Max Kaiser
Fundador del Centro para la Integridad y la Ética en los Negocios (CIEN). Es autor del libro “El combate a la corrupción, la gran tarea pendiente en México”. Y coautor del libro “Bolívar, el niño presidente”
Twitter:@MaxKaiser75
Sólo hay decepción cuando hay expectativas. Y las expectativas que creó AMLO eran enormes. Su campaña giró en torno a cinco ejes:
primero los pobres
acabar con la desigualdad
acabar con la violencia
una nueva cultura de servicio público
acabar con la corrupción.
La campaña fue muy efectiva. Convenció a millones de personas en todos los sectores de la población. Y así, el 1 de julio de 2018 ganó legítimamente con una amplia mayoría.
Unos meses después, asumió el poder. López Obrador Recibió un país:
Con una economía mediocre pero estable
Las finanzas públicas más sanas en años
El Congreso más dócil de la historia democrática
Los medios de comunicación a su disposición todos los días
Los empresarios de México dispuestos a colaborar.
La lideresa del otrora sindicato más poderoso del continente estaba en la cárcel y los demás sindicatos en ruinas, administrados por viejos dinosaurios sin poder real.
La economía de Estados Unidos crecía y la inversión extranjera estaba dispuesta a creer en el nuevo proyecto.
Era dueño absoluto de su partido y tenía a la oposición en franca retirada, apanicados y sorprendidos por la derrota que acababan de recibir.
Ningún presidente en la corta historia de nuestra democracia tuvo condiciones tan favorables. En palabras del clásico, la tuvo, era suya, y la dejó ir.
¿Qué hizo en 18 meses de gobierno con todo eso?
Quemar todos los puentes
Destruir la confianza de propios y extraños
Violar sistemáticamente la Constitución y las leyes
Atacar instituciones fundamentales para la democracia
Destruir proyectos de inversión fundamentales y viables, a favor de otros inútiles e inviables
Atacar a medios de comunicación y opinadores que no le son cómodos
Apostar el presupuesto al rescate de un Pemex en ruinas y a programas clientelares que no generan crecimiento
Militarizar la seguridad pública y arriesgar el prestigio de nuestras fuerzas armadas con cientos de contratos de obra pública, por decir algunas cosas.
¿Cómo se ve México hoy, 2 años después? Van 10 elementos objetivos de evaluación:
Este año se calcula que habrá 10 millones de personas nuevas en situación de pobreza (CONEVAL)
La economía caerá entre -8 y -10% en términos de Producto Interno Bruto (BM)
Hay más de 53 mil víctimas de homicidio en estos 18 meses (Alrededor de 3,000 mil al mes, 100 al día, 4 cada hora), mientras el promedio de 2018 era 2,600 al mes
12 millones de personas perdieron su ingreso en un mes (INEGI)
Se pierden 8 empleos por minuto, hasta hoy (IMSS)
Salen miles de millones de pesos del país y la Inversión Fija Bruta está en su peor nivel en años
Morena, el partido en el poder, vive una guerra interna con acusaciones penales de lavado de dinero, entre ellos mismos, y al más alto nivel
Un presupuesto federal que es ya una ficción fiscal, con cráteres más grandes que la luna
Medios de comunicación y empresarios hartos de la situación del país, y más hartos aún de ser llamados enemigos de la transformación
Y la gran promesa, el combate a la corrupción, tiene cero resultados: cero sentencias relevantes, cero personas relevantes en la cárcel, cero ganancias de la corrupción recuperadas, cero redes de corrupción desarticuladas.
¿Hay buenas noticias?
Yo no las encuentro. No veo algún rubro relevante en el que se haya avanzado. Y del manejo desastroso de la pandemia, da para otro programa.
Hay dos grandes lecciones de todo esto.
La primera es que gobernar es una muy difícil y compleja responsabilidad. Incluso con las mejores condiciones se puede hacer un desastre, si no hay pericia, rumbo, proyecto, experiencia y capacidad.
La segunda lección es que siempre se puede estar peor. No hay un piso para la tragedia. Las cosas no mejoran sólo por haber llegado al peor lugar.
Estamos a tiempo de aprender, finalmente, de estas dos lecciones. Es momento de empezar a pensar en el proyecto de país que queremos. Es momento de construirlo, de ponerlo en blanco y negro, de soñarlo y de ponernos a trabajar para construirlo. No se construye solo, es momento de poner a las grandes mentes de México a trabajar.
