¿Por qué planeamos la venganza en la pareja? Mario Guerra, nuestro rockstar del amor, nos va a explicar todo lo que hay detrás de esto.
La venganza es un tema tan antiguo como la humanidad misma. Desde los duelos de honor hasta exponer las conversaciones privadas de una ex pareja en redes sociales, parece que el deseo de hacer pagar a quien nos ha herido profundamente es casi una necesidad biológica. Se siente natural, justificable, incluso necesario. Pero… ¿es realmente una solución o solo una forma de seguir atrapados en el dolor?
¿Por qué planeamos la venganza en la pareja?
La venganza no es solo un capricho emocional, tiene raíces profundas en nuestro cerebro. De hecho, la neurociencia muestra que cuando pensamos en vengarnos de quien nos traicionó, el sistema de recompensa del cerebro se activa, como si estuviéramos a punto de recibir un premio. Es como si tuviéramos un «Departamento de Recompensas Anticipadas» que se activa ante la idea de equilibrar la balanza después de una traición o deslealtad.
Pero ojo: eso no significa que sea una buena idea. Esa misma activación puede volverse adictiva y hacernos entrar en un ciclo de resentimiento y represalias sin fin. Además, lo que percibimos como justicia en medio de una crisis de pareja suele estar teñido por nuestras emociones y heridas, lo que significa que la venganza rara vez es objetiva o justa, y casi nunca reconstruye lo que se rompió.
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¿Te suena familiar?
Vamos a hacer un ejercicio rápido. Piensa en alguien que haya roto tu confianza de manera significativa, quizás una pareja que te fue infiel o que te mintió en algo realmente importante. Ahora, imagina que tienes la oportunidad de hacerle pagar… sin consecuencias. ¿Lo harías? ¿Publicarías esas conversaciones? ¿Le contarías a todos sus secretos? ¿Devolverías la infidelidad?
Si tu respuesta fue un sí inmediato, puede ser que tu impulso de venganza esté más relacionado con el dolor y la humillación que con la justicia. Si dudaste, puede que estés más en el lado racional.
Pero la verdadera pregunta no es si lo harías… sino ¿cómo te sentirías después? ¿Realmente sanarías esa herida que dejó la deslealtad? Y es aquí donde la ciencia tiene algo interesante que decirnos.
¿Realmente es liberadora?
Muchas personas creen que la venganza les dará paz, especialmente después de una traición amorosa. Piensan que «dando donde duele» lograrán equilibrar el dolor. Pero los estudios dicen lo contrario. La Universidad de Virginia realizó una investigación donde descubrieron que quienes se vengaban terminaban sintiéndose peor que quienes dejaban ir el conflicto. ¿Por qué? Porque en lugar de cerrar la herida de la traición, la venganza la mantiene abierta.
Es como si te arrancaras una costra una y otra vez esperando que sane. Creemos que el acto nos dará el cierre que necesitamos, pero en realidad solo prolonga la historia y nos mantiene atados a la persona que nos hizo daño. Esa ex pareja o persona que te ha lastimado siguen teniendo poder sobre nosotros, porque seguimos orbitando alrededor del dolor que nos causaron.
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¿Quién se venga y por qué?
No todas las personas sienten el mismo deseo de venganza cuando sufren una traición en pareja. Hay quienes simplemente se alejan del conflicto y siguen adelante, mientras que otros pueden pasar años planeando su «ajuste de cuentas».
Los estudios muestran que las personas con tendencia al narcisismo, baja tolerancia a la frustración o una fuerte necesidad de control son más propensas a buscar venganza. Para estas personas, la idea de haber sido engañadas o humilladas por su pareja es intolerable, por lo que necesitan recuperar el poder y restaurar su ego herido.
Pero también hay factores emocionales:
- Las heridas profundas de una infidelidad pueden hacer que la venganza se sienta como la única forma de sanar y recuperar la dignidad perdida.
- Las injusticias no resueltas, como descubrir que tu pareja llevaba años mintiendo, pueden hacer que la venganza se perciba como una forma de restaurar el equilibrio.
- El deseo de cerrar la historia con «justicia poética» hace que algunas personas piensen que solo vengándose podrán seguir adelante con su vida sentimental.
Sin embargo, la ironía es que quienes buscan venganza contra sus parejas o ex parejas rara vez sienten alivio… sino más vacío y a menudo, un nuevo ciclo de problemas.
La posibilidad de la reparación: ¿Es viable reconstruir la relación después de una traición?
Antes de entrar en estrategias para manejar el impulso de venganza, es importante reconocer que las relaciones pueden sanar después de una deslealtad significativa. La ciencia demuestra que muchas parejas no solo sobreviven a traiciones, sino que logran construir relaciones más fuertes y conscientes después de ellas.
La reparación no es un camino fácil ni inmediato, pero es posible cuando:
- La persona que causó el daño asume completa responsabilidad, sin justificaciones ni excusas
- Existe una genuina disposición a entender el dolor causado y a ofrecer una disculpa sincera
- Ambas partes están dispuestas a examinar qué dinámicas de la relación podrían haber contribuido a la situación
- Se establecen nuevos acuerdos y límites claros
- Hay un compromiso mutuo para reconstruir la confianza con paciencia y consistencia
La reparación no significa olvidar lo sucedido, sino integrarlo a la historia de la relación de una manera que permita el crecimiento y no el estancamiento en el resentimiento. Requiere tiempo, esfuerzo y, muchas veces, ayuda profesional.
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¿Qué hacer si sientes deseos de vengarte?
