Pablo León nos va a explicar por qué es importante cuidar las emociones de las personas que nos rodean para tener relaciones tanto familiares, de pareja y de amigos mucho más sanas, todo con la responsabilidad afectiva.
De acuerdo con Psychology Today, una de las peores prácticas de cero responsabilidad afectiva es el ghosting (cuando alguien elimina completa comunicación contigo), y 42% de adultos entre 18 y 35 años han sido ghosteados por parejas sentimentales y de amistad.
En una encuesta que realizó la compañía YouGov para el sitio Huffington Post, el 11% de los participantes dijo haberle hecho ghosting a alguien y un 13% haber sido víctima de esta práctica. Según un estudio reciente de la firma de investigación GlobalWebIndex (GWI), un 30 % de los usuarios de aplicaciones de citas están casados, mientras que otro 12 % ya están en una relación.
Según datos de Statista, el 39% de la población mundial ha sido infiel y deshonesta con su pareja. Un estudio de Habbo realizado entre más de 125 mil adolescentes en el mundo reveló que más del 40 % de los jóvenes de entre 13 y 18 años le ha sido infiel a su pareja a través de Internet y más del 30 % ha mantenido más de una relación ‘on line’ al mismo tiempo.
¿Qué es la responsabilidad afectiva?
Es la plena conciencia del impacto que nuestras palabras y acciones tienen en los demás. Implica ser conscientes de que nuestros comportamientos tienen consecuencias en las emociones de los demás, ya sean positivas o negativas.
El concepto de responsabilidad afectiva no implica adaptarnos a los demás o poner sus necesidades por encima de las nuestras constantemente, sino sólo esforzarnos por construir relaciones más equitativas, respetuosas y transparentes. Esta conciencia es la que nos permite comunicarnos asertivamente, respetando al otro, y desarrollar la madurez necesaria para asumir nuestras responsabilidades e intentar corregir nuestros errores.
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El cerebro y la responsabilidad afectiva
Las personas con problemas en áreas cerebrales relacionadas con la empatía, como la corteza prefrontal y la amígdala, pueden tener problemas para desarrollar responsabilidad afectiva. Estas áreas son cruciales para regular las emociones y las respuestas sociales.
Corteza Prefrontal: Es esencial en la toma de decisiones, el control de impulsos y la empatía. Es responsable de evaluar las consecuencias de nuestras acciones y regular nuestras respuestas emocionales. Si hay una disfunción, las personas pueden tener comportamientos impulsivos y tener dificultades para empatizar con otros, lo que afecta su capacidad para desarrollar responsabilidad afectiva.
Amígdala: Es clave para el procesamiento emocional, especialmente en emociones como el miedo y la agresión. También está involucrada en la formación de recuerdos emocionales. Si hay una disfunción, puede llevar a respuestas emocionales desproporcionadas y dificultar la regulación emocional, lo que puede impedir que una persona responda adecuadamente a las necesidades emocionales de otros.
Interacción entre la Corteza Prefrontal y la Amígdala: Esta comunicación es crucial para una adecuada regulación emocional. La corteza prefrontal modula la actividad de la amígdala, ayudando a controlar respuestas emocionales intensas. Si hay una disfunción, se presentan dificultades para manejar emociones de manera efectiva y en falta de empatía y responsabilidad afectiva.
Sistema límbico: El sistema límbico es la base de distintas formas de afiliarnos y vincularnos, ya sea entre parejas o amigos. Áreas como la ínsula y la corteza del cíngulo anterior están relacionadas con la empatía o la insensibilidad emocional.
Neurohormonas como la oxitocina, la vasopresina y las hormonas esteroideas periféricas como el cortisol son importantes moduladores de la actividad límbica. Si hay alguna alteración nuestra forma de relacionarnos también se verá afectada.
Se ha descubierto que la materia gris de la ínsula está reducida en personas con trastorno de conducta, y que esta reducción es mayor en personas con menor empatía y comportamiento más agresivo. Las personas con baja empatía tienen una menor activación en las estructuras límbicas y paralímbicas durante el procesamiento emocional.
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¿Cuál es la diferencia entre responsabilidad afectiva y proyección?
La responsabilidad afectiva es la antítesis de la proyección psicológica. Cuando proyectamos pensamos en términos de: «Tú eres responsable de cómo me siento» o «Yo soy responsable de cómo te sientes tú». Como resultado, a menudo conduce a sentimientos de culpa, apego patológico, dependencia emocional y comportamientos controladores.
La proyección psicológica es un arma de doble filo. Podemos utilizarla para culparnos a nosotros mismos de las emociones de los demás o para culpar a los demás de cómo nos sentimos nosotros. En cambio, cuando pensamos en términos de responsabilidad afectiva, nos preocupamos por la felicidad del otro e intentamos aliviar su sufrimiento en la medida de lo posible, pero somos conscientes de que ese peso no recae completamente sobre nuestros hombros.
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¿Qué es la Irresponsabilidad afectiva o emocional?
Es la incapacidad para experimentar o comprender la emocionalidad y la consiguiente incapacidad para relacionarse emocionalmente con los demás. Esto puede manifestarse de muchas formas, entre ellas:
- Dificultad para conectar con los demás
- Incapacidad para mantener relaciones
- Volatilidad o inestabilidad emocional
- Emocionalidad excesiva (llanto, drama, etc.)
- Incapacidad para sentir empatía o compasión por los demás
- Incapacidad para responsabilizarse de las propias emociones o sentimientos
- Dificultad para aprender a hacernos cargo de nuestras propias emociones
Prácticas para ser más responsable emocionalmente
Desarrollar una comunicación asertiva: No existe una receta única, ya que la mejor manera de aprender a comunicarse de forma asertiva y ser más responsable afectivamente variará en función de tu personalidad individual y tu estilo de comunicación.
Algunas técnicas que pueden ayudar son: Empieza por identificar lo que te detona: ¿Qué te hace sentir que necesitas comunicarte de forma más agresiva? Ejemplos:
- La lentitud de las personas
- Cuando no te ponen atención
- Cuando alguien te contradice
- Cuando alguien no se explica de la manera que a ti te gusta
- Cuando alguien se mete en la fila del tráfico
Identificar esto, te ayudará a saber cómo reaccionar mejor, sobre todo en situaciones en las que generalmente tus emociones se ven rebasadas.
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Práctica cómo expresarte con calma y claridad
Puedes ponerlo en práctica tanto en situaciones de calma para que sepas cómo reaccionar cuando estás enojado y frustrado. Esto te ayudará a desarrollar el hábito de comunicarte de forma asertiva, en lugar de recurrir a la violencia o agresividad.
Aprender a llegar a acuerdos con quienes te rodean
El primer paso es tener claro lo que quieres:
- ¿Cuáles son sus aspectos no negociables?
- ¿Qué es lo más importante para ti en tus relaciones?
A continuación, piensa en lo que quieren los demás.
- ¿Qué es importante para ellos?
- ¿Cuáles son los temas que más les preocupan?
Una vez que conozcas bien los deseos y necesidades de ambas partes, será mucho más fácil llegar a un acuerdo. Ambas partes deben estar dispuestas a ceder y estar abiertas a nuevas ideas. Es importante comunicarse abierta y honestamente, y ser siempre respetuoso con los sentimientos de la otra persona.
Especialista: Pablo León. Cirujano especialista en psiquiatría y neuropsiquiatría. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores y jefe del laboratorio de psiquiatría experimental del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía.
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