inteligencia, etnia, sexualidad, religión, etc.
Esto es especialmente tóxico si las personas afectadas son subordinados, familiares, pero especialmente hijos de quien es arrogante porque daña la autoestima.
Frustración. Especialmente cuando se quiere cambiar al otro o entender “su lógica”.
También cuando se quiere llegar a un acuerdo, negociar o establecer una relación afectiva.
Miedo. De interactuar con alguien así por lo incómodo o humillante que resulta el encuentro o porque sabes que van a acabar ganando.
En la vida de quien es arrogante
Al confiar exageradamente en sus supuestas cualidades, de pronto puede descuidarse y venirse abajo por alguna conducta desafortunada, un mal negocio o incluso poner en riesgo su vida o su salud al hacer cosas de alto riesgo o sin las precauciones necesarias.
Por ejemplo, con la arrogancia de poder o conocimiento puede llevar a la ruina a una empresa o su propia familia.
Soledad o aislamiento.
Es posible que alguien así sea realmente admirado por sus méritos, logros o cualidades, pero en la interacción social, personal o cercana, muchos lo evitan precisamente por su actitud.
Aunque…
La arrogancia puede ser vista como un rasgo de la personalidad que favorece el éxito de una persona, pero a costa de su relación con los demás así como de los sentimientos de los otros.

¿Qué hacer si hay una persona arrogante en tu vida?
No les prestes tanta atención, de ser posible.
La indiferencia es veneno para el arrogante. Te seguirá llamando idiota quizá, pero recuerda que hacer eso es lo que el arrogante sabe hacer… como el perro que ladra., por ejemplo.
Si puedes toma distancia y ponte a salvo.
Tu tarea no es reeducar al arrogante o hacerlo cambiar (el requisito inicial para cambiar es que alguien quiera hacerlo y recuerda que el arrogante jura que todos están mal, menos él).
Si no puedes, recuerda que es complicado lidiar uno a uno con una persona así.
Lo ideal es que te unas con más personas que padezcan a esta persona y juntos formen un frente común para que sus manipulaciones no tengan un efecto en los demás.
Cuando el arrogante se da cuenta que no puede ganar, porque hay un frente común que resiste su arrogancia, el resultado puede ser una toma de conciencia en donde se den cuenta que no siempre se puede ganar.
Si ni esto es posible, porque sea tu jefe o alguien a quien por alguna razón no puedas confrontar individual o colectivamente.
No te quedan muchas opciones. Recordemos que ante cualquier situación tenemos tres posibilidades:
Cambiarla, escapar de ella o adaptarnos.
Quizá una buena combinación sea de alguna manera tomar cierta distancia, entrar en modo de supervivencia (adaptarte temporalmente) y aprovechar este tiempo para planear de qué manera podemos actuar para cambiar nuestra situación personal cuando sea el momento.
Esto no implica actuar con sumisión, sino con estrategia. No para ganar, sino para salvaguardar tu integridad, aunque eso lleve un costo.

Para saber más:
• Fetterman, A. K., Robinson, M. D., & Ode, S. (2015). Interpersonal arrogance and the incentive salience of power versus affiliation cues. European Journal of Personality, 29(1), 28-41.
• Johnson, R. E., Silverman, S. B., Shyamsunder, A., Swee, H.-Y., Rodopman, O. B., Cho, E., & Bauer, J. (2010). Acting superior but actually inferior?: Correlates and consequences of workplace arrogance. Human Performance, 23, 403-427.
• Lockhart, K. L., Goddu, M. K., & Keil, F. C. (2017). Overoptimism about future knowledge: Early arrogance?. The Journal of Positive Psychology, 12(1), 36-46. doi:10.1080/17439760.2016.1167939

octubre 23, 2018