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2024-11-20 01:43:26

¿Tienes miedo a tomar decisiones?

¿Por qué nos cuesta tanto? Tomar decisiones es algo que hacemos a cada instante. Desde las más simples, como elegir el sabor de un helado, hasta las más complejas, como decidir casarse o tener un hijo por las razones correctas.

enero 4, 2017

Mario Guerra
Tanatólogo
Consulta a nuestro especialista

Tomar decisiones es algo que hacemos a cada instante. Desde las más simples, como elegir el sabor de un helado, hasta las más complejas, como decidir casarse o tener un hijo por las razones correctas.
Por increíble que parezca, existen personas a las tener que tomar cualquier decisión les provoca gran ansiedad y, paradójicamente, cuando se atreven acaban tomando, desde su perspectiva, la peor.

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¿Por qué sucede esto y qué podemos hacer si nos pasa?

  • ¿Qué es decidir?
  • ¿Qué es para Ustedes decidir?
  • Decidir es tomar la posibilidad o alternativa que nos interesa y desechar las demás. No es optar por lo correcto o lo perfecto.
  • Es tomar algo de entre varias posibilidades.
  • El síntoma primario de no poder decidir es la parálisis.
  • El miedo te detiene, así sea por unos segundos o, en casos más graves, por años.

¿Por qué da miedo a tomar decisiones?

  • La respuesta básica es miedo a equivocarse.
  • ¿Pero qué pasa si nos equivocamos?
  • Habrá quien te diga que no pasa nada, pero la realidad es que toda decisión tiene consecuencias. Unas graves, otras imperceptibles. Unas temporales o reversibles y otras permanentes o irreversibles.
  • El temor real no está en la equivocación, sino en las consecuencias.
  • Evidentemente en las graves o permanentes, el temor a las consecuencias mismas.
  • Pero también hay un temor a las consecuencias sociales.
  • Juicio, desaprobación, el “qué dirán”, defraudar, burla, rechazo, exclusión. Todas con un alto costo emocional.
  • Y otras personales, como sentirse fracasado.

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¿Pero cómo decidir lo correcto?

  • La pregunta previa es qué quieres obtener como resultado.
  • Generalmente, mientras más compleja es la situación, menos probable es que encontremos una sola alternativa que satisfaga todas las necesidades que tenemos. No hay alternativa perfecta.
  • Tener un mapa, conocer del tema, tener experiencia, aprender o desarrollar habilidades siempre es útil para elegir la alternativa que más nos acerque a donde queremos llegar.
  • Supongamos que quieres llegar a la cima de una montaña.
  • Está el camino de la izquierda y el de la derecha. Uno te lleva ahí, el otro no. ¿Cuál eliges?
  • Seguro dirías “pues el que me lleve a la cima”. ¿Pero cuál de esos dos es? Necesitas más información o decidir tomar un camino con la que tienes y ver si esa elección es la que te lleva a donde querías.

¿Y si me equivoco?

  • Sin duda muchas veces lo harás y entonces, según el caso.
  • Corregirás el rumbo o afrontarás las consecuencias.
  • Buscarás reparar o te harás cargo de lo que venga.
  • Aprenderás a vivir con eso.
  • Aprenderás de lo sucedido, pero lo principal es que aprenderás de tí mismo, tus formas de reaccionar, tus miedos, creencias y descubrirás recursos que no conocías de ti.
  • Claro que importa equivocarse, activa en nosotros las alarmas de rechazo o exclusión social y nos hace sentir mal. La cuestión no es qué tanto importa, sino qué tanto te importa a ti ese error.
  • ¿Dónde lo colocas? En el altar de las catástrofes, en la caja de las tragedias o en el libro de los errores.

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A veces no quiero tomar una decisión, luego me animo y acabo metiendo la pata, ¿por qué?
Porque estás bajo estrés, el que se ve incrementado cuando tienes presiones de tiempo, personas esperando tu decisión o sientes que la decisión o las consecuencias del fracaso pueden ser importantes, esto lo sean objetivamente o no.
Se incapacitan las regiones prefrontales del cerebro afectando comprensión, concentración, aprendizaje y creatividad.
Así es difícil que elijas la alternativa que más se aproxime a lo que quieres y acabas eligiendo casi al azar.
No pocas veces estando bajo presión social se toma la decisión que se cree es la correcta, lógica o esperada por otros.
Se elige para no quedar mal, para dar gusto, para no parecer o sentirse tonto.

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¿Qué hacer?

  • Asume que habrá consecuencias.
  • Piensa que siempre hay formas de hacerse cargo de lo que venga. De lo leve y de lo grave.
  • Quizá no como tú lo quisieras, pero siempre de alguna manera por terrible que pueda ser la situación.
    Pide ayuda de ser necesario.
    Al menos ten alguien con quien puedas compartir tus inquietudes, que las valide como       naturales.
    “Entiendo que tengas miedo, es natural en estos casos”
        “Me parece que el miedo que tienes no está en total proporción con el problema,                  sino  con la manera que tienes de pensar en el problema”
  • Alguien que te ayude a dimensionar de manera lo más equilibrada posible.
    Que no se ponga más catastrofista que tú.
    Que no te diga “te lo dije”.
    Que no te inunde con frases huecas como “todo va a estar bien”, “echale ganas”, “vas a         ver como todo se compone” o “no pasa nada”.
  • Si alguien te juzga, critica o rechaza, asume que es parte de esas consecuencias. No siempre la crítica o el rechazo es por lo que haces o el resultado, sino por no haber actuado como alguien lo esperaba.
  • No es posible vivir en paz y libertad si se siente la obligación de cumplir con expectativas ajenas.
  • Empieza tomando pequeñas decisiones contigo mismo.
  • Cosas simples, aparentemente insignificantes.
  • Elige una película que normalmente no elegirías, elige un sabor de helado que no hayas probado, elige una ropa que te guste sin preguntar como se te ve, sino pensando cómo te sientes con ella.

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Hazte una pregunta

Normalmente, para motivarnos, nos piden que nos pongamos bajo este supuesto:

  •   “¿Qué te gustaría hacer si supieras que no puedes fallar?” Pero yo pienso que el fallar es parte natural de tomar decisiones. Es haber elegido algo que no era lo que nos acercó a lo que queríamos. Entonces una mejor pregunta para hacerte sería esta:

“¿Qué harías aún si te equivocas?”

  •  Se compasivo.
  • Imagina que le estás enseñando a un niño a tomar decisiones.
  • Quizá parte de tu problema es que tuviste padres estrictos que no aceptaban errores o fallos, pero que tampoco comprendían que todo en esta vida, especialmente lo social, es un proceso de aprendizaje que se basa en el ensayo – error.

 

enero 4, 2017