Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta
TW: @marioguerra
Las relaciones de pareja requieren no sólo del amor y la buena voluntad para llevarse bien, sino de habilidades y estrategias que cada uno ponga para hacer de una relación un lugar donde ambos puedan compartir, disfrutar y comunicarse. La ciencia nos dice que uno de los elementos clave para esto es tener flexibilidad psicológica ¿qué es eso y cómo impacta a nuestras relaciones?
¿Qué es la flexibilidad psicológica?
Es una serie de procesos dinámicos que se desarrollan con el tiempo y que se refleja en cómo una persona:
Se adapta a las demandas de situaciones cambiantes.
A una persona flexible
No se le cierra el mundo.
No se la pasa buscando culpables o “quien se la pague”.
Ni enloquece cuando le va bien, ni catastrofiza cuando le va mal.
👎Una persona inflexible busca que el mundo y sus criaturas se adapten a ella porque cree siempre estar en lo correcto.
Reconfigura sus recursos mentales para usarlos a su favor.
Adapta sus expectativas y metas a la realidad, mientras busca la forma de modificar lo posible en su entorno.
Por ejemplo, se adapta a la pandemia mientras toma medidas para cuidarse.
👎Una persona inflexible vive en el reclamo, la queja constante y es incapaz de adaptarse a las cosas inesperadas o que se salen de su control. Digamos que hace muchas rabietas o berrinches como un niño pequeño que aún no aprende a adaptarse. Una persona inflexible podría incluso evitar o negar la existencia de problemas con tal de no enfrentarse a una realidad que no sabe cómo manejar.
Cambia la perspectiva cuando se atasca en un problema o cuando la interpretación inicial no conduce a algo útil.
Antes de hacer un juicio es capaz de preguntarse “qué más puede significar esto?”.
Por ejemplo, si su pareja no hace algo que le ha pedido, podría pensar que no lo hizo porque “no le dió la gana”, pero también porque se le olvidó, se distrajo, no entendió bien la petición o trae algo que no ha hecho consciente o dicho y por eso actúa así.
Trata de tener más elementos antes de catalogar un hecho, pero está abierta a múltiples posibilidades.
👎Una persona sin esta flexibilidad diría de inmediato “esto es así, porque no puede ser de otra manera”, sin siquiera dudarlo. Suele atribuir maldad a los errores y vivir en un estado constante de victimización.
Equilibra sus deseos, necesidades y dominios de la vida.
Su vida no depende de una sola circunstancia, relación o camino.
Una persona psicológicamente flexible se apoya en distintos elementos como el económico, social, afectivo, personal, etc.
Así si en alguno sufre un revés, se apoyará temporalmente en los demás en lo que consigue reequilibrarse.
Se siente a gusto con lo que tiene, sin dejar de buscar llegar más lejos o estar mejor.
👎Alguien inflexible tiende a quererlo todo, así que cuando algo se sale de control, descuida lo que ya tenía para recuperar aquello que ha perdido. Vive en una constante insatisfacción porque siempre algo le está faltando o el mundo es imperfecto. Puede obsesionarse con las relaciones.
¿Por qué es importante la flexibilidad psicológica para las relaciones?
Un estudio realizado por la Dra. Jennifer Daks y publicado en octubre del 2020 en la Revista de ciencia del comportamiento contextual, encuentra que las personas psicológicamente flexibles son capaces de:
Relacionarse mejor.
Tener menos resentimiento.
Tener más claridad para comunicarse.
No usan el chantaje o la agresión como un medio para obtener algo.
Menor estrés y sensación de estar cargando al otro.
Mayor satisfacción en sus relaciones.
¿Se aprende o se nace con ella?
Digamos que como son procesos o estrategias que se adoptan para relacionarse con el mundo interior o exterior, es algo que se va aprendiendo a lo largo de la vida.
Dicho esto, podríamos primero:
Identificar lo que nos pasa.
Conocer nuevos caminos.
Probarlos y encontrar en los nuevos resultados una mejor manera de relacionarnos.
Para estos 3 elementos se requiere la flexibilidad, porque de otra manera ni siquiera haremos el esfuerzo de reconocer que mucho está en nuestras manos hacer para mejorar estas estrategias.
¿Cómo impacta las relaciones?
A veces uno se pregunta por qué mi relación no funciona o “¿por qué todas las parejas que encuentro acaban marchándose o terminamos en conflicto?”
Hay una probabilidad de que, si el común denominador en tus relaciones fallidas eres tú, haya algo que haces que impacta negativamente una relación. En el caso de la inflexibilidad psicológica, encontramos de acuerdo al estudio de la Dra. Daks que:
La pareja de alguien inflexible se encuentra menos satisfecha porque no encuentran espacio para negociar.
También el inflexible sufre porque las cosas no resultan ser como dice que deberían de ser.
Menor satisfacción sexual.
Si no nos podemos llevar bien, del sexo ni hablamos.
Menor apoyo emocional.
Las parejas de estas personas suelen quejarse de que se sienten:
Solas, no comprendidas, maltratadas.
Mayor conflicto negativo.
La relación se queda atrapada en acusaciones, reclamos y actitudes de cierre de comunicación.
Hay una incapacidad para aceptar cualquier acuerdo que no implique tener la razón al 100%
Mayor probabilidad de agresión.
Cuando la frustración es alta y no se gana un argumento, la persona puede considerar a cualquier tipo de agresión como justificada para ganar la batalla.
Conductas de apego ambivalente.
Se castiga a la pareja dejándole de hablar, bloqueándola o alejándose de ella, pero al mismo tiempo crea una gran ansiedad su ausencia.
Parece que mientras el inflexible determine cómo y cuándo llevar la relación no hay tanto problema; cuando la pareja empieza a cansarse de ese juego macabro, se dispara la ansiedad.
Es complicado que alguien sano y equilibrado quiera quedarse en una relación con alguien que todo lo hace tan complicado.
Ser flexible no es ser permisivo o complaciente.
Tampoco se trata de dar siempre la razón al otro, sólo para evitar un conflicto. Pero sí tiene que ver con no hacer de una diferencia un problema y reconocer que hay más de una razón por las que las cosas pasan y más de una manera de hacer las cosas.
¿Qué podemos hacer?
Como he dicho, primero reconocer que, al menos en algún porcentaje, cada uno de nosotros es responsable de cómo está su relación. Hay que hacerse cargo de ese porcentaje y no del de la otra persona, que ese es su asunto.
Conocer qué otros caminos y posibilidades hay para relacionarnos, reconociendo, de ser el caso, lo ineficiente de la manera en que lo hemos estado haciendo. Una vez hecho esto, estar dispuestos a ponerlos en práctica.
Perseverar en nuevas actitudes, porque los avances y recaídas, o lo que conocemos como ensayo error, es parte de todo proceso humano.
No pienses tanto en el pasado, piensa en qué puedes hacer diferente para que tu siguiente relación te resulte más satisfactoria y duradera.
Para saber más:
Daks, J.S., & Rogge, R.D. (2020). Examining the correlates of psychological flexibility in romantic relationship and family dynamics: A meta-analysis. Journal of contextual behavioral science, 18, 214-238.
Törneke, N., Luciano, C., Barnes-Holmes, Y., & Bond, F. (2016). RFT for clinical practice: Three core strategies in understanding and treating human suffering. In R. D. Zettle, S. C. Hayes, D. Barnes-Holmes, & A. Biglan (Eds.), The Wiley handbook of contextual behavioral science (pp. 254–273). New York: Wiley Blackwell.