Si la venganza está rondando tu cabeza después de descubrir una infidelidad o una mentira importante, aquí hay algunas estrategias para redirigir esa energía sin quedarte atrapado en el resentimiento, ya sea que decidas reconstruir la relación o terminarla:
- Dale un nombre a lo que sientes No es solo «me quiero vengar», sino me siento traicionado, humillado, impotente o reemplazable. Saber exactamente qué estás sintiendo te ayuda a encontrar la verdadera raíz del problema. Las traiciones en pareja a menudo no duelen solo por el acto en sí, sino por lo que creemos que significan sobre nosotros. Ejemplo: En lugar de pensar «voy a hacer que se arrepienta de haberme engañado», pregúntate «¿qué es lo que realmente me duele de esta infidelidad?». Quizás descubras que lo que te lastima no es tanto el acto sexual sino la mentira sostenida o el sentirte no valorado.
- Cambia la pregunta En lugar de preguntarte: «¿Cómo le hago pagar su traición?», pregúntate: «¿Cómo me recupero de esto y reconstruyo mi vida, con o sin esta relación?». La venganza busca justicia en el otro, pero el verdadero poder está en cómo tú decides avanzar. Ejemplo: Cada vez que te sorprendas planeando una venganza contra tu pareja o ex pareja, detente y pregúntate: «Un año después de esto, ¿qué versión de mí quiero ser: la que dedicó meses a planear una venganza o la que construyó una nueva forma de relacionarse, ya sea en esta relación o en otra?».
- Escribe una carta de emociones… y destrúyela A veces, lo que necesitamos no es vengarnos, sino sentir que nuestra voz fue escuchada. Escribe todo lo que sientes sobre esa infidelidad o esa mentira, sin filtros, y luego rómpelo. Este ejercicio ha demostrado ayudar a liberar emociones atrapadas, especialmente el resentimiento que queda después de una traición romántica. Ejemplo: Escribe exactamente cómo te sientes, qué te dolió más, qué consecuencias ha tenido para ti descubrir su engaño. Luego, rompe la carta, quémala o bórrala. Notarás una sensación física de alivio que comienza a abrir espacio para la sanación.
- Pon el foco en ti, no en ellos. Cada minuto que pasas pensando en cómo vengarte de tu pareja o ex pareja es un minuto que sigues atado a esa persona. ¿De verdad quieres seguirle dando espacio en tu mente y energía? Enfócate en lo que puedes hacer por ti o por la relación, en lugar de lo que quisieras hacerle a ellos. Ejemplo: Cada vez que te descubras en un ciclo de pensamientos vengativos hacia quien te lastimó, anota cuánto tiempo pasaste en ellos y qué podrías haber hecho con ese tiempo para reconstruir tu autoestima, tu relación o tu vida. Verás que estás pagando un precio muy alto.
- Reescribe la historia Pregúntate: ¿Cómo quiero recordar esta experiencia en cinco años? ¿Como un momento que te hizo crecer y entender mejor tus necesidades en una relación, o como una historia de venganza de la que no saliste bien librado? A veces, la mejor venganza tras una traición es demostrar que puedes construir relaciones más sanas, ya sea reconstruyendo esta con nuevas bases o encontrando una nueva. Ejemplo: Piensa cómo contarías esta historia dentro de cinco años. ¿Quieres que sea «aquella vez que dediqué meses a vengarme de mi ex» o «aquel momento difícil que me enseñó lo que realmente necesito en una relación de pareja»?
- Considera el camino de la reparación consciente Si ambos están dispuestos, la reparación puede ser un camino más transformador que la venganza. Esto no significa simplemente «perdonar y olvidar», sino crear algo nuevo a partir de lo aprendido. Ejemplo: En lugar de planear cómo hacer sufrir a tu pareja por su infidelidad, pregúntate: «¿Qué necesitaríamos ambos para construir una relación más honesta y segura? ¿Qué acuerdos claros podrían ayudarnos a reconstruir la confianza paso a paso?» El camino de la reparación requiere valentía y consciencia, pero puede llevar a conexiones más profundas que las que existían antes de la crisis.
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El mensaje para llevar a casa
La venganza en una relación de pareja puede sentirse como justicia inmediata, pero muchas veces es solo una trampa disfrazada que prolonga el dolor. En lugar de quedarte atrapado en lo que tu pareja te hizo, enfócate en lo que tú puedes hacer por tu bienestar emocional.
Si alguien rompió tu confianza, ya te quitó algo una vez. No le des el poder de seguir afectando tu capacidad para confiar y amar. A veces, la verdadera victoria no es hacer sufrir a quien te lastimó, sino tomar decisiones conscientes: ya sea aprender a reconstruir la relación sobre bases más sólidas o sanar para desarrollar futuras relaciones auténticas y honestas.
La reparación, cuando es posible, requiere compromiso mutuo y un trabajo consciente. No toda traición significa el fin de una relación, pero tampoco toda relación debe mantenerse después de una traición. Lo importante es que sea una decisión tomada desde la claridad emocional y no desde el impulso vengativo o el miedo a la soledad.
Porque al final, la verdadera victoria puede tomar dos caminos igual de valiosos: ya sea reconstruir tu relación actual sobre bases más honestas o ser libre para amar de nuevo, sin el peso del resentimiento. En cualquier caso, es tu capacidad de superar la venganza lo que abre la puerta a un futuro mejor.
Especialista: Mario Guerra. Psicoterapeuta, tanatólogo, coach ontológico, hipnoterapeuta certificado internacionalmente, conferencista y nuestro rockstar del amor.
